La iluminación espiritual

Están manipulando su mente defiéndase

¿POR QUÉ NOS ESTÁN FUMIGANDO?

Circula por la red que estamos siendo fumigados desde aviones con productos o virus elaborados originalmente para la guerra química que afectan a cultivos y personas con el fin de hacer enfermar o morir a parte de la vegetación o de la población, y hasta pueden verse documentales con títulos como ¿Por qué nos están fumigando?

Circula por la red que se usa también tecnología militar para actuar sobre los cerebros mediante la emisión de ondas que pueden dar a quien las recibe la impresión, entre otras, de oír voces en su cabeza. Sabíamos desde hace mucho de los experimentos llevados a cabo con toros bravos cuyos impulsos se controlan electrónicamente mediante un implante en su cerebro, o de los anuncios subliminales en cines o en la televisión para inducir al espectador a comprar esto o lo otro, y ¿por qué no? a pensar esto o lo otro. También se tiene conocimiento de que vagabundos estadounidenses son implantados para controlarlos electrónicamente y obtener de ellos las informaciones que se precisen.

Como es habitual, los gobiernos se afanan en negar o disimular estas barbaridades bautizándolas como paranoias o teorías de la conspiración inventadas por esos malos chicos anti sistema. Y por escuchar a los gobiernos y a sus medios de comunicación muchas personas son escépticas a las contra informaciones, pues también estamos siendo masivamente programados para aceptar como verídicas solamente las informaciones oficiales. Esto es parte de la manipulación, pero no terminan ahí las cosas.

La programación de las conductas

Los enemigos de la verdad desde su altos sillones y nula moral se afanan en estudiar a los seres humanos para comprender mejor sus puntos débiles y las motivaciones de sus conductas, y hasta han desarrollado la corriente psicológica del Conductismo para dirigir a la gente hacia las metas que se han propuesto. El conductismo es tan execrable como cualquier totalitarismo, porque aspira a anular la personalidad libre de cada individuo para acomodarla a las pautas de conducta que precisa el Sistema practicando la política del palo y la zanahoria. Así- aunque haya muy escasas excepciones-, los medios de comunicación, la psicopedagogía, las aulas o las manifestaciones culturales se encuentran impregnados en mayor o menor medida de esa psicologia que produce, entre otros efectos devastadores, falta de creatividad, falta de libertad real, olvido de lo esencial y entronización de lo anecdótico, lo banal, lo que mantiene entretenido al personal, pero que de ninguna manera le ayuda a tomar conciencia plena de la realidad, ni, por supuesto, de la realidad de sí mismo. Esto se quiere evitar a toda costa.

Con la práctica de esta especie de castración mental, corrientes de pensamiento renovador alternativo son tachadas de los planes de estudio desde hace mucho tiempo en las escuelas y universidades; personalidades del mundo científico son perseguidas o difamadas cuando se trata de ir contra los intereses de las grandes multinacionales; jueces son apartados de sus funciones cuando anteponen Justicia a Derecho; gentes honradas son obligadas por muy diversos modos de presión a someterse para realizar actos que van contra sus conciencias, aunque eso no les exime de su parte de responsabilidad. Todos conocemos ejemplos de esta índole. Y el mundo degenera sin cesar en todos los campos del pensamiento y de la vida. Sin embargo, eso puede detenerse, y solo lo podemos hacer cada uno de nosotros como células de un gran cuerpo colectivo, pues como ocurre en cualquier cuerpo, solo células sanas mantienen la salud, y si es impensable un cuerpo sano con células enfermas o débiles, ¿acaso no sucede lo mismo en el cuerpo social?

Neuronas peligrosas circulan por el cuerpo social

Ahora el Sistema solo quiere técnicos y renuncia a la verdadera cultura, que es la cultura que libera; a la filosofía, porque es un revulsivo del pensar condicionado que pretende; al arte, al que degenera apoyando a los mediocres-, y por supuesto, abomina de la espiritualidad, a la que sustituye por religión.

En lugar de todo lo que boicotea o degrada coloca a diario la llamada cultura de masas= manipulación mental colectiva o pedagogía de la banalidad, el politiqueo, ese engendro que llaman arte contemporáneo y alguna que otra religión que convenga para dominar.

Los dirigentes mundiales están empeñados en olvidar el lado derecho del cerebro- y eso que son de derechas- y en crear mundos cibernéticos habitados por gentes sin criterio propio atrapados en las redes que se les tienden para ser dominados y dirigidos hacia donde mejor convenga a los dirigentes.

Resulta obvio que ante problemas que desbordan nuestra capacidad de resolver, deberíamos mirar en busca de soluciones que nos fortalezcan y den ánimos para no formar parte del rebaño conformista o de algún bando de derrotados/ manipulados. Y no esperemos que eso nos lo solucionen las siglas de un partido u otro, o una de esas religiones oficiales, porque todos ellos forman parte del mismo juego de dominar, separar y atar y por eso manipulan informaciones, pensamientos y emociones. Sin embargo, tampoco terminan ahí nuestras posibilidades de ser manipulados, porque existe otra clase de influencias a poco que nos descuidemos: son las influencias astrales. Por vía telepática podemos ser controlados por almas de difuntos afines a nuestro modo de pensar y ser, que intentan a través nuestro llevar a cabo propósitos que no pudieron realizar mientras vivían entre nosotros.

Defensa anti manipulación

Propongo, pues, como terapia sanadora, mirar hacia nuestro propio interior para reformar lo que en él no sea bueno y justo para uno mismo y para los demás con la infalible ayuda de los Mandamientos y el Sermón de la Montaña como guías de pensamiento y acción. Porque ¿acaso se puede construir un mundo mejor sin que seamos mejores sus habitantes? ¿Podemos aspirar a ser libres y a formar sociedades libres a la vez que estamos atrapados por manipuladores? ¿O hemos de esperar a recibir el toque de varita de alguna hada madrina que nos resuelva nuestro modo de pensar, sentir y actuar para hacernos buenos por arte de magia y transformar nuestro mundo en un santiamén?

Ya no podemos esperar mucho para decidirnos.