Sólo alcanzan la plenitud de la vida quienes asimilan y practican el perdón. Al perdonar a la persona que se dañó, no le estoy haciendo un favor a ella, sino que me lo estoy haciendo a mí mismo, porque la paz me inunda.
Perdonar es un acto liberador, exclusivo de los seres espiritualmente superiores. Si perdonamos, despojamos lo que no nos permiten amar en libertad.
CARLOS CUAUHTEMOC