La iluminación espiritual

El mendigo condicionado

Cuento Zen (334)

Al ver a un banquero salir de su despacho, un mendigo le dijo: ¿Podría usted darme diez centavos, señor, para una taza de café?

El banquero sintió lástima de aquel hombre, que tenía un aspecto verdaderamente deplorable, y le dijo: Aquí tiene un dólar para que se tome no una, sino diez tazas de café.

Al día siguiente, el mendigo se encontraba de nuevo en las escaleras del despacho del banquero y, cuando este salió, el mendigo lo molió a golpes.

¡Pero bueno...!, dijo el banquero, ¿qué está usted haciendo?

¡Usted y sus malditas diez tazas de café! ¡No he podido dormir en toda la noche!

MORALEJA

Si no actúas con conciencia; todo lo que hagas será el resultado de un mecanismo mental y sin dudarlo te tomaras esas diez tazas de café. Puedes ejercitar ese mecanismo mental y empezará a funcionar de esa manera; todo es cuestión de condicionamiento. La mente funciona como un reflejo condicionado. ¡Serás un autómata!

La humanidad ha estado haciendo eso por miles de años. Casi el noventa y nueve por ciento de la gente hace eso; simplemente volver a condicionar su cuerpo y su mente. Pero la conciencia no tiene nada que ver con eso. La conciencia no es un nuevo hábito; la conciencia consiste en vivir la vida siendo conscientes, no reducidos a un hábito, no poseídos por un mecanismo; más allá del mecanismo.

Cada niño es hipnotizado desde la más tierna infancia. Así es como tiene lugar el condicionamiento; así es como te formas una mentalidad. Puede que tus padres no lo sepan, puede que tus profesores no lo sepan, puede que tus sacerdotes no sepan lo que están haciendo: están practicando técnicas hipnóticas que le darán al niño un mecanismo mental para adaptarse al condicionamiento social.

Hay que sacar de la hipnosis a estas personas, para que se liberen de lo que la sociedad les ha impuesto; solo entonces, su mente será limpia, joven, fresca, recién nacida.

Recuerda: en una mente consciente, no hay lugar para los condicionamientos.