Crecer con la crítica
Cuento zen con moraleja
A nadie le gusta que lo critiquen. Sin embargo, las personas exitosas extraen lo que es positivo de la crítica y la usan para mejorar o cambiar opiniones.
Cuento zen para crecer con la crítica
Érase una vez un filósofo a quien la gente tenía por un hombre de conocimiento objetivo. No pasaba un día en el que no acudiera a su puerta una multitud de personas en busca de consejo, de enseñanzas o de una simple reflexión de aquel venerable erudito. Y cada vez que el filósofo hablaba, la gente lo escuchaba absorta, como bebiendo cada una de sus palabras.
Pero había entre sus oyentes un desagradable individuo que no perdía ocasión de contradecir al filósofo. Había observado sus puntos débiles y se burlaba de sus defectos, para consternación de sus adeptos, que empezaron a mirarlo como si fuera lo peor de lo peor.
Un día, el crítico cayó enfermo y al poco tiempo, falleció. Y todo el mundo respiró aliviado. Externamente, reflejaban la debida compunción, pero en sus corazones estaban contentos, porque las inspiradas palabras del filósofo ya no serían interrumpidas, ni sus soflamas serían criticadas por tan irrespetuoso hereje.
Por eso la gente estaba sorprendida al ver al filósofo auténticamente compungido durante el funeral. Cuando, más tarde, un discípulo le preguntó si estaba entristecido por la muerte del necio crítico, él respondió:
No, en absoluto. Por quien estaba afligido era por mí mismo. Ese hombre era el único amigo que tenía. Estoy rodeado de personas que me veneran, pero él era el único que hablaba en mi contra. Y me temo que, desaparecido él, voy a dejar de crecer. Dicho lo cual, el filósofo rompió a llorar.
MORALEJA
A nadie le gusta que lo critiquen. Sin embargo, las personas exitosas pueden extraer lo que es positivo en la crítica y usarlo para mejorar o cambiar sus opiniones. Puede que la crítica no sea agradable, pero es necesaria. Cumple la misma función que el dolor en el cuerpo humano. Llama la atención de un estado de cosas no saludable.
La mente consciente a las críticas es receptiva a los juicios de las demás personas y, por lo tanto, constituye una fuente de creatividad e intuición. Pero recomiendo que guarden silencio ante las palabras de odio y de crítica sin juicio que no hablen en términos de hermandad.