La iluminación espiritual

Autoayuda para no tener enfados

NOS MAS ENFADOS

4 preguntas para disolver todos tus enfados.

Hoy traigo 4 preguntas que nos permiten revisar la perspectiva con la que miramos la vida. Son 4 preguntas muy sencillas que, contestadas con total sinceridad, tienen la capacidad de deshacer los pensamientos que nos causan sufrimiento. Podemos usarlas para cualquier tipo de sentimiento. En mi caso, las he encontrado especialmente efectivas con la rabia, pues tienen la capacidad mágica de evaporar todos los enfados. Así de maravillosas son.

Antes de pasar a hacerte la introducción a este método, déjame que te comente una cosa. Estas 4 preguntas no las he inventado yo, las ha descubierto Byron Katie. Ella las ha nombrado El Trabajo. Si, cuando leas este artículo, te apetece profundizar en el tema, puedes comprar su libro Amar lo que es, donde está todo mucho más desarrollado, completo y ejemplificado

Ahora podemos entrar en materia.

El Trabajo está basado en la ley del espejo (aquí hay un libro que profundiza en este tema). Pero, por si no la conoces, te la explico: esta teoría sostiene que, todo aquello que no nos gusta de los demás es, en realidad, algo que no hemos trabajado en nosotras mismas. Por ejemplo, si eres madre y no soportas los enfados de tus criaturas, es una señal de que tienes que revisar tu propia rabia. Es decir, todo lo que sentimos es un reflejo de nuestra propia realidad interior.

Byron Katie lo explica de otra forma. Según ella, necesitamos construir toda una narrativa que sostenga nuestra historia personal. Es decir, si creemos que somos una pobrecita desdichada, vamos a tener que manipular toda la realidad con nuestros pensamientos para confirmar que somos una pobrecita desdichada.

Entendamos, por favor, que todo esto son mecanismos inconscientes que todas y todos hacemos. No obstante, el hecho de que sean inconscientes, no sirve como excusa para no trabajar en ellos. De hecho, según la autora, no son nuestros pensamientos los que nos causan el sufrimiento, es el apego que les tenemos, porque ellos confirman nuestra historia. Ellos definen quiénes somos. Con nuestras creencias, podemos ser pobrecitas desdichadas, mujeres exitosas en la vida o lo que nosotras queramos ser.

Para poder hacer El Trabajo necesitamos tres cosas:

Tener presente una creencia (o un pensamiento al que le tenemos apego, según Byron Katie). Una creencia es algo como: no tengo dinero, mi pareja no me quiere, mi jefe no valora mis proyectos o mis amistades no me respetan. Cada cual tiene las suyas.

Contestar a las preguntas por escrito. La escritura lo convertirá en algo tangible, nos permitirá observar con mayor facilidad los engaños que nos explicamos.

Ser totalmente sincera. En ningún momento tenemos que ser amables o espirituales respondiendo. De hecho, esa es la grandeza de este método, no nos obliga a rechazar nada. Somos nosotras mismas mirando nuestras creencias de cara y viendo lo que hay de verdadero en ellas.

Vayamos a las preguntas...

VERDAD

¿Es eso verdad?

Para confirmar si una creencia es cierta o no, tenemos que contrastarla con la realidad. Con la realidad objetiva. El problema es que nuestras creencias se basan en suposiciones, no en lo que está ocurriendo. El mundo y los demás tienen una existencia propia, independiente a la nuestra.

Imaginemos esta creencia: me siento enfadada porque mi pareja no me quiere. Para responder, uno de los consejos que da Katie es que nos preguntemos qué pruebas tenemos que lo demuestren. Una prueba podría ser: ya nunca me abraza y me da mimos. ¿Realmente esa es una prueba de que nuestra pareja no nos quiere? Si siempre ha sido una persona muy cariñosa, podemos pensar que sí, que esa es una prueba 100% verídica. Pues pasemos a la segunda pregunta.

ABSOLUTA VERDAD

¿Tienes la absoluta certeza de que eso es verdad?

Ay, Katie, nos has pillado. No podemos dar algo por válido así de fácil. Esta pregunta nos pide que volvamos a cuestionarnos la realidad. Si son ciertas esas pruebas o esas creencias que sostenemos. Porque la realidad es tal como es, tanto si nos gusta como si no.

Habíamos dicho que nuestra pareja no nos quería porque nunca nos abraza ni nos da mimos. ¿Cómo sabemos que eso es verdad? ¿Cómo sabemos que el motivo por el que no nos abraza es porque no nos quiere? ¿Tenemos la capacidad de leerle la mente? ¿Nos ha pasado alguna vez que nos hemos percatado de que llevábamos un tiempo sin atender a una persona a la que queremos porque estábamos en otros asuntos? ¿Puede estar pasándole eso a nuestra pareja?

