La iluminación espiritual

El árbol de los deseos

Cuento Zen (321)

A un hombre le han contado que existe un árbol con la milagrosa facultad de hacer realidad todos los deseos del que se guarece bajo su sombra.

Este hombre, después de años de encarnizada búsqueda, encuentra ese árbol. Se sienta bajo él y piensa en una suculenta cena. De inmediato aparecen múltiples y maravillosos manjares.

Cuando se cansa de comer, imagina bellas mujeres. Aparecen entonces hermosas muchachas que le permiten satisfacer sus deseos. Ahíto de los placeres carnales, pide riquezas. Aparecen cofres llenos de joyas y monedas de oro. El hombre comienza a temblar, temiendo que vengan a robarle sus tesoros. Entonces, aparece una banda de sanguinarios ladrones que lo cortan la cabeza y se llevan todo cuanto había acumulado.

MORALEJA

Llevamos el infierno y el paraíso dentro de nosotros. El árbol (que representa el mundo) nos dará aquello que proyectemos en él.

Al comienzo todo deseo te proporciona muchas esperanzas, sueños; ese es el truco. Así es como eres atrapado. Si el deseo, desde el mismo comienzo te dijera. Mantente alerta, te estoy llevando al infierno, no lo seguirías. El deseo te promete el cielo, y te promete que con solo unos pasos llegarás. Te dice: Simplemente, ven conmigo, esto te deslumbra, te hipnotiza y te promete muchas cosas, y tú, al estar sufriendo piensas: ¿Qué hay de malo en intentarlo? Déjame probar un poquito también de este deseo.

Esto te conducirá al infierno, porque los deseos en sí, son un camino al infierno. Por eso Buda dice: A menos que dejes de desear, no podrás ser dichoso. Y el deseo existe solamente cuando estás dormido, porque cuando estás despierto y alerta, los deseos no pueden engañarte, entonces ves a través de ellos. Entonces todo está tan claro que no puedes ser engañado. ¿Cómo va a poder engañarte el deseo del dinero, cuando te diga: Serás muy, muy feliz cuando me tengas?

Observa a los ricos: también están en el infierno puede que sea un infierno rico, pero eso no lo hace diferente, un infierno rico es peor que un infierno pobre. Ahora han alcanzado ya el dinero y están simplemente en un estado de constante nerviosismo.

Recuerda: La vida en sí es una celebración, millones de felicidades en todo el universo, pero si tienes una actitud de deseos materiales, sufrirás, estarás en un constante infierno. Y estarás en un infierno, precisamente porque en todas partes existe el cielo. Crearás un infierno para ti, un infierno privado, porque la existencia misma es una celebración.

Llevamos el infierno y el paraíso dentro de nosotros. ¿Tú que camino eliges?