La respiración proceso vital del ser humano
Empieza con una inhalación por las fosas nasales, siempre debemos inhalar por la nariz, conducto adecuado para está función vital. Respira, vive.
ROLANDO LEAL
RESPIRAR ES VIVIR
Comenzamos con una inhalación y terminamos con una exhalación.
La vida humana en la materia comienza con una inhalación y termina con una exhalación. Esto significa que mientras tengamos vida estaremos respirando, y por lo tanto nuestra vida manifestada depende directamente del proceso respiratorio. La respiración es la primera función imprescindible para el buen funcionamiento orgánico. Todas las demás funciones están interrelacionadas entre sí y es por ello que dependen de la respiración para funcionar correctamente.
Es una función de nutrición tanto del reino vegetal como animal es un intercambio gaseoso entre un organismo y el medio ambiente, esta función vital permite la expresión de la vida orgánica y su interrelación con su entorno natural. La salud depende de una correcta respiración puesto que por medio de la respiración se vitaliza y purifica la sangre, y ésta es el sustento de las células del organismo, es por ello de vital importancia saber respirar.
LA RESPIRACIÓN ES FÍSICA, MENTAL Y ESPIRITUAL
Física en cuanto al proceso orgánico en sí, mental por la influencia sobre el sistema nervioso y el cerebro que a su vez sirve de expresión de los procesos psíquicos, espiritual en el sentido que puede realizarse a voluntad, conscientemente y no solo eso sino que influye en el despertar de la conciencia interna o superior del practicante.
PROCESO RESPIRATORIO
Empieza con una inhalación por las fosas nasales, siempre debemos inhalar por la nariz, es el conducto adecuado para esta función vital, sirve para normalizar la temperatura del aire del exterior por una parte, y por otra las vellosidades de los conductos nasales detienen impurezas del medio ambiente que luego son expulsadas durante la exhalación que también debemos efectuarla por la nariz, excepto en ejercicios respiratorios donde se permite exhalar por la boca para producir ciertos efectos especiales, esto lo estudiaremos más adelante.
El aire inhalado pasa por la cavidad faríngea y la laringe, de ahí se introduce en la tráquea viajando hacia los bronquios derecho e izquierdo, se distribuye por los bronquiolos que son como ramificaciones y de éstos pasan a los alvéolos pulmonares que son células de aire que se cuentan por millares en los pulmones. Aquí es donde se produce uno de los mecanismos más interesantes y maravillosos de la naturaleza: la vitalización y purificación de la sangre.
Mediante las exhalaciones se elimina el anhídrido carbónico y la sangre se purifica, y cuando inhalamos recibimos el oxígeno que a su vez es asimilado por la sangre vitalizándose, es por ello la importancia tan trascendente de la respiración. Es importante destacar la labor del diafragma, que es un músculo que se localiza entre el tórax y el abdomen, gracias a su contracción y dilatación permite la expansión de los pulmones y la absorción y expulsión del aire en los mismos. Ahora revisemos brevemente el funcionamiento del aparato circulatorio en su relación con la respiración.
- Del corazón sale la sangre por las arterias llevando la vitalidad a todas las células del organismo, de aquí pasa a los capilares que sirven de puente entre las arterias y las venas, a través de éstas la sangre regresa al corazón recogiendo todas las impurezas a su paso para que sean eliminadas en los pulmones mediante la exhalación.
- Cuando la sangre venosa llega al corazón es impulsada hacia los pulmones, y aquí se purifica y vitaliza; la purificación tiene lugar al producirse las exhalaciones y la vitalización cuando inhalamos el aire, así la sangre se transforma de venosa o impura en arterial o vitalizada, este proceso se llama hematosis, la sangre es mandada nuevamente al corazón, el cual continúa su ciclo vital enviando la sangre por las arterias para alimentar a todas las células orgánicas.
- La sangre se forma por la asimilación de las sustancias vitales de los alimentos que consumimos, pero se purifica y vitaliza gracias a la respiración. Es por ello la importancia de practicar ejercicios de respiración que nos ayuden a mantener este proceso natural funcionando en forma excelente; es decir si solo respiramos en forma normal no es suficiente para purificar y vitalizar la sangre.
La respiración es un proceso autónomo que puede ser voluntario también, con las respiraciones normales solo mantenemos el organismo, con ejercicios adicionales obtenemos grandes beneficios no solo en el nivel físico, sino mental y espiritual. En un período de 24 horas llegan a los pulmones alrededor de 17,000 litros de sangre, es un recorrido realmente asombroso y maravilloso. Si no respiramos profundamente entonces la sangre venosa al llegar a los pulmones no se purifica y no se carga de suficiente vitalidad, esto hace que la sangre esté maleada, y así prosigue su camino pero ahora no está cumpliendo plenamente con su misión, puesto que la sangre arterial que debería estar limpia y energetizada no lo está del todo y este proceso comienza a ocasionar disturbios en la fisiología del organismo, y así aparecen problemas de salud.
Esta deficiencia de oxígeno en la sangre aunado a sustancias perturbadoras que no se han eliminado, ocasiona que se presenten todo tipo de malestares y debilitamiento en el funcionamiento orgánico, y además influye todo esto en los procesos mentales a través del sistema nervioso, el cual se nutre como todos los aparatos y sistemas del cuerpo de la energía de la sangre; si el sistema nervioso y el cerebro no reciben su provisión necesaria de oxígeno no pueden funcionar adecuadamente y comienza a manifestarse una debilidad o irritabilidad en los nervios, que el individuo sufre innecesariamente y lo afecta en su desarrollo personal y en su vida de relación con sus semejantes.
A tal grado es este problema que si el sistema nervioso está funcionando mal, los procesos mentales son perturbados profundamente, se generan emociones negativas y pensamientos e ideas perturbadoras, que podrían evitarse si viviéramos más en armonía con las leyes naturales, cuidando la alimentación, la respiración, el ejercicio adecuado, el descanso y la higiene.
Modificar circunstancias en las que viven las personas.
No cambiar a las personas fuera de su contexto.