El gallo de pelea
Cuento zen con moraleja
Nada perturba la calma de tu espíritu. Relájate, no te esfuerces tanto, porque solo puedes hacerte consciente mediante la relajación, no con el esfuerzo.
Cuento zen sobre la calma
Había una vez un hombre que quería que su gallo de pelea fuera el más feroz. Para ello, se lo entregó a un entrenador. A las pocas semanas fue a verlo y comprobó que el ave cantaba menos fuerte.
Todavía no está listo, le dijo el entrenador.
Cuando lo visitó dos semanas más tarde, vio que su gallo apenas encrespaba las plumas del cuello y las alas.
No está listo todavía, repitió el entrenador.
Una semana después, encontró al ave mansa y dócil como un pollito.
¡Has arruinado a mi hermoso gallo de riña! Gritó el hombre.
De ninguna manera, replicó el entrenador. Observe su calma y seguridad. Apenas los demás gallos lo ven, huyen sin presentar pelea.
MORALEJA
Recuerda: Nada puede perturbar la calma de tu espíritu.
Relájate, no te esfuerces tanto, porque solo puedes hacerte consciente mediante la relajación, no con el esfuerzo. Mantente tranquilo, callado, en calma.
¿Qué es la tensión? Es tu identificación con toda clase de pensamientos y miedos que afectan a tu cuerpo, que te hacen intranquilo e inseguro. Tu cuerpo también se pone tenso, porque el cuerpo y la mente no son dos entidades separadas. El cuerpo-mente es un único sistema, así que, cuando la mente se pone tensa, el cuerpo también se pone tenso.
No tienes necesidad de calmar lo externo, solo tienes que ir a tu interior. El viaje al interior es suficiente; cuanto más profundices más calma se libera. Cuando llegues al centro estarás tan lleno de calma que hará que desaparezca todo ruido y temor.
Se está en calma cuando el intelecto está al servicio del alma.