El hombre humilde hace grandes cosas con insólita perfección, no se preocupa por su reputación, no desperdicia esfuerzos en defender.
El humilde recibe el elogio como un cristal limpio recibe la luz del sol. Cuanto más clara e intensa es la luz, tanto menos se ve el cristal.
THOMAS MERTON
LA HUMILDAD CONTRA LA DESESPERACIÓN