Presidente - Política

El Presidente de los Estados Unidos William Howard en una noche cenando cuando el pequeño de sus hijos comento irrespetuosamente acerca de su padre.

WILLIAM HOWARD TAFT

Derecho constitucional

El Presidente de los Estados Unidos William Howard Taft se hallaba una noche cenando cuando el más pequeño de sus hijos hizo un comentario irrespetuoso acerca de su padre.

Todos quedaron paralizados por la audacia del muchacho, y el silencio se podía cortar.

Pero, bueno, dijo la señora Taft, ¿No vas a castigarle?

Si el comentario se refería a mí en cuanto padre, naturalmente que será castigado, dijo Taft. Pero, si se refería al Presidente de los Estados Unidos, está en su derecho, porque la Constitución se lo permite.

¿Y por qué un padre va a quedar exento de la crítica que es buena para un Presidente?

Anécdotas de presidentes de los Estados Unidos

Nos guste más o menos, Estados Unidos ha sido durante el último siglo el país más importante del mundo. Por ello es lógico que hayamos sufrido su invasión cultural hasta el punto de que conozcamos los nombres de algunos de sus presidentes. Y la lista de hombres que han ocupado el cargo no es corta precisamente, ni más ni menos que 44. Entre ellos los ha habido más carismáticos y afortunados que otros, pero no han faltado personajes excéntricos (cuando no literalmente inclasificables) que han protagonizado anécdotas a cada cual más absurda. Como siempre es divertido reírse del poder y de la forma tan mitificadora que tienen los estadounidenses de referirse a su Presidente (así, en mayúsculas).

Lincoln gladiador americano y humorista

Abraham Lincoln es el presidente estadounidense por excelencia, sin duda el más respetado y mitificado de todos los que han ocupado el cargo durante estos siglos. Lo que muchos no imaginan es que Lincoln no era solo el venerablepolítico que todos conocemos, sino que tenía otras facetas menos conocidas. Por ejemplo era muy aficionado a hacer bromas y contar chistes o historietas humorísticasen las que a vecesél mismo quedaba en ridículo. Y no me refiero en el ámbito doméstico, sino a menudo en formales reuniones con su gabinete o en enfrentamientos políticos.

Si eso les parece poco, les gustará saber que Lincoln era también muy buen luchador y queen su juventud destacó por sus victorias ante algunos oponentes que parecían mucho más fuertes que él. Después de todo quizá la mejor elección para su biopic no habría sido tanto Daniel Day-Lewis como Bruce Willis, dispuesto a noquear a cualquier republicano y después soltar una frase irónica.

Teddy Roosevelt se propone acabar su discurso, cueste lo que cueste

Las elecciones de 1912 se presentaban duras para el presidente de entonces, Teddy Roosevelt, que estaba en medio de una agitada campaña electoral. El problema no era solo que esta vez contaba con menos apoyo de los votantes que años atrás, sino que en Milwaukee había un tipo esperándole con una pistola. A este entrañable personaje se le había aparecido en sueños el anterior presidente McKinley, quien había sido asesinado en 1901 provocandola sucesión de Roosevelt en el cargo, y parece ser que el espíritu del republicano le había pedido que se vengara matando a su vez a Roosevelt.¿Por qué habría de pagar Roosevelt que un anarquista hubiera matado a McKinley, se preguntará el amable lector? Les confieso que yo comparto la misma duda.

En todo caso, en mitad de un discurso, Teddy Roosevelt recibió un disparo en el pecho y tuvo tanta suerte que la bala no llegó a ningún órgano vital gracias a que la detuvo el discurso de 50 páginas y las gafas que tenía en el bolsillo de la chaqueta – ya sabemos de dónde sacaron esa idea Fritz Lang y Hitchcock para Los Espías(1928) y Los 39 Escalones (1935) respectivamente. Roosevelt dicen que no se enteró de que le habían disparado hasta que no notó que le salía sangre, pero en vez de alarmarse o pedir ser conducido al hospital, dijo No sé si han dado cuenta de queacaban de dispararme, pero hace falta algo más que eso para matarme y siguió su discurso durante una hora. Pese al innegable valor publicitario de esta anécdota y la enorme fuerza de voluntad que demostró, no ganó las elecciones.

