La iluminación espiritual

El valor de la existencia

Cuento Zen (34)

He aquí un cuento del místico de Calcuta Ramakrishna:

Érase una vez un rey al que un sacerdote solía leerle todos los días las enseñanzas de los libros de sabiduría. A terminar la lectura, el sacerdote le explicaba el texto y decía:

Oh, rey, ¿has comprendido lo que he dicho?

Pero el rey nunca respondía sí o no, sino que se limitaba a decir:

Más vale que primero lo hayas comprendido tú.

Lo cual afligía siempre al pobre sacerdote, que se había pasado horas preparando su lección diaria para el rey y era consciente de que sus explicaciones eran perfectamente lúcidas y claras.

Pero el sacerdote era un sincero buscador de la Verdad. Y un día, mientras se hallaba meditando, comprendió de pronto el carácter ilusorio -la realidad relativa- de todas las cosas: casa, familia, riquezas, amigos, honor, reputación y todo lo demás. Y lo vio con tal claridad que en su corazón se apagó todo deseo de semejantes cosas. Entonces decidió dejar su patria y emprender una existencia de asceta errante.

Pero antes de marcharse le envió al rey el siguiente mensaje:

¡Oh, rey, al fin he comprendido!

MORALEJA

En estos mundos donde reina la dualidad, todo existe en relación: todo es relativo, no algo absoluto, sustancial.

Por ejemplo: tú eres pobre, yo soy rico. ¿Es algo sustancial o solo una relación? Puede que yo sea pobre en relación con otra persona, y puede que tú seas rico en relación con alguna otra persona. Incluso un mendigo puede ser rico en relación con otro mendigo; hay mendigos ricos y mendigos pobres. Un rico es pobre en comparación con otro más rico.

Si tú fueras pobre, ¿sería tu pobreza existencial o solo una relación? Es un fenómeno relativo. De no existir nadie con el que relacionarte, ¿qué serás? ¿Rico o pobre?

Piensa: de pronto toda la humanidad desaparece y te quedas solo en la Tierra; ¿Qué serás: rico o pobre? Simplemente, serás tú, ni rico ni pobre, porque ¿cómo comparar? No hay un Rockefeller con quien compararse. No hay mendigos con los que compararse. ¿Serás guapo o feo cuando estés solo? Ninguno de los dos; simplemente serás tú. Sin nada con lo que compararte, ¿cómo vas a ser feo o guapo?

Y así con la belleza y la fealdad, la riqueza y la pobreza, y con todas las demás cosas.

¿Eres sabio o tonto? ¿Tonto o sabio?: ¡Ninguno de los dos! Así que Buda dice que todas estas cosas existen en relación. No son existenciales.

Son solo conceptos.

¡Y estamos tan preocupados con cosas que no son! Estás demasiado preocupado de si eres feo. Estás demasiado preocupado de si eres guapo. Y te preocupas por algo que no existe.

Algo relativo no es. Es solo una relación, como si hubieras dibujado algo en el cielo, una flor de aire. Incluso una burbuja en el agua es más sustancial que las relatividades. ¿Quién eres si estás solo? El ser alguien, llega en relación con alguien. Eso significa: ser nadie es estar en la naturaleza; ser nadie es estar en la existencia.

Y estás solo, recuerda. La sociedad solo existe fuera de ti. En lo profundo de tu interior estás solo. Cierra los ojos y mira si eres bello o feo: ambos conceptos desaparecen; en tu interior no hay belleza ni fealdad. Cierra los ojos y contempla quién eres. ¿Respetado, no respetado? ¿Moral, inmoral? ¿Joven, viejo? ¿Negro, blanco? ¿Amo o esclavo? ¿Quién eres? Cierra los ojos y en tu soledad caen todos los conceptos. No puedes ser nada. Entonces surge el vacío; todos los conceptos han sido anulados. Solo permanece tu existencia.