El viejo puede madurar o envejecer - Humor

Veamos con el humor fino de Alejandro Jodorowsky porque el hombre viejo prefiere madurar a envejecer en un acertado cuento hindú y una sabia historia sufí.

ALEJANDRO JODOROWSKY

MADURAR Y ENVEJECER

Diferencia entre madurar y envejecer

Hay una gran diferencia entre madurar y envejecer, una enorme diferencia, y la gente siempre se equivoca. Creen que envejecer es madurar, pero el envejecimiento pertenece al cuerpo. Todo el mundo envejece, todo el mundo se vuelve viejo, pero no necesariamente maduro. La madurez es un crecimiento interior. El envejecimiento no es algo que tú haces, sino algo que sucede físicamente.

¿Qué quiere decir realmente madurar?

El ser humano nace para realizar la vida, pero todo depende de él. Puede perdérsela. Puede ir respirando, puede ir comiendo, puede ir envejeciendo, puede ir en dirección a la tumba, pero esto no es vida. Esta es una muerte gradual desde la cuna hasta la tumba, una muerte gradual de setenta años de duración. Y, debido a que millones de personas a tu alrededor están muriendo esta muerte lenta, gradual, tú también empiezas a imitarlos. Los niños lo aprenden todo de quienes tienen a su alrededor, y estamos rodeados de muertos.

Tenemos por tanto que entender qué significa para mí la vida. No puede ser simplemente envejecer; tiene que ser madurar. Y, estas son dos cosas diferentes. Cualquier animal es capaz de envejecer. Madurar es la prerrogativa de los seres humanos. Solo unos pocos reclaman el derecho.

Si realmente maduras significa que lo has conocido totalmente, y porque lo has conocido, el misterio se ha acabado, entonces no hay nada más que explorar. En ese conocer, toda la energía, la energía se transmuta en amor, compasión. Entonces das porque te embarga la alegría. Entonces el hombre mayor es el hombre más bello del mundo, el hombre más limpio del mundo.

No nos queda más remedio que envejecer; Si envejeces gozosamente, la vejez es hermosa por sí misma: está dotada de nobleza, plenitud, madurez y sensatez.

Veamos al mejor estilo de Alejandro Jodorowsky la felicidad de envejecer...

ENVEJECER FELIZ

Una forma sutil de exaltar a los viejos.

El inconsciente colectivo, atravesando el miedo a las decadencias física y espiritual, ha creado chistes en los que, de forma sutil, se exalta a los viejos. He aquí seis de ellos, además de un cuento hindú y una historia sufí, en los que el personaje de edad muestra una sabiduría y una delicadeza ejemplares.

NO CONTRADECIR

El hombre más viejo del mundo recibe la visita de un joven periodista, activo e impetuoso.

El joven periodista le pregunta:

  • Señor, ha logrado vivir una cantidad de años...
  • ¿Tiene un método?
  • Sí. Tengo un método.
  • ¿Y cuál es?
  • Algo muy simple: nunca contradigo a nadie.
  • ¿Sólo eso? ¡No es posible!
  • Sí, sí, no es posible.

El viejo nos enseña a ir a lo esencial sin malgastar nuestras energías en luchas y discusiones inútiles. Se dice la verdad a quien sabe escucharla. El silencio es la mejor respuesta para los oídos sordos. El gran maestro de la ceremonia del té Sen no Rikyu, al que ya citamos antes, dice en uno de sus poemas:

Es necio quien juzga sin estudiar.
Al hombre que lo desea verdaderamente,
con una profunda simpatía le enseño,
sin ocultar, los secretos del té.

EL ÉXITO

El hombre más viejo del mundo siempre ha tenido éxito en todo lo que ha emprendido.

El joven periodista le pregunta:

  • ¿Cuál es su secreto?
  • El secreto de mis éxitos es la paciencia con que hago lo que debo hacer.
  • ¿En verdad es eso?
  • ¡No me dirá usted que puede, por ejemplo, transportar agua en un colador!
  • Sí puedo, a condición de esperar pacientemente que el agua se hiele.

El viejo insinúa al joven que los principales ingredientes de toda realización son la paciencia y la perseverancia. Sin embargo, calla un valor que no ve en quien lo interroga: para insistir y perseverar hay que desarrollar una sólida confianza en uno mismo y en el valor de lo que se emprende. El amor a la obra sustituye el amor a los premios.

LA PALOMA

El hombre más viejo del mundo ha amasado una enorme fortuna.

El joven periodista le pregunta:

  • ¿Cómo la ha logrado?
  • Me enriquecí vendiendo palomas mensajeras.
  • ¿Cuántas vendió?
  • Una sola, que siempre regresó.

