Esperando el tren
Cuento zen con moraleja
Hay mil situaciones en las que la vida se presenta con su ilógica y si el marido del cuento analiza con lógica la situación, seguramente todo acabará mal.
Cuento zen sobre la lógica
Una mujer telefoneó al constructor de su nueva casa para quejarse de las vibraciones que hacían temblar la estructura cuando pasaba el tren, tres calles más allá.
¡Ridículo!, le dijo. Pasaré para comprobarlo.
Espere hasta que el tren pase por aquí, dijo la mujer cuando el constructor llegó para la inspección. Porque casi me tira de la cama. Túmbese ahí en la cama y verá.
El constructor acababa de estirarse en la cama cuando llegó a casa el marido de la propietaria.
¿Qué está usted haciendo en la cama de mi mujer?, preguntó el marido iracundo.
El aterrorizado constructor tembló como una hoja y le dijo:
¿Se lo creerá si le digo que estoy esperando al tren?
MORALEJA
Hay mil y una situaciones en las que la vida se presenta con toda su ilógica y si el marido del cuento analiza con lógica la situación, seguramente todo acabará mal.
Míralo de esta forma, si de repente tu mente lógica se detiene, deja de funcionar. Si observas la vida te darás cuenta de que estás actuando ilógicamente cada día. Y que si insistes demasiado en la lógica, poco a poco te quedarás paralizado; poco a poco te irás alejando de la vida; poco a poco sentirás cómo se asienta en ti una cierta sensación de muerte. Un día u otro esta situación tiene que explotar: la división y la crisis nerviosa hará su aparición.
Esta división, en sí misma, es falsa. En la vida no hay nada dividido. La división solo existe en tu cabeza; los límites claramente delimitados solo existen en tu cabeza. Es como si haces un pequeño claro en el bosque; limpio, limitado por un muro, con césped, con algunos rosales, y todo en perfecto orden. Pero más allá de los límites está el bosque, esperando. Si no te ocupas del jardín durante unos días, el bosque entrará. Si dejas el jardín desatendido, después de un tiempo el jardín desaparecerá y el bosque regresará. La lógica está hecha por el hombre, igual que un pequeño jardín alrededor del bosque.
La mente lógica es como un pequeño jardín, hecho por el hombre, y la vida es un bosque salvaje. Más pronto o más tarde irás en contra de la vida y entonces tu mente quedará boquiabierta, caerá de bruces. Lleva tu mente hasta el extremo de la lógica y te volverás loco.
Recuerda que la lógica no es infinita, no puede ser infinita. En realidad, la lógica niega todo lo infinito, la lógica posee siempre un límite. Si piensas de forma lógica, y continúas pensando, te encontrarás con el límite de la lógica. Solo con lo infinito entra lo ilógico, con lo infinito entra lo misterioso y lo milagroso. La lógica teme siempre a lo infinito, le parece que es una vasta oscuridad, se mantiene siempre en un cielo despejado donde todo resulta seguro y sabes hacia dónde vas. Un paso a un lado y entras en lo salvaje y no sabes a dónde vas.