Muertos enterrando muertos

Cuento zen con moraleja

Los que no conocen el sabor del presente serán muertos enterrando muertos. Si viven en él, estarán siempre aquí, en la vida misma; en todo lo que hay vida.

Imagen del cuento: Muertos enterrando muertos

Cuento zen sobre los verdaderos vivos

Jesús un día pasaba junto a un pescador justo a la salida del sol. El pescador había lanzado sus redes al lago y Jesús puso la mano en su hombro y le dijo, ¿Vas a desperdiciar toda tu vida pescando? Puedo enseñarte algo mejor para pescar. Te haré un pescador de la vida. El pescador miró a Jesús como si un imán le estuviera atrayendo, luego tiró su red y siguió a Jesús.

Cuando acababan de salir del pueblo uno se les acercó corriendo y le dijo al pescador, Tu padre ha muerto. Acaba de morir, así que vuelve a casa.

El pescador cuando pretendía marcharse pidió permiso; le dijo a Jesús, Déjame que vaya a casa. Volveré pronto. Tengo que enterrar a mi difunto padre.

Jesús le dijo, Deja que los muertos entierren a los muertos. No tienes por qué ir; sígueme. Hay muchos muertos en el pueblo. Ellos enterrarán a tu padre.

MORALEJA

Para Jesús, estamos muertos porque nunca hemos saboreado la vida, nunca hemos saboreado el presente, la existencia. Vivimos en el muerto pasado y seguimos proyectando este pasado ya muerto en el futuro. Cuando se dice que el mundo entero es una ilusión, se quiere decir que el “mundo del hombre” es una ilusión, no el mundo en sí.

No sabemos nada del mundo. Hemos creado nuestro propio mundo mental. Todo el mundo tiene su propio mundo, este mundo de pasado y de futuro. Por eso cuando se dice que este mundo es falso, se refiere a “tu mundo”, no al mundo. Y cuando “tu mundo” deje de existir, conocerás al verdadero mundo, estarás ¡vivo!.

Si caminas por la calle: trata simplemente de caminar, no hagas nada más. Parece simple, pero no lo es. Parece que todos lo hacemos, ¡no es así! Cuando caminas, tu mente está haciendo mil cosas más, eres un muerto en vida. Soluciónalo, ¡vive!, acompaña cada paso. Simplemente camina.

Recuerda: Cuando camines, simplemente camina. Cuando escuches, simplemente escucha. Permanece por completo en lo que haces, no permitas que tu mente se pierda en otras cosas. Y es una experiencia maravillosa por qué. De repente, el presente irrumpirá. En tu mundo de sueños, el mundo de la realidad penetrará. Y si alcanzas ese destello, aunque sea por un solo instante, te volverás una persona distinta. Entonces sabrás algo del aquí y ahora que está a tu alrededor y que te lo estás perdiendo. Te lo estás perdiendo debido solamente a un hábito mecánico y uno no puede hacer otra cosa que tratar de no ser mecánico.

La mente mecánica tiene el hábito de enterrar muertos. Y si se obedece a la mente, es síntoma de que estás muerto. El alma debe gobernar la materia, en el instante en que centras tu alma en un hábito mecánico, este se detiene porque un hábito mecánico se nutre de tu inconsciencia. La fuerza de voluntad no funciona aquí. ¡El ser consciente sí! Y acuérdate de la diferencia: con la fuerza de voluntad comenzarás a luchar contra el hábito y, si tratas de luchar contra el hábito, lo has aceptado de hecho. Cuando te digo que lo hagas conscientemente, quiero decir que no has de luchar contra el hábito.

¿Quieres pertenecer al mundo de los vivos?

Si caminas por la calle: préstale toda tu atención. Hazte uno con el caminar; sé consciente de lo que estás haciendo. Primero la pierna izquierda, luego la derecha; se mueven. Siente cada instante conscientemente. Permanece en el momento, no le permitas a tu mente el que se centre en otra parte. Si la mente se distrae debido a viejos hábitos, tráela de nuevo. No te sientas frustrado. Si la mente se distrae, no digas, “Es imposible, no puedo hacerlo”. ¡No! Haz que tu mente regrese. Inténtalo de nuevo, y antes o después empezarás a sentir ciertos instantes, por muy escasos que sean, en los que conocerás el sabor del presente. ¡Qué sabor tiene el presente! Y una vez sientas el presente, estás junto a las puertas de la Existencia. Puedes entrar en Ella.

Pero no conoces el sabor del presente. No lo has probado nunca, nunca has vivido en él, ¡nunca!, te lo digo. Y está siempre aquí. Es la vida misma; es todo lo que hay en la vida.

Jesús dijo que estamos simplemente muertos, ¡sin vida!

Pero si eres hombre valiente. Si eres capaz de dejar atrás a los muertos, puedes alcanzar verdaderamente la vida. Si eres hombre valiente, debes soltar todo lo que ha muerto en el pasado.