La iluminación espiritual

Los cangrejos envidiosos

Cuento Zen (414)

Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro, tapado.

Una mujer que pasaba por ahí le preguntó: ¿Por qué ha tapado un cubo y el otro no?

Entonces el vendedor respondió: Porque vendo dos tipos de cangrejos: rojos y negros.

El cangrejo rojo siempre trata de salir del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso he tenido que ponerles una tapa. Y los cangrejos negros también tratan de escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa.

MORALEJA

Los seres humanos hemos sido educados para comparar y programados para comparar, para comparar siempre; la envidia es comparación. No paras de compararte con todo aquel que pase por tu lado y el resultado será una gran envidia.

Toda tu vida te estás comparando, sí, por el contrario, dejas de comparar, la envidia desaparece. Lo único que sabes es que tú eres tú y que no eres nadie más.

La comparación es una actitud muy ridícula, puesto que cada persona es única e incomparable, una vez que asimiles y te convenzas de esta afirmación, la envidia desaparecerá y así evitarás que dentro de ti se genere algún tipo de patología que pueda afectarte a corto plazo. Recuerda que el origen de la mayoría de las enfermedades es mental.

Cada cual es único e incomparable. Solo eres tú mismo: no ha habido ni habrá nadie como tú, ni tienes por qué parecerte a nadie.