LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
Todas las criaturas se sienten o pueden sentirse satisfechas de sí mismos, excepto el hombre; lo que demuestra que su existencia no esta limitada a este mundo como la del resto de las cosas.
¿Por qué cazáis a las criaturas de Dios, que son más nobles que vosotros?
Somos criaturas frágiles, y es a partir de esta debilidad, no a pesar de ello, que descubrimos la posibilidad de la verdadera alegría.
El hombre puede verse obligado a exterminar criaturas dañinas. No está bajo una compulsión similar para sentir ira o animosidad.
De todas las criaturas de Dios, solo hay una que no puede ser amarrada. Es el gato.
De todas las criaturas de Dios, sólo hay uno que no puede hacerse esclavo de la correa. Ese es el gato. Si el hombre pudiera cruzarse con el gato, mejoraría el hombre, pero se deterioraría el gato.
Sólo el hombre puede dejar de ser completamente hombre. Puede ascender o caer por debajo del nivel de la más baja de las criaturas.
Las nuevas criaturas sintientes llenaron las profundidades invisibles, la gloria y la rapidez de la vida corrieron en la belleza de las bestias.
No te hagas presente a las criaturas si quieres guardar el rostro de Dios claro y sencillo en tu alma; mas vacía y enajena mucho tu espíritu de ellas y andarás en divinas luces, porque Dios no es semejante a ellas.
El hombre bueno y leal que permanece sereno en medio de la agitación del mundo, el que ama como a sí mismo a todas las criaturas de la tierra, ese hombre alcanza al Ser Inmortal, y el verdadero Dios está con él.
Ese Dios indeterminado toma millares de formas a los ojos de las criaturas: Es puro e indestructible.
Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando magníficas criaturas, seres salvajes cuyos alaridos rompen esta campana de cristal.
Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza? ¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo? ¿Castrar al potro Dios? Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando magníficas criaturas, seres salvajes cuyos alaridos rompen esta campana de cristal.
Inteligencia apropiada para desempeñar un oficio, conducta ejemplar en la sociedad, virtud pareja a la del príncipe, talento suficiente para servir al estado, todos ellos atributos que hacen a un hombre tan orgulloso como esas pequeñas criaturas.
¡La Tierra cuida y sostiene a todas las criaturas! ¡Así ama Dios!
Los seres humanos no solo no somos los reyes de la creación ni las criaturas más inteligentes del Universo, sino que ni siquiera somos los reyes de este planeta, ni las criaturas más inteligentes de la Tierra.
Todas las cosas han sido creadas de la nada; por eso su verdadero origen es la nada, y en la medida en que aquella noble voluntad se inclina hacia las criaturas, cae con éstas en su propia nada.
Si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera.
Las criaturas que habitan en esta tierra ya sean personas o animales – están aquí para contribuir, cada una a su manera particular, a la belleza y la prosperidad del mundo.
¿Cómo es que nuestro planeta Tierra, que es sólo un reflejo de lo que hay en los cielos, puede tener tanta variedad de vida, tantas criaturas curiosas y emocionantes?
El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer es el más sublime de los ideales. Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar.
La lucha está justo aquí, en esta Tierra. Somos criaturas humanas. ¿Quién sabe lo que nos aguarda o la clase de poder que podemos llegar a tener?
Los significados, los valores, la moral y el buen vivir deben relacionarse con hechos acerca del bienestar de las criaturas conscientes.
Si un hombre no está dispuesto, por propia y libre voluntad, a ser la última de las criaturas, no hay salvación para él.
Al tratar con la gente, recuerda que no estas tratando con criaturas de lógica, sino con criaturas de emoción.
La propiedad más notable del universo, es que ha dado lugar a las criaturas que puedan hacer preguntas.
Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas.
El alma es la misma en todas las criaturas vivientes, aunque el cuerpo de cada uno es diferente.
Es hora de poner fin a la cruel masacre de ballenas y dejar solas a estas magníficas criaturas.
Para las criaturas pequeñas que somos, la vastedad es tolerable sólo gracias al amor.
Mi cuerpo no será una tumba para otras criaturas.
ALAN WATTS
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