Jimmy Carter, Ronald Reagan y los OVNIs

¿Saben qué tienen en común dos presidentes tan diferentes como Jimmy Carter y Ronald Reagan? Que ambos aseguran haber visto OVNIs en algún momento de su vida.

En el caso del bueno de Jimmy, el evento tuvo lugar una noche de 1969, años antes de ser presidente. Carter estaba en un club cuando de repente vio surcando por el espacio un objeto brillante que cambiaba de colores. Como un buen americano,notificó el incidente oficialmente aún cuando este mismo aseguró que dudaba de que se tratara de una nave extraterrestre y que muchos de los invitados del club reconocieranno recordar el suceso siquiera.

EEl caso de Ronald Reagan es aún mucho mejor. En su vida presenció dos avistamientos de OVNIs (al igual que Cartertuvieron lugar antes de ser presidente), el primero cuando iba junto a su mujer a una fiesta y el segundo viajando a bordo de un avión como gobernador de California. En este segundo caso, vio pasar una extraña luz haciendo zig zags a su lado y, confundiendo su papel de político con el de alguno de los héroes de las películas que solía protagonizar, pidió al piloto que siguiera esa extraña luz pero desafortunadamente la perdieron de vista. Lo que hace tan reseñable el caso de Reagan es que cuando llegó a ser presidente se dedicó a comentar ampliamente el suceso y a discutir la posibilidad de una invasión alienigena. Y no solo en privado, sino en eventos institucionales e incluso en discusiones con el presidente de la URSS, Gorbachev, cuando le dejó caer que si los extraterrestres venían a invadir la tierra, las dos potencias deberían abandonar sus diferencias para luchar juntos contra esa amenaza del espacio exterior. Me habría gustado ver la cara de Gorbachev en ese momento.

William McKinley y su amuleto de la suerte

El 25º presidente, William McKinley tenía una costumbre curiosa y de sobras conocida: siempre llevaba puesto en su chaqueta un clavel rojo, ya que lo consideraba como su amuleto de la suerte. Aparte de eso tenía la arriesgada costumbre de evitar en medida de lo posible llevar guardaespaldas consigo y acercarse sin miedo a su público en sus mítines públicos. En uno de ellos, mientras iba dando la mano a los asistentes, una niña le pidió si le podía dar su clavel rojo y éste, lógicamente, se lo regaló. Minutos después un anarquista le disparó mientras le daba la mano. Para que luego le digan que eso del clavel era una superstición tonta.

Teddy Roosevelt, Herbert Hoover y sus mascotas

No se piensen que las fotos de Barack Obama junto a su perro de aguas son un ardid publicitario reciente. Prácticamente todos los presidentes de los Estados Unidos han tenido mascotas y éstas están más que documentadas. De hecho algunas llegaron a utilizarse como otro elemento de propaganda electoral más, por eso de que siempre queda bien parecer un amante de los animales. No obstante, a algunos esta afición se le escapó ligeramente de las manos.

Herbert Hoover por ejemplo tenía dos alligators que pertenecían a su hijo (qué mejor regalo puede hacerle un padre a su vástago), los cuales se paseaban a veces por los terrenos de la Casa Blanca supongo que para consternación de las visitas. Por otro lado, Teddy Roosevelt era un fanático de las mascotas. Además de un montón de perros y gatos, tenía un poni, un cerdo, un oso (!!) y varios conejillos de Indias. ¿Qué tiene de relevante eso último? Que les puso de nombres Dr. Johnson, Obispo Doane, Bob Evans el Luchador, Almirante Dewey y Padre O’Grady.

John Quincy Adams y su expedición para conocer a los hombres topo

Ser Presidente de los Estados Unidos no implica tener conocimientos de geología, es cierto, pero eso no excusa a John Quincy Adams de haber estado a punto de financiar una de las expediciones más estúpidas y surrealistas llevada a cabo por el gobierno americano.

