LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
Nuestra conciencia es profunda como el cosmos, está en relación con él. Si no se piensa, la conciencia se vuelve eterna y cósmica.
Si se hacen categorías, si se piensa demasiado, nuestra propia conciencia queda encerrada en los límites de nuestro pensamiento.
Tendremos paz si la luz interior es alimentada con pensamientos de amor.
Pensamientos de amor y perdón avivan y vigorizan todo el poder de la luz.
El hombre humilde hace grandes cosas con insólita perfección, no se preocupa por su reputación, no desperdicia esfuerzos en defender.
El humilde recibe el elogio como un cristal limpio recibe la luz del sol. Cuanto más clara e intensa es la luz, tanto menos se ve el cristal.