La iluminación espiritual

No pensar depende de usted

EL ARTE DE NO PENSAR

La familia, los amigos, la política o el trabajo (o su ausencia) hacen que nuestras mentes estén en un constante divagar. Algo tan simple como exponer un trabajo a unos compañeros o decirle lo que sientes a una persona especial puede ocupar de manera completa nuestros recursos cerebrales. Ideamos mil y una formas para salir airosos o lo mejor parados, pero parece que ninguna de esas opciones responde a la idónea.

Un modo perfecto para superar situaciones de este tipo es actuar de manera natural, tranquila y relajada. Si actuamos de este modo, nuestros interlocutores reaccionarán de manera igualmente tranquila y relajada. ¿Pero cómo podemos conseguir tal empresa? No pensar, tan simple como eso. Con lo de simple me refiero a lo fácil que es decirlo, pero en cuanto a hacerlo, ahí cambia el asunto.

Para de pensar y termina tus problemas. –Lao Tse–

Intentando no pensar

Llegados a este punto, les invito a que traten de no pensar en absolutamente nada durante un minuto. Busquen un lugar en el que nadie les moleste, tumbados o sentados, con la espalda recta y en una postura cómoda en cualquier caso. Ahora pongan la mente en blanco.

¿Qué tal ha ido ese minuto? Vaya…, se han acordado de que aún no han sacado a pasear al perro… ¡Qué mala pata! Si han tratado de no pensar durante ese minuto, a muchos de ustedes les habrá pasado algo de esto, ¿me equivoco? No se preocupen, es normal; el dominio de la mente es algo muy complejo.

Dicho esto, nuestro cerebro, así como los órganos de nuestro cuerpo, han de estar en funcionamiento las veinticuatro horas del día. De hecho, una de las razones por las que soñamos es para mantener nuestro cerebro en funcionamiento, pues hay quien dice que si no soñásemos moriríamos, pues a la mente le ocurriría lo mismo que a nuestro corazón en caso de dejar de trabajar, pero ese es otro tema…

Volvamos al asunto que nos concierne en este artículo. Existen trucos que nos ayudan a mantener nuestra mente en un estado de relajación total. Debido a que la mente ha de estar siempre pensando en algo, busquemos que ese algo sea lo más relajante posible. Os daré un par de trucos.

Pensar en algo que le haga disfrutar

Puede ser una playa paradisíaca, un bello parque, un delfín surcando las aguas cristalinas del Caribe (o las del Atlántico, que también hay que barrer para casa). Si tiene un lindo recuerdo de algún momento de su vida, puede ayudar el rememorarlo.

Céntrese en su respiración

Lo único que importa ahora en su vida es escuchar como su cuerpo inspira y expira aire, eso es todo lo que le debe importar. Probablemente, durante esta relajación, su mente se despiste y se vaya a pasear a otro tema, pero lo importante cuando esto suceda, es reconducirla y volver a escuchar su respiración.

Ahora podría relatar lo bien que se siente uno una vez realizado este ejercicio, pero no lo voy a hacer, dígamelo usted. ¿Se siente mejor? Sé que esto puede parecer aburrido si no lo ha practicado nunca, pero le invito a que lo intente y que compare cómo estaba antes de practicar el ejercicio y cómo está después.

Tal vez otra duda le asalte al lector, ¿cuánto tiempo practicarlo? Un minuto al día puede ser suficiente, aunque no se lo crea. En el caso de decidir este tiempo, quizás el primer día no note un cambio radical o una sensación de paz absoluta, pero conforme lo vaya practicando día tras día, irá mejorando su técnica y con ello los resultados. Si usted dispone de quince minutos al día, también podría reconsiderar el usarlo para relajarse de este modo. No pensar depende de usted.