Los cangrejos envidiosos

Cuento zen con moraleja

En tu vida te estás comparando, sí, por el contrario, dejas de comparar, la envidia desaparece. Lo único que sabes es que tú eres y que no eres nadie más.

Imagen del cuento: Los cangrejos envidiosos

Cuento zen sobre los envidiosos

Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro, tapado.

Una mujer que pasaba por ahí le preguntó: ¿Por qué ha tapado un cubo y el otro no?

Entonces el vendedor respondió: Porque vendo dos tipos de cangrejos: rojos y negros.

El cangrejo rojo siempre trata de salir del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso he tenido que ponerles una tapa. Y los cangrejos negros también tratan de escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa.

MORALEJA

Los seres humanos hemos sido educados para comparar y programados para comparar, para comparar siempre; la envidia es comparación. No paras de compararte con todo aquel que pase por tu lado y el resultado será una gran envidia.

Toda tu vida te estás comparando, sí, por el contrario, dejas de comparar, la envidia desaparece. Lo único que sabes es que tú eres tú y que no eres nadie más.

La comparación es una actitud muy ridícula, puesto que cada persona es única e incomparable, una vez que asimiles y te convenzas de esta afirmación, la envidia desaparecerá y así evitarás que dentro de ti se genere algún tipo de patología que pueda afectarte a corto plazo. Recuerda que el origen de la mayoría de las enfermedades es mental.

Cada cual es único e incomparable. Solo eres tú mismo: no ha habido ni habrá nadie como tú, ni tienes por qué parecerte a nadie.