La iluminación espiritual

Trabajar para disimular el ocio y la pereza

POR: SOGYAL RINPOCHE

Imagen; Trabajar para disimular el ocio y la pereza; Sogyal Rinpoche

LA PEREZA

Estar en ocio muy prolongado, no es reposo, es pereza. Seneca

Hay que recordar algunas cosas. Si te sientes perezoso, no lo llames pereza. Escucha tu naturaleza; tal vez eso es lo que va contigo. Eso es lo que defino como una persona razonable. ¿Qué puedes hacer? Si la pereza te llega, entonces eso es lo que tienes que hacer. ¿Quién eres tú para decidir en su contra? ¿Y cómo puedes vencerla? Incluso en tu lucha serás perezoso. ¿Quién va a ganar? Serás derrotado constantemente, y entonces te sentirás desdichado sin necesidad.

La vida no es algo estático, nada lo es y si no seguimos avanzando es cuestión de tiempo que retrocedamos.

Una vez que conseguimos salir con la persona a la que amamos debemos continuar luchando por esa relación o al final se deteriorará, hay que luchar la vida cada día. Una vez que conseguimos el puesto de trabajo que tanto deseábamos, debemos seguir esforzándonos en hacer las cosas lo mejor posible, aprender y avanzar como profesionales o si no pronto estaremos obsoletos y terminaremos por perder ese puesto de trabajo.

Nuestro destino final no es un lugar en el que estar de vacaciones, no hay una meta en la que podemos decir lo he conseguido y se termina la lucha. La vida es una lucha constante del orden contra el caos y debemos esforzarnos en no permitir que se pierda todo lo que hemos conseguido.

Si tenemos un bellísimo jardín en el que hemos invertido muchas horas y al terminar de plantar y colocar todo decidimos no atenderlo más, en poco tiempo estará lleno de malas hierbas. El césped habrá crecido demasiado, los pájaros se habrán comido los frutos y todo se habrá perdido. La constancia es la clave, no debemos abandonarnos solo porque hayamos conseguido unas determinadas metas. El que deja de avanzar ya ha perdido, como en la fábula de la tortuga y la liebre.

Es muy diferente la Pereza del estado consciente de No Hacer. La pereza es una tendencia negativa de falta de consciencia, energía y propósito. El estado de no hacer es estar alerta y energético, es un estado vibrante en comunión con la vida, en completa calma y confianza.

Veamos el enfoque de la pereza por Sogyal Rinpoche...

DISIMULAR LA PEREZA

El trabajo, aunque esté siempre justificado, muchas veces solo es pereza. Es una forma de disimular la pereza de afrentar las responsabilidades.

Todos los seres vivos manifestamos una tendencia a evitar el desperdicio de energías; sobre todo si la actividad que se tiene que realizar no reporta un beneficio relativamente seguro.

Pero lo que se conoce como pereza es la apatía o negligencia que experimenta una persona cuando siente rechazo hasta para atender las acciones que son necesarias. Fernando Savater la define como: El congelamiento de la voluntad.

La pereza inclina al perezoso a pasarse el día holgazaneando bajo el sol, evitando todo tipo de trabajo o actividad útil, bebiendo y charlando con los amigos. El perezoso abarrota su vida de actividades compulsivas; satura de tal modo sus agendas, que no le queda tiempo para atender los verdaderos problemas de la vida.

En otras palabras, nos es muy fácil encontrar todo tipo de excusas para no enfrentarnos con lo que sentimos, con la naturaleza de nuestra mente. Lo profundo, lo vacío, lo que no está lleno de fáciles y rápidos estímulos nos aburre o nos aterra. Como escribió Pascal: no hay nada más difícil para un hombre que quedarse quieto sin hacer nada, y esto es el origen de la mayoría de sus problemas.

Un hombre de negocios desempeña varios empleos, cumple con diferentes horarios y calendarios, recibe y hace múltiples llamadas telefónicas, le da seguimiento a variados proyectos y programas; en fin que, aunque admite que es necesario dedicarle algún tiempo a las cosas trascendentes de la existencia, la forma como organiza su vida no da para más.

CONCLUSIÓN

Cuando el cúmulo de responsabilidades que deberíamos llamarles mejor irresponsabilidades, se utiliza como parapeto para disimular la pereza que se padece a cumplir con la obligación que todos tenemos de atender lo trascendente que la vida tiene.

La pereza. Ante todo: ¿qué hay de malo en la pereza? No confundamos la pereza con el ocio. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros somos perezosos e inclinados a ser indolentes, y por eso nos fustigamos para ser activos, convirtiéndonos de esa manera en más perezosos. Mientras más resisto la pereza, más perezoso me vuelvo.

Entonces, nuestra mente está ocupada con sus cosas como lo hace la mayoría. Es obvio que uno debe ocuparse de sí mismo a un cierto nivel tal como el nivel fisiológico o el nivel de cómo ganarse la vida. Pero a un nivel más profundo, al profundo nivel psicológico, el auto interés causa inacción, que es pereza.


Inconstante y fútil, el espíritu ordinario es la presa incesante de las influencias exteriores, de las tendencias habituales y del condicionamiento.

Sogyal Rinpoche


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