La felicidad es como la mariposa

Cuento zen con moraleja

Recuerda: La paz, el silencio y tranquilidad, es el estado de la felicidad. El ser humano no alcanza la felicidad a través del deseo y de la comparación.

Imagen del cuento: La felicidad es como la mariposa

Cuento zen sobre la felicidad

Dijo el Maestro:

Si persigues la mariposa, se escapa. Si te sientas y esperas tranquilamente, se posa en tu hombro.

Entonces, ¿qué debo hacer para alcanzar la felicidad?

Dejar de perseguirla.

¿Y no puedo hacer nada más?

Sí. Puedes tratar de sentarte y esperar tranquilamente.

¡Si te atreves!

MORALEJA

El estado de paz, silencio, tranquilidad, es el estado de la felicidad. El ser humano nunca alcanza la felicidad a través del deseo y de la comparación, el ser humano alcanza la felicidad, solo al trascender el deseo y la comparación.

La propia naturaleza del deseo es permanecer infeliz. Hagas lo que hagas permaneces infeliz y esa es la naturaleza intrínseca del deseo. Así que, puedes sentarte en un árbol que conceda todos tus deseos, que no cambiará nada. Te darás cuenta de que por muchas veces que seas colmado por los deseos, ellos volverán a manifestarse, una y otra vez, infinitamente.

Alguien dijo: «La humanidad es lo más noble, y tengo la suerte de ser humano. Esta es mi primera alegría». Esto no es alegría. Es el placer proveniente de sentirse egoísta, de ser alguien. Y recuerda: esto no te llevará a la verdadera felicidad, porque en el fondo hay comparación. Si te estás sintiendo superior, en algún momento te podrías sentir inferior.

Una vez escuché a un hombre religioso, a un santo, a un santo muy conocido en la India, dar esta enseñanza a sus discípulos: «Busca siempre a las personas que no tengan tanto como tú, y te sentirás muy feliz. Si tienes casa busca siempre a personas que no tengan casa». Naturalmente, te sentirás muy feliz. «Si tienes un solo ojo, busca a las personas que están ciegas… te sentirás feliz». Pero ¿qué clase de felicidad es esa? ¿Y qué clase de religiosidad es esa? Además, no puedes prescindir de la otra cara de la moneda. Tú tienes un ojo; cuando miras a una persona ciega, te sientes feliz. Pero si te encuentras con una persona que tiene dos ojos hermosos, entonces ¿qué harás? Te sentirás infeliz. En lo que llamas «felicidad», la infelicidad está implícita.

No, a través de la comparación y el deseo nadie llega a la felicidad. La felicidad es un estado no comparativo de no deseo. No compares, ni desees.

Al comienzo todo deseo te proporciona muchas esperanzas, sueños; ese es el truco. Así es como eres atrapado. Si el deseo, desde el mismo comienzo te dijera. «Mantente alerta, te estoy llevando a la infelicidad», no lo seguirías. El deseo te promete la felicidad eterna, y te promete que con solo unos pasos llegarás. Te dice: «Simplemente, ven conmigo», esto te deslumbra, te hipnotiza y te promete muchas cosas, y tú, al estar sufriendo piensas: ¿Qué hay de malo en intentarlo? «Déjame probar un poquito también de este deseo».

Esto te conducirá a la infelicidad, porque los deseos en sí son un camino a la infelicidad. Por eso Buda dice: «A menos que dejes de desear, no podrás ser feliz». Y el deseo existe solamente cuando estás dormido, porque cuando estás despierto y alerta, los deseos no pueden engañarte, entonces ves a través de ellos. Entonces todo está tan claro que no puedes ser engañado.

Recuerda: La paz, el silencio y tranquilidad, es el estado de la felicidad. El ser humano nunca alcanza la felicidad a través del deseo y de la comparación, el ser humano alcanza la felicidad, solo al trascender el deseo y la comparación.