La causa de una vida anterior
Si las causas de las situaciones actuales no fueron sentadas en está vida, entonces lo han sido en una o varias vidas anteriores en nuestro interior.
DIETER POTZEL
SOBRE LA HORA Y LA FORMA DE LA MUERTE
El Periodista: Sí, ¿pero como es posible esto?El Teólogo: Como vicario evangélico luterano durante mi formación como pastor, fui responsable una vez de un funeral. Una mujer joven, y ya en los últimos momentos de su embarazo, fue asesinada durante un asalto; también el niño en el seno materno murió. ¿Qué causó esto en las personas afectadas? ¿Cómo podían seguir viviendo después de ello? ¿Y cuánto me afectó todo a mí mismo? ¿Estaba yo realmente en condiciones de ser un interlocutor compasivo para parientes y amigos?
La mujer y su asesino se conocían. Pero según lo que se pudo averiguar, y lo que yo sabía, ella no le había hecho nada, lo que habría podido establecer una relación con el asalto. El hombre enmascarado quería el dinero, según declaró, y se transformó en asesino cuando la mujer lo reconoció detrás de la máscara.
En ese entonces yo aún no conocía la ley de la Siembra y cosecha, y también las declaraciones de los parientes y amigos de la víctima mostraban que ellos tampoco pensaban en esa dirección.
¿Cómo se puede ayudar a todos los participantes? Una apreciación al respecto: Si se parte de la base de que el alma de la asesinada sigue viviendo en el Más allá, ¿sería una ayuda para ella si los parientes y amigos en la Tierra caen en la desesperación o el odio y no pueden salir de este estado?
Entretanto conozco a personas que han sufrido un golpe del destino y para los cuales el saber de la ley de Siembra y cosecha y de la reencarnación constituyó un verdadero consuelo, aún cuando no sabían en detalle cuáles eran las causas de lo que les acaeció.
El padre de un niño discapacitado me dijo un vez que él se habría desesperado si no hubiera podido creer que este destino tenía una causa y un sentido. Así aceptó mejor la tarea que la vida le impuso, y creció interiormente con ella.
El Periodista: ¿Un golpe del destino tiene que ver entonces con una vida anterior?
El Teólogo: Si las causas de las situaciones actuales no fueron sentadas en esta vida, entonces lo han sido en una o varias vidas anteriores. Las causas o lo que hemos introducido en nuestro interior, en nuestra alma, nos arrastran hacia ciertos lugares y hacia determinadas personas. También el momento del nacimiento y de la muerte, y cómo éstos se producen, tienen que ver con nuestras vidas anteriores. Las condiciones de vida entre medio también tienen que ver con la meta que p. ej. se ha propuesto un alma en el Más allá para su próxima vida. Con esto vale: ¿Aprovecha ella la oportunidad para ser de corazón más feliz y hacer más felices a otros, o añade a su existencia nuevas causas negativas y aumenta con esto el complejo del sufrimiento?
El Periodista: ¿Se pueden predecir sucesos en la vida de una persona?
El Teólogo: La vida se desarrolla según determinadas premisas, a decir, lo que uno ha introducido en su propio interior, la propia siembra. Pero el ser humano siempre tiene varias posibilidades para decidirse. Por esto sin duda se pueden mostrar posibles desarrollos, pero sucesos individuales no se pueden predecir. Porque ninguna persona puede saber de antemano qué decisión tomará otra. Y también visto retrospectivamente, como ser humano uno apenas puede captar por qué una determinada muerte se ha producido de esta manera y en este momento, y por qué el destino no ha tomado otro camino. Tan amplias y diversas pueden ser las relaciones que están en juego.
LA PALABRA PROFÉTICA
El Periodista: Si el ser humano muchas cosas prácticamente no las puede captar, ¿de dónde sabe usted sobre este tema?
El Teólogo: Una gran parte fue manifestada por el mundo espiritual a través de un profeta. Los profetas de los tiempos antiguos y de hoy día podrían ser un tema para una publicación extra. Como teólogo reproduzco con mis propias palabras lo escuchado. Hasta que he llegado a esto, primero he sometido todo a prueba durante varios años, de manera que a esto he añadido posteriormente mis propias experiencias.
Como estudiante de teología, desde un momento dado no creí más en verdaderos profetas de Dios y en revelaciones. Teología, dicho en palabras simples, era para mí el estudio del pensamiento humano sobre Dios. Para mí solo existían distintas imágenes de Dios, con las cuales se podían tener determinadas experiencias. También Jesús de Nazaret, según mi creencia de entonces, tenía solo una manera determinada de comprender a Dios, con la cual pudo ayudar a muchas personas. Sin embargo, sobre Dios mismo, para mí que con esto no se había dicho nada. Durante mis estudios yo me sentía como una persona que pensaba de forma materialista, porque solo me parecía cierto lo que estaba frente a mis ojos, y ser cristiano y ser ateo no era necesariamente para mí una contradicción.
Pero la persona de Jesús de Nazaret me ocupaba constantemente. También tenía respeto por determinadas cosas de las cuales no entendía nada. Si me movían, buscaba una explicación satisfactoria y comenzaba a probar esto y aquello. De esta manera, la realidad que existía detrás del mundo visible se me fue acercando más.
No obstante, de lo que hablo aquí proviene en gran parte de conocimientos espirituales de que he oído y no de una visión interna de mundos invisibles. En este sentido solo soy un teólogo, como otros compañeros de profesión también, y doy a conocer algunas informaciones tal y como yo mismo las he recibido. En relación a esto quiero referirme, entre otras cosas, al libro Esta es mi palabra - Alfa y Omega. El Evangelio de Jesús. La manifestación de Cristo, que el mundo no conoce, Würzburg 1991.