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Citas Afán


Afánate por la Inmortalidad.

Los teólogos se han afanado, las mas de las veces, por hallar la forma de arrancar de las Sagradas Escrituras sus ficciones y antojos y avalarlos con la autoridad divina.

La tristeza proporciona una especie de refugio reflexivo frente a los afanes y ocupaciones de la vida cotidiana.

Si quieres ser rico, no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.

El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada.

Al pan lo trae la verdad y a todo lo que necesitas. El mañana no interesa. El traerá nueva experiencia porque a cada día le basta con su propio afán.

La mayor parte de los hombres, incluso en este país relativamente libre, se afanan tanto en innecesarios artificios y labores absurdamente mediocres, que no les queda tiempo para recoger los mejores frutos de la vida.

La meta no tiene afán para que la tortuga llegue.

Desde que ando todo el día entre la gente y veo lo que hacen y como se afanan, estoy mucho mas contento de mi mismo.

Las contradicciones ya no existen para mi. Por doquiera que voy, en el me afano.

Que el trabajo no tenga otro afán que el conocimiento.

Me afano por todo, aunque estoy ausente de todo afán.

Alcanzado el conocimiento, déjese el afán. El afán de la flor es el fruto; cuando el fruto madura, la flor se marchita.

Aquel que vive corporalmente siempre esta sediento, porque el objeto de sus afanes es imperfecto, aunque siempre surgen en el, y cada vez mas hondas, estas palabras, donde van fusionados el amor y el sacrificio: el es esto; esto es el.

De alguna manera el sueño expone y revela algunos de tus deseos y afanes mas escondidos. Por eso, los sueños son de gran ayuda en el proceso de conocerse y descubrirse a uno mismo.

La vida es fácil si se vive el día, cada día, sin pensar en los ayeres ni afanarse a los mañanas.

Ciertas personas, en el afán de querer construir un mundo donde ninguna amenaza externa pueda penetrar, aumentan exageradamente sus defensas contra el exterior y dejan su interior desguarnecido.

Miro las herramientas, el mundo que los hombres hacen, donde se afanan, sudan, paren , cohabitan.

Sabía usted que los sentimientos más comunes pueden ser ansiedad, miedo, tristeza, depresión, duda, desesperanza, soledad, apatía, afán, inseguridades, etc.

Sabía usted que las personas materiales en su afán de poder y control por lo general terminan por deshacerse de quienes consideran sus competidores y enemigos.

Sabía usted que cuando usted esta dormido no tiene afán.

Sabía usted que en este contexto la vanagloria es la presentación de una aparente imagen; de brillar en el mundo, de tener afán por el éxito y ser más destacado que los demás.

Sabía usted que cuando nos afanamos e identificamos con el pasado o en una proyección desmedida en el futuro, en realidad estamos atrapados en un tiempo psicológico de la mente.

Sabía usted que la fascinación es un forma de encantamiento la cual nos mantiene afanados en las actividades de la vida diaria, auto-limitándonos con pensamientos ordinarios.

Sabía usted que la diferencia entre los pensamientos ordinarios y los grandiosos, es que unos están inmersos en la fascinación del afán diario y los otros pueden ir creando otra realidad.

Sabía usted que debemos saber que al apegarnos a este mundo y a todos sus afanes diarios, nos estaremos perdiendo de todo el Universo completo y su verdadera grandeza.

El hombre no es un producto de las circunstancias. Sus pensamientos son los arquitectos de sus circunstancias. Un hombre de carácter construye una vida en cualquier circunstancia. Se afana y persevera firmemente. Camina hacia adelante con bravura.

Puede ser que el Buda, Jesús, Mahoma, Lao Tse, Sócrates, Pitágoras, Confucio, San Francisco de Asís y tanto otros maestros de la humanidad, no hayan coincidido en su visión sobre cual es la verdadera naturaleza del Universo, pero en cambio si fueron muy similares sus preceptos éticos y sus propuestas de acción mundana. Todos ellos coincidieron en que la persecución de bienes materiales por si misma era un objetivo errado promoviendo todos ellos, en cambio, formas de vida más austeras que apunten prioritariamente a la búsqueda de la auto-realización espiritual y el vínculo virtuoso con el mundo circundante. De diferentes maneras y lenguajes, todos ellos expresaron que mientras nuestros afanes persiguieran logros materiales exclusivamente, ello nos llevaría al desastre. Y es casualmente hacia allí adonde estamos dirigiéndonos.

Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Zygmunt Bauman en su libro Trabajo, Consumismo y Nuevos Pobres intenta explicar cómo los gobiernos de los países, en su afán de tener un crecimiento económico, han orillado a la gente a someterse a un régimen fabril, anulando sus costumbres, implantando patrones de conducta en las fabricas, los hospicios y los asilos para pobres, dejándole como disyuntiva única trabajar o morir.

¿Dónde está el problema? Que los científicos dicen ‘Teoría de la evolución’ y ‘Teoría de cuerdas’, cuando esto es un sinsentido. La teoría de cuerdas es realmente la ‘hipótesis de cuerdas’. Las razones por las que esto pasa son varias, pero muchas veces se debe al propio afán del investigador de darle más renombre a lo que hace. Con esta práctica generamos confusión en el lego, que puede pensar que si llamamos igual a las dos cosas es porque hay la misma evidencia disponible a favor de la relatividad que de la existencia de multiuniversos, por ejemplo.

Con afán de resumir, algo vale la pena de ser tenido en cuenta si es lógicamente contrastable. Es decir, si podemos idear una forma en la que la idea podría ser confirmada o disconfirmada. En este punto es una idea respetable, susceptible de ser protociencia. Por ello, las locuras metafísicas u oscurantistas no pueden apelar al derecho que tiene toda idea de una oportunidad de ser valorada. No todo lo interesante es cientìfico, pero lo ideal es que las cosas sean lógicamente susceptibles de serlo, como mínimo.