Podemos interpretar una enorme fortuna como un alto nivel de consciencia. El viejo nos enseña a lograr esto concentrando la atención, las fuerzas y la fe en una única finalidad. En lugar de cavar un centenar de pozos poco profundos, es mejor cavar uno solo hasta llegar al agua escondida.

EL PLATO

Un viudo está en su hogar con toda su familia, hijos, nueras, nietos. El jefe de su hijo viene a tomar café. Le han preparado un gran pastel. Todos están muy nerviosos, solo el viejo conserva la calma... Con gran ceremonia, las mujeres traen el pastel. Lo cortan, pero olvidan dar un trozo al viejo. Mientras los otros comen, el anciano de pronto alza su plato y dice humildemente:

  • Perdonad, ¿necesita alguien un plato limpio?

El viejo nos enseña a pedir ofreciendo. La mejor manera de aprender algo es comenzar a enseñar. Si queremos curamos, comencemos a sanar a los otros. Si queremos tener, comencemos por dar.

LA MIEL

Un viejo está invitado a cenar en casa de una dama muy avara. Ella le sirve una taza de té y una tostada cubierta con una fina capa de miel.

Viendo esto, el anciano le dice:

  • ¡Oh, señora, es usted muy generosa!
  • ¡Tiene una sola abeja y me ha dado toda su miel!

El viejo nos enseña a no criticar despreciando al otro, pues de ese modo solo conseguiríamos aumentarle las defensas. Es mejor revelarle su egoísmo interpretándolo como generosidad. No sintiéndose atacado, pero sí querido, el otro abrirá su corazón, conociendo el goce de dar...

LA SABIDURÍA

Un viejo acude a buscar a su nieto al colegio.

Una madre sale del lugar diciendo a su hijo:

  • ¡Niño descuidado, ve a lavarte las manos!
  • ¡Es horrible tenerlas sucias!

El abuelo dice a su nieto:

  • Muchachito, ve a lavarte las manos...
  • Es muy bello tener las manos limpias.

El viejo nos enseña a progresar mirando hacia lo positivo que nos ofrece el futuro, en lugar de recular hacia la meta desprendiéndonos de lo negativo del pasado. La primera actitud, luminosa, nos causa placer; la segunda, sombría, nos angustia.

CUENTO HINDÚ

La tradición de ese reino exige que los familiares lleven a los ancianos a una alta montaña, donde mueren de frío. El consejero del rey, llegado ese cruel momento, ama tanto a su padre que lo oculta en el sótano de la casa. Viene a visitarlo el monarca y el consejero le ofrece una suntuosa cena.

De pronto aparece un demonio que dice al rey:

  • Si no me contestas tres preguntas te llevaré conmigo a los infiernos.

Ésta es la primera pregunta:

  • ¿Cómo harías para pesar un elefante?

El rey no sabe qué responder porque no existe una balanza tan grande como para pesar a un paquidermo. El consejero baja al sótano y pide a su padre que le dé la respuesta.

Regresa y dice al rey al oído:

  • Pesar a un elefante, majestad, es muy simple.

Colocad al animal en una barca. Debido a su peso, el navío se hundirá un tanto en el agua. Marque con un trazo, en el casco de la barca, el nivel del agua. Desembarque en seguida al elefante y reemplácelo por piedras hasta que el trazo se sitúe en ese mismo nivel del agua que se había dibujado. Pese en seguida las piedras.

El rey queda encantado con la respuesta y se la repite al demonio.

Ésta es la segunda pregunta:

  • Si tienes dos víboras...
  • ¿Cómo puedes saber cuál es macho y cuál es hembra?

El viejo también proporciona la respuesta:

  • Las lanzo a un mullido tapiz.
  • La que se mueve mucho es macho.
  • La que se queda quieta es hembra.

Ésta es la tercera pregunta:

  • Tienes dos yeguas.
  • Una es la madre y la otra, la hija.
  • ¿Cómo saber cuál es la madre y cuál es la hija, si son idénticas?

El viejo aconsejó:

  • Hay que ponerlas frente a un pequeño montón de paja.
  • La madre es la que cede la paja a la otra.

El demonio se esfuma. El rey, encantado, agradece a su consejero las buenas respuestas que le ha dado.

Éste le confiesa:

  • No fui yo, sino mi anciano padre.
  • Lo tengo escondido en el sótano.

El rey le contesta:

  • Desde ahora queda abolida la ley que ordena matar a los ancianos, porque tienen la sabiduría.