El buen hombre (que por cierto era aficionado a bañarse desnudo a las 5 de la mañana en el Río Potomac) fue uno de los creyentes de la teoría intraterrestre,, según la cual la Tierra estaba hueca por dentro y se podía acceder a su interior desde un agujero por el Polo Norte. Podemos conceder que en el siglo XIX no se tenían los conocimientos científicos de hoy día, pero aún así, por entonces ya estaba probado que todo eso no tenía mucho sentido más allá de las novelas de Jules Verne. Pese a eso, el oficial John Cleves Symmes Jr. le pidió al presidente financiación para llevar a cabo esa expedición, con la esperanza de comerciar con los hombres topo de las profundidades, que a buen seguro tenían mucho que ofrecernos. Por desgracia, la aventura terminó antes de tiempo: aunque Quincy Adams estaba entusiasmado con la idea y dio su aprobación a la expedición, perdió su cargo como presidente antes de que ésta empezara. El siguiente presidente, Andrew Jackson, no pareció muy convencido de esa teoría y este potencial episodio magníficamente surrealista de la historia de los EEUU no llegó a tener lugar.

Calvin Coolidge y el desayuno de los campeones

No sé muy bien cómo enfocar esta información, pero allá va. Calvin Coolidge, el 30º presidente de los Estados Unidos, tenía una debilidad personal: le encantaba desayunar en la cama mientras le impregnaban la cabeza de vaselina. Ya está, eso es todo. Tal cual suena. He sido incapaz de encontrar información sobre por qué le resultaba placentera dicha costumbre así que simplemente se la doy a conocer y dejo en sus manos la posible interpretación.

George Bush Sr. y la comida japonesa

HHay que ser comprensivos. Muchos de los presidentes de los Estados Unidos eran americanos auténticos acostumbrados por tanto a la comida típicamente americana. Ya saben, donde esté un buen filete que se quiten esas comidas exóticas. Pero ser presidente de la primera potencia del mundo implica tener que codearte con gente de otros países y (¡ugh!) comerte su comida.

En 1992, George Bush Sr. asistió a un banquete diplomático organizado en su honor por el Primer Ministro de Japón. No obstante, el banquete quedó algo deslucido cuando Bush vomitó y se desmayó para sorpresa de los presentes. Dicho momento emblemático puede verse en vídeo aunque no se distingue muy bien lo que sucede salvo el desmayo y su esposa cubriéndole la boca con una servilleta. La impasibilidad del Primer Ministro nipón mientras contempla como se desmaya a su lado el presidente de la primer potencia mundial es otro ejemplo de la fortaleza de carácter del pueblo oriental.

QQuizá tuvo algo que ver que aquella mañana Bush Sr. había estado jugando un partido de tenis especialmente intenso con el Emperador en que quizá puso demasiado esfuerzo a causa de su carácter tan competitivo. Por último, decir que en el capítulo de los Simpson en que Homer y Bush Sr. acaban siendo dos vecinos enfrentados, éste último dice en cierto momento la frase Le voy a arruinar como a un banquete japonés. Ya saben de donde viene.

Richard Nixon conoce a Elvis

Ustedes seguramente han visto esta foto en alguna ocasión, ya que es uno de los grandes iconos del siglo XX. La más improbable de las asociaciones posibles: el rey del rock junto a uno de los presidentes más odiados de la historia de Estados Unidos.

Sucedió en Diciembre de 1970, una época convulsa tanto para Nixon (a causa de la Guerra de Vietnam y los conflictos sociales de la época) como para Elvis (en plena decadencia artística). Al Rey se le antojó que quería una placa de Agente Federal, y cuando él quería algo, no se andaba con rodeos, así que acudió hasta la Casa Blanca. Allí entregó a los guardias de la puerta (quienes, estupefactos, le reconocieron enseguida) una carta en que decía que quería tener un encuentro con Nixon en el que además le haría un regalo. La carta puede encontrarse fácilmente en Internet y con solo leer su inicio (Querido Sr. Presidente, primero me gustaría presentarme: soy Elvis Presley y le admiro) uno tiene claro que se encuentra ante algo grande.

