El conocimiento
Cuento zen con moraleja
La Iluminación se asemeja al conocimiento porque hay consciencia, y es distinto de la ignorancia, porque la ignorancia es absoluta ausencia de consciencia.
Cuento zen sobre el conocimiento
Un periodista se acercó respetuosamente al discípulo y le pregunto:
¿Cuál es el sentido de la vida humana?
El discípulo consultó las palabras escritas de su maestro y, lleno de confianza, respondió con las palabras del propio maestro: La vida humana no es sino la expresión de la exuberancia de Dios.
Cuando el indagador se encontró con el maestro en persona, le hizo la misma pregunta; y el maestro le dijo: No lo sé.
MORALEJA
Sin conocimiento responder: «no lo sé», exige honradez. Con conocimiento responder: «no lo sé», exige tener una mente mística capaz de saberlo todo a través del no-saber. Pero el discípulo dice: Yo lo sé. Lo cual requiere ignorancia, disfrazada de conocimiento prestado.
Por lo tanto, la ignorancia en cierto modo es felicidad porque en ella nadie es consciente de sus problemas. Pero uno tampoco es consciente de su dicha. Se asemeja a estar en un estado de coma. No hay sufrimiento, no hay ansiedad, porque los problemas no existen cuando estás dormido. Con el conocimiento uno empieza a darse cuenta de muchos problemas y entonces sobreviene el sufrimiento. Este sufrimiento continuo a menos que uno también trascienda el conocimiento.
Esos son, pues, los tres estados de la mente humana. El primero es la ignorancia en la cual eres dichoso, pero no eres consciente de ello; el segundo es el conocimiento en el cual eres consciente y dichoso. En cierto sentido la Iluminación se asemeja a la ignorancia y en otro se asemeja al conocimiento. En cierto sentido se parece a la ignorancia porque es dichosa, y contraria al conocimiento porque no contiene sufrimiento. En otro sentido se asemeja al conocimiento porque hay consciencia y es distinto de la ignorancia porque la ignorancia es una absoluta ausencia de consciencia.
La Iluminación es gozo consciente. El conocimiento es un camino, un viaje. Has abandonado la ignorancia, pero aún no has alcanzado la Iluminación. Estás a medio camino. Por eso el conocimiento es tensión. O bien has de trascender el conocimiento o has de volver atrás. Y el volver atrás no es posible. Has de esforzarte en trascender.