En este cuento hindú, el viejo nos enseña a transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos adquiridos. Sin egoísmo, aceptando el rechazo prejuicioso de la sociedad, discretamente el padre ayuda al hijo. El hijo ayuda al padre manteniéndolo, con la transmisión de sus enseñanzas, activo en el mundo. Esto quiere decir que el anciano ha sido un padre comprensivo, presente; ha sabido no decepcionar el amor de su hijo, se ha hecho merecedor de su confianza. En lugar de conflicto, hay don y absorción de los valores familiares.

HISTORIA SUFÍ

Un obrero pierde su trabajo, cae en la miseria y junto con él toda su familia. Un día, en la calle, se encuentra con un viejo.

Éste le dice:

  • Soy un santo.
  • Si me albergas en tu casa, ni a ti ni a los tuyos os faltará nunca de comer.

El obrero le cree y se lo lleva a su hogar. El viejo, con la desaprobación de la mujer y los hijos, se pone a devorar las provisiones de la familia.

Una mañana muy temprano, la esposa dice a su marido:

  • Un nuevo día comienza y ya no tenemos nada que comer.
  • Expulsa a ese viejo parásito.

El obrero despierta al anciano y le dice:

  • Santo mentiroso: el gallo canta, un nuevo día comienza, tú estás aquí pero no tenemos nada que comer...

Responde, sonriente, el viejo:

  • Te equivocas: aún queda un gallo.

En esta historia sufí, el viejo nos enseña que si hay una posibilidad de triunfo, por mínima que sea, no podemos decir que la batalla esté perdida. Debemos seguir luchando hasta el final. Posiblemente el obrero encuentre en el vientre del gallo un gran diamante.

Suceden cosas inesperadas, tanto positivas como negativas.

En Texas, por ejemplo, un buen hombre salió a la calle y lo mató una vaca congelada que cayó desde un avión de carga. La realidad no obedece a esquemas petrificados, en cualquier momento podríamos encontrar un diamante en el vientre de un gallo o podría caernos una vaca congelada sobre la cabeza.

REFLEXIONES

Cuando hemos alcanzado un alto nivel de consciencia, con la edad y la renuncia a la seducción, desanudamos las amarras que nos ligan al cuerpo, y sin negado, sabiendo que es el templo donde hemos habitado, respetuosos dejamos de considerarlo nuestra identidad. A pesar de habernos programado para vivir una larga vida, sabemos que estamos ya mucho más cerca del fin que en años precedentes. Somos capaces de captar la hermosura del tiempo que pasa. Cada segundo de vida nos parece un regalo sublime.

Como los que sufren una enfermedad terminal, conscientes de que disponemos de un tiempo limitado, cesamos de atenernos a planes importantes: nos contentamos con lo que somos, no con lo que seremos; con lo que tenemos, no con lo que tendremos. Dejamos de apegamos a lo superfluo, permitimos que se esfumen las esperanzas, y al cesar las esperanzas cesa el miedo. Todo es un obsequio: las pequeñas satisfacciones, los sutiles mensajes de los sentidos, el cariño que nos baña como un bálsamo el corazón, los encuentros amables con otros seres humanos, la capacidad de servir de ayuda a los demás.

Cada día es un buen día.

Envejecer no es ni decaer mentalmente ni convertirse en una ruina. Si nos hemos preocupado de mantener la salud de nuestro cuerpo evitando drogas y alimentos nocivos o tomados en exceso; si nos hemos preocupado de hacer cada día un poco de ejercicio, de meditar o contemplar, de seguir aprendiendo cosas nuevas, de desarrollar frente a la impermanencia una plácida humildad conservaremos hasta el último momento la lucidez juvenil; gracias al estado angélico que nos produce la disminución del deseo sexual, la vejez es una maravillosa etapa de nuestra vida.

La vejez es quizá la mejor etapa... Libres de angustias, de ambiciones, de posesiones inútiles, de ilusiones irrealizables, del deseo de ser reconocidos; capaces de amar incluso a quienes nos detestan, de aceptar los ataques y las críticas con simpatía, de silenciar el intelecto, de abrimos en todas direcciones, de ayudar a los otros a liberarse del sufrimiento, aunque más presentes que nunca sabemos vivir como si ya hubiéramos desaparecido, gozar del supremo placer de crear artísticamente por amor a la obra y no por amor, al aplauso, de colaborar en la mutación de la sociedad, de trabajar por un mundo mejor y, sobre todo, de encauzar a los jóvenes hacia el despertar de la Consciencia.

La vejez va a lo esencial sin malgastar energías en luchas inútiles. Dice la verdad a quien sabe escucharla y su silencio es respuesta a oídos sordos.

Alejandro Jodorowsky