Dios y el camino del medio
Cuento zen con moraleja
¿Cómo servir a Dios? Permanece en equilibrio y así servirás a Dios. Permanece en equilibrio y Dios estará a tu alcance y tú estarás al alcance de Dios.
Cuento zen sobre el camino del medio
Cuando Buda emprendió su búsqueda espiritual, se dedicó a practicar innumerables austeridades.
Un buen día acertaron a pasar dos músicos junto al árbol bajo el que estaba él sentado haciendo meditación. Y uno de ellos le decía al otro: No tenses demasiado las cuerdas de tu cítara, o se romperán. No las dejes demasiado flojas, o no producirán música. Procura dar con el término medio.
Aquellas palabras produjeron tal impacto en Buda que revolucionó toda su manera de ver la espiritualidad.
Estaba convencido de que habían sido pronunciadas para él, y desde aquel instante renunció a todos sus rigores y emprendió un camino fácil y liviano: el de la moderación.
De hecho, su método de acceder a la iluminación se conoce con el nombre de El camino del medio.
MORALEJA
¿Cómo debemos servir a Dios? Permaneciendo en el medio.
No te excedas mucho ni renuncies en exceso. No permanezcas demasiado en el mundo y no escapes de él. Mantén un equilibrio. Cuando sientes que te estás excediendo en demasía, inclínate hacia la renunciación, y cuando sientas que renuncias en exceso, que te estás convirtiendo en un asceta, inclínate de nuevo hacia la complacencia. Mantente en el medio.
Mantente en el medio. Nunca por la izquierda, nunca por la derecha. Simplemente en el medio.
Y en el medio surgirán destellos de equilibrio. Un punto -puedes entenderlo, puedes sentirlo- en el que no te estás inclinando hacia ningún extremo. Estás exactamente en el medio. En ese mínimo instante, de repente, surge la Gracia; todo está en equilibrio.
Y así es cómo uno puede servir a Dios. Permanece en equilibrio y así servirás a Dios. Permanece en equilibrio y Dios estará a tu alcance y tú estarás al alcance de Dios.
La vida no es tecnología, ni una ciencia. La vida es un arte, o sería mejor el llamarla una habilidad. Has de sentirla. Es cómo el caminar por la cuerda floja.
Siempre que estás en el medio, esa tensión desaparece, te vuelves líquido, fluido y dejas de obstaculizar el camino. Cuando estás en el medio dejas de estar obstaculizando el camino de Dios, o, déjame decírtelo así, cuando estás en el medio dejas de ser. Exactamente en el medio sucede este milagro: tú no eres nadie, tú eres una «nada».
Esta es la clave secreta que puede abrirte la cerradura del misterio, de la Existencia.