Deseo y reencarnación
Los Maestros enseñan que renunciar a nuestros deseos, es fórmula astuta para evitar el peligro de volver a quedar atrapados en los nodos planetarios.
JEBUNA
QUE NOS ATA A ESTE MUNDO
El ciclo de reencarnaciones tiene un causal.
Después de morir tu mayor deseo es quien provoca la siguiente reencarnación, explico, es como salir de viaje, detenerse en cada lugar a saciar deseos, fumar, beber, comer, descansar, mear, etc., así mismo, al morir, emprendes tu viaje con una ruta trazada por un causal del karma. En el recorrido, tu espíritu tendrá varios tipos de cargas energéticas, pero también la energía de tu mayor deseo, energía, que si es muy poderosa, será atraída por los nodos donde se concentra tu avidez. Por ejemplo, si el amor es tu mayor energía, serás atraído por un nodo donde reine el amor, pero si tu amor es absoluto, ya no serás atraído por un nodo planetario, sino, que serás fusionado en la fuente suprema del amor.
Los grandes Maestros han enseñado que renunciar a nuestros apegos, a nuestros deseos, a lo mundano, es fórmula astuta para poder trasmutar evitando el peligro de volver a quedar atrapados en los nodos planetarios. Algo parecido le pasa al estudioso, al que navega por internet para sus investigaciones buscando el tema de interés. De un momento a otro puede quedar atrapado por el video del momento, o por los otros miles de atracciones que seducen a nuestro ser. Así, pierde al instante el norte, la intención primaria, la misión de su ser. El deseo lo atrapa, lo ata.
Las palabras de Jesús hablan por sí solas, son ellas las que dan el aura de santidad al iluminado, sus palabras, tienen peso y son hiladas con mucha sutileza, es como si el Maestro presintiera que cierta religión tergiversaría sus palabras... qué rico dar garrote, pero hoy, es mejor que sigamos con el tema. Jesús dice: Es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos. Más simple no puede ser, el deseo a la riqueza es por excelencia la energía atrapa bobos, ese deseo del dinero sí que tiene seres reencarnando. Caen seres deseosos de volver a Dios inocentes de la causa que se los impide, pero su deseo de riqueza es tanto, que vuelven a quedar aferrados a la rueda de la reencarnación una y otra vez hasta que sea consciente que es lo que lo atrapa y que es lo que lo libera.
En estos momentos y en algún lugar del universo, se elaboran cuerpos evolutivos, propios para contener y atraer energías que ambulan ávidas por alguna manifestación material para saciar sus deseos. Su liberación dependerá de lo consciente que sea del deseo y del control que ejerza sobre él. Esta eterna lucha del espíritu contra la materia se gana solo al examinar conscientemente el deseo. Piénselo, ni aquí en esta reencarnación ni en ninguna reencarnación, el deseo se ha visto nunca colmado ni satisfecho. Nunca ha sucedido ni nunca sucederá, porque va contra la naturaleza propia del deseo. El deseo no puede ser colmado, porque su misma naturaleza es quedar insatisfecho y se proyecta en el futuro. Siempre está en el horizonte, al cual nunca llegarás porque cuando llegues a donde llegues, verás que el horizonte ha retrocedido. Y la distancia entre tú y el horizonte seguirá siendo exactamente la misma.