Los asesores del presidente obviamente fliparon al saber de la visita de Elvis, pero pensaron que quizá les sería útil el encuentro para demostrar que Nixon era enrollado.. Así pues, Elvis pudo entrar en la Casa Blanca y hacer partícipe en persona al presidente de sus inquietudes. A saber, que con todo el rollo ese del hippismo los jóvenes habían perdido sus sanos y patrióticos valores americanos y no dejaban de consumir drogas (se le olvidó mencionar que él también era un asiduo consumidor). En definitiva, le dijo que él podría ser de gran ayuda para luchar contra las drogas ya que era un personaje altamente influenciable entre los jóvenes, pero para ello necesitaba una chapa de Agente Federal. Nixon aceptó y le dieron a Elvis su tan ansiada chapa. El regalo que el cantante le había traído era ni más ni menos que una pistola.

Jimmy Carter y el conejo acuático

El incidente de Jimmy Carter y el conejo acuático es una de esas historiasque van más allá de la simple anécdota y que entran ya en la categoría de lo mágico. No por lo sonado del incidente en sí, que no deja de ser una estupidez como una casa, sino precisamente por cómo esa soberana idiotez se convirtió en una noticia y un hecho comentado dentro de la biografía de su implicado.

La historia es como sigue: el presidente Carter está de vacaciones pescando en un lago cuando, según él, un conejo especialmente grande apareció nadando y se dirigió amenazadoramente hacia el bote del presidente, posiblemente para atacarlo. Éste, espantado ante tamaño aparición, lo alejó con el remo. Cuando volvió a la Casa Blanca y explicó la historia, nadie creyó al pobre Jimmy Carter puesto que todos aseguraban que los conejos no saben nadar y que, si supieran, no irían a atacar a un inocente pescador en su bote (una imagen con claras reminiscencias a losMonty Python). Por suerte para la humanidad, un fotógrafo capturó el incidente demostrando que era cierto, como pueden comprobar en la imagen superior.

Pero si dicha anécdota acabó trascendiendo al dominio público fue porque alguien de la Associated Press se enteró de la misma y decidió publicarla por su alto componente de bizarrismo y porque era una época con pocas noticias de relevancia. De esta forma, se utilizó la anécdota como una burla hacia Carter y su imagen quedódebilitada (¿cómo podría volver a ver el público con los mismos ojos al presidente después de imaginarle siendo atacado por un siniestro roedor acuático?).

Lyndon Johnson y su amigo Jumbo

Lyndon Johnson ha sido recordado para la posteridad por ser el sucesor de Kennedy tras su asesinato y por haber iniciado la traumática Guerra de Vietnam. Pero nosotros les proponemos recordarle por otro motivo más grotesco e inolvidable: su fiel compañero Jumbo.

De entrada, dicho presidente era un auténtico mujeriego que lanzaba los tejos sin ningún tipo de miramiento a cualquier mujer que veía y en cualquier ocasión, incluso delante de su esposa, que seguramente estaría acostumbrada a tales eventualidades. Su forma de atacar a sus presas era tan directa que algunas acababan huyendo despavoridas. En una ocasión, una mujer que estaba pasando la noche en un rancho del presidente fue despertada por éste con una de esas frases dignas de pasar a la posteridad por parecer sacadas de una película porno: Hazte a un lado, soy tu presidente.

Por si esto les parecepoco, Johnson no tenía ningún problema en exhibir su pene en público y de hecho le bautizó con el divertido nombre de Jumbo. A menudo alardeaba del tamaño de su miembro viril y no tenía ningún problema en pedir a sus ayudantes y asesores que le acompañaran al baño para continuar su conversación mientras él orinaba, aún cuando éstos seguramente hubieran preferido seguir las tradicionales normas sociales que establecen que uno debe solucionar este tipo de asuntos en privado. Para rematarlo, otra anécdota sobre Jumbo. En una ocasión en que estaba siendo entrevistado en privado por un periodista, éste le preguntó por qué el país estaba en Vietnam. Johnson, hombre de pocas palabras le enseñó a Jumbo y le respondió: ¡¡Por esto!!.