Las parábolas de Jesús
Cuento zen con moraleja
¿Por qué Jesús hablo constantemente en arduas parábolas? Porque las parábolas deben ser acertijos que te desafíen y, a través de este desafío, tú creces.
Cuento zen sobre las parábolas
El maestro le explicaba al alumno que Jesús habla constantemente en parábolas. Y le insistía que realmente Jesús quiere confundirte, porque está hablando de algo inefable, escurridizo, arcano. Está hablando de lo misterioso. Debe dejar intervalos para que tú los rellenes.
Recuerda mi pequeño alumno: Las parábolas deben ser como acertijos que te desafíen y, a través de este desafío, tú creces.
MORALEJA
¿Las parábolas son una técnica deliberada?
¿Por qué Jesús hablo constantemente en arduas parábolas?
Nunca puedes ir más allá de la técnica, estás demasiado obsesionado con la técnica. Para ti, todo se convierte en una técnica. Esta es la manera en que Jesús es, no es cuestión de técnica. Él no está siguiendo una técnica determinada, no es un seguidor de Dale Carnegie, nunca ha leído el libro «Como tener amigos e influir en la gente». No está siguiendo una técnica, no era un americano.
En América, todo se ha convertido en una técnica. Como ser amistoso, hasta eso hay que aprenderlo. ¿Está el hombre tan absolutamente perdido que hasta la amistad tiene que ser aprendida?
Deben aprenderlo todo. Creo que tarde o temprano tendrán que aprender a respirar. Es posible, porque hacen muchas cosas de la misma manera. Tienen que preguntar como dormir, como relajarse. Un día, estas fueron cosas naturales, tal como respirar. Ve y pregunta a un primitivo; simplemente se reirá si le preguntas: ¿Cómo duermes tan profundamente?
Te contestará: ¡Qué pregunta tan tonta! Simplemente, apoyo la cabeza y me duermo. No hay un cómo hacerlo. Pero tú dirás: Aun así, debe haber un truco, porque me esfuerzo mucho y no pasa nada. Debes conocer un secreto que escondes. No está escondiendo nada; así es como sucede. Simplemente, apoya su cabeza y se duerme. No hay intervalo entre estos dos estados.
Un día u otro, el hombre va a preguntar como respirar; y entonces, si dices: Solo respira; no hay un cómo hacerlo, no te creerá. Como amar, como vivir, como reír, como ser feliz, todas estas son cosas simples, y no necesitas ningún como. Estas son cosas naturales, no son técnicas.
Así es Jesús. Ama la forma en que dice sus parábolas. ¡La ama! Sabe que tiene una habilidad intrínseca para decir parábolas.
Una parábola no es aritmética. No debe ser demasiado clara; de lo contrario, se pierde el propósito. Debiera ser una persuasión, no un anuncio. No debe razonar, porque entonces se pierde el propósito, entonces, ¿por qué no discutir, para que decir una parábola? No debe dar pruebas, debe solo dar indicios; y eso también, no completamente. Solo unos pocos indicios para desafiar a tu ser, para que te pongas alerta.
Jesús habla en parábolas por muchas razones. Pero esas razones no son técnicas. Puedes pensar en ellas, pero no son técnicas. Simplemente, esto le sucedía en forma natural, era un buen narrador.
Pero puedes pensar acerca de los motivos por los que hablo en parábolas. El primero: se pueden decir grandes cosas si creas un drama a su alrededor. Si las dices sin drama, quedan planas. Es por ese motivo que las historias tienden a permanecer, a vivir para siempre. Las grandes enseñanzas pueden desaparecer, pero las parábolas de Jesús permanecerán. Se quedan cerca de ti, se convierten en una luz que te rodea constantemente.
Nunca olvidas una hermosa historia. Es tal como si cantas una hermosa canción, la recordarás mejor que si fuese prosa. Si es poesía, se recuerda mejor. De algún modo, encaja con la cualidad más profunda de tu mente, Si es una parábola, si hay un drama en ella, tiende a adherirse a ti. Vendrá una y otra y otra vez; se convertirá en luz interior.