Como en todas las preguntas, tenemos que escribir lo que realmente sintamos. Da igual si es sí o no. En el libro, además, podremos encontrar algunas recomendaciones para contestar estas dos primeras cuestiones si nos sentimos bloqueadas con ellas.

REACCIONES

¿Cómo reaccionas cuando tienes ese pensamiento?

Una vez hemos analizado la realidad, tenemos la oportunidad de fijarnos en nuestros sentimientos. Siguiendo con el ejemplo (mi pareja no me quiere), podríamos decir: cuando pienso esto, me siento angustiada y me alejo de él.

Aquí puede que empecemos a ver cómo estamos afectando a esa situación. Le empezamos a ver las orejas al lobo. Resulta que no todo es como creíamos, resulta que nosotras nos alejamos de nuestra pareja. O empezamos a atosigarle, que puede tener los mismos efectos desastrosos.

A veces, en la tercera pregunta, Katie incluye otras dos:

¿Puedes encontrar una razón para renunciar a ese pensamiento?

No nos pide que renunciemos a él, nos pide que profundicemos en la causa y el efecto interiores que ese pensamiento provoca en nosotras. La indagación consiste en advertir los pensamientos y ver cuál es la verdad para nosotras, no necesita que sacrifiquemos nuestras creencias.

Una buena razón para renunciar al pensamiento de nuestro ejemplo podría ser: no quiero sentirme angustiada, así que quiero abandonar ese pensamiento. Perfecto, ya lo tenemos.

¿Puedes encontrar una razón que no sea estresante para mantener ese pensamiento?

Si quieres renunciar a tu sufrimiento, tienes que renunciar al estrés. Así que no sirve cualquier razón, tiene que ser una que te mantenga tranquila.

Yo no encuentro ninguna razón plácida para seguir pensando mi pareja no me quiere.

AUTOCONOCIMIENTO

¿Quién serías sin ese pensamiento?

Tenemos que imaginarnos delante de esa persona y situación; tenemos que visualizar quién seríamos sin la historia que nos hemos estado contando. Cómo nos sentimos y qué preferimos.

Sin nuestras creencias estresantes, somos capaces de actuar con eficacia y sin miedo; nos convertimos en alguien que sabe escuchar; nos sentimos felices, agradecidas y confiadas con la vida; y nos damos cuenta de que no hay nada que tengamos que saber o necesitar, porque tenemos todo lo que sabemos y necesitamos aquí y ahora.

Si no pudiéramos pensar mi pareja no me quiere, yo imagino esta situación: podría escucharle, me sentiría respaldada por él/ella en todo momento, sería cariñosa y podría disfrutar de libertad en la relación. ¿No es maravilloso darse cuenta de esto? ¿Darse cuenta de que, sin ese pensamiento, nuestra realidad se vuelve diferente?

INVERSIÓN

Inversión, la guinda del pastel.

No acaba aquí el trabajo. Recuerda lo que te he dicho antes de la ley del espejo: lo que no nos gusta de los demás es porque remueve algo en nuestro interior que no tenemos del todo arreglado.

En esta parte, tenemos que darle la vuelta a la creencia para darnos cuenta de si sigue siendo verdadera cuando nos la aplicamos a nosotras mismas. Porque, mientras sigamos creyendo que el problema está en el exterior, no tenemos nada que hacer, nos convertimos en víctimas. Y las víctimas no pueden resolver sus malestares. Pero no queremos eso, ¿verdad?

Hay tres tipos de inversión: hacia una misma, hacia la otra persona, hacia lo opuesto.

Nuestras inversiones serían:

  • Yo no me quiero,
  • Yo no quiero a mi pareja,
  • Mi pareja me quiere o
  • Quiero a mi pareja.

Las dos últimas son inversiones hacia lo opuesto.

De todas las inversiones posibles, tenemos que encontrar aquella que tiene mayor significado para nosotras, aquella que sintamos como propia. Eso es aquello que tenemos que resolver o, en caso de que sea algo positivo, establecerlo como la historia que nos contamos. Personalmente, de todas las inversiones posibles, escogería la última: quiero a mi pareja. Escojo pensar que amo a esa persona y no que no me quiere. Porque imagino que contarme la historia de que estimo a alguien es mucho más placentero, amable y agradable que pensar todo lo contrario.

La grandeza de El Trabajo es que nos permite observar que lo único que podemos controlar es a nosotras mismas. No podemos controlar aquello que es externo. Así que este método, mediante el cuestionamiento directo de nuestras creencias, nos entrega el poder. Nosotras somos las únicas responsables de nuestro bienestar, así que lo que hagan o digan los demás no es asunto nuestro. Es asunto suyo.

Por lo tanto, en nuestra próxima discusión, dejemos de preocuparnos por lo que el otro hace o dice, y preocupémonos por la forma en la que hemos contribuido a generar esa situación.