La iluminación espiritual

El materialismo está llegando a su final

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; El materialismo está llegando a su final; Patrocinio Navarro

FIN DEL MATERIALISMO

No deja de ser importante el sacar a la luz las raíces ideológicas del increíble desprecio a los animales, y nombrar a los que representan actualmente esta ideología. Solo entonces será posible que la tradición, que con el tiempo se convirtió en un sucedáneo de la ética, sea desenmascarada, y uno se pueda liberar así de esta ética sustitutiva. A raíz del menosprecio que se muestra a los animales, cuyo origen es bíblico-eclesiástico, en los últimos siglos hemos acallado y reprimido todas las otras voces de la historia intelectual de Occidente que estaban en contra: por ejemplo, las advertencias de Pitágoras (del 570 al 497 ó 496 a.C.), uno de los fundadores de la filosofía griega, que advertía a sus contemporáneos de herir a una planta o a un inocente animal; o las indicaciones del filósofo griego Plutarco (del 50 al 125 d.C.), que combatió la crueldad con los animales, así como el comer su carne. De manera parecida se expresó el famoso cónsul romano Cato (del 234 al 149 a.C.): Nadie debería tratar a los animales con alma como si fueran cosas. La relación de poetas y pensadores famosos que se pronunciaron contra una barbarie, que hoy consideramos como algo normal, se podría continuar ininterrumpidamente, incluyendo a los portadores del Premio Nobel Albert Einstein y Albert Schweitzer. De manera especialmente clara se expresó el genio universal occidental Leonardo da Vinci (del 1452 al 1519 d.C.): Llegará el tiempo en que condenaremos el comer animales de la misma forma en que condenamos hoy el comernos a nuestros semejantes, el canibalismo.

El que este día llegará, se desprende ya de la visión del profeta Isaías, citada al comienzo, acerca de la convivencia pacífica entre hombres y animales. El cuándo esta visión de una nueva Tierra y un nuevo Cielo se convertirá en realidad, escapa a nuestro conocimiento. Sucesos apocalípticos fueron anunciados como los avisos previos de un cambio semejante, por Jesús de Nazaret, por Juan de Patmos en el Apocalipsis –una parte incluso de la Biblia oficial–, y por la profecía para el tiempo actual: en la Manifestación de Cristo Esta es Mi Palabra se habla de poderosas sacudidas de la Tierra a raíz de impactos de meteoritos, a causa del cambio de los lechos marinos y de las cadenas montañosas. Se sabe que Jesús de Nazaret dijo: las estrellas del Cielo caerán. En la manifestación de Cristo Esta es Mi Palabra, dice así:

Die Propheten Gottes im Alten Bund und alle Propheten Gottes und erleuchtete Männer und Frauen in den zurückliegenden zweitausend Jahren warnten immer. Los profetas de Dios de la Antigua Alianza y todos los profetas de Dios y hombres y mujeres iluminados de los pasados 2000 años advirtieron una y otra vez a la humanidad acerca de su propia siembra y llamaron a dar la vuelta. A la humanidad, desde muchas facetas de la verdad eterna, le fue manifestada su siembra satánica y su futuro acorde a ésta, en el caso de que no diera la vuelta ni cumpliera las leyes de Dios. Mediando intervalos cada vez más breves se ha hablado y se habla de los tiempos finales inminentes. Pero la gran masa de los hombres ha vivido y sigue viviendo en el pecado y ha bailado y sigue bailando alrededor de su becerro de oro: alrededor de su yo, que aspira al mío, al mi y a la buena vida. Las advertencias se están cumpliendo. La humanidad está ante los llamados tiempos finales.

Comprended: la expresión tiempos finales, no se refiere al fin de la materia, al fin del planeta terrestre, sino al fin de todo lo que está contra Dios: el materialismo va a su fin...¹

El que la época materialista está llegando a su final, se anuncia también en un cambio de la visión científica del mundo. Las ciencias naturales, que llevaron al moderno materialismo a un extremo, lo han superado entretanto a través de los reconocimientos de los grandes físicos del pasado siglo: Einstein, Max Planck y Werner Heisenberg. La nueva física nos enseña que nuestro mundo en realidad no se compone de materia. Lo que percibimos más o menos como sustancia sólida, no es una aglomeración de una infinidad de las más pequeñas partículas fijas, sino una red de intercambio de impulsos y vibraciones de un campo energético invisible. Einstein dijo: ¡Los átomos que nos parecen materia son una concentración de energía!. Y Max Planck aclaró: Toda la materia se forma y se mantiene solo gracias a una fuerza, que mantiene al átomo como al más diminuto sistema solar. Pero como en el espacio no hay ninguna fuerza en sí, tenemos que suponer tras esta forma de energía a un Espíritu consciente e inteligente. ¡Éste es el origen primario de la materia!. Hans Peter Dürr, un físico de Munich, colaborador durante años y seguidor de Werner Heisenberg, lo describe así: Al final de la realidad en esta observación no está la materia, sino solo un campo, que no es material, sino que representa un tipo de potencial. Un potencial que tiene la facultad de materializarse. Este campo es solo un único campo, del que está formado el universo entero... En el fondo todo es Espíritu.

Las consecuencias de los resultados de esta investigación son innegables. Superan no solo la visión materialista del mundo del siglo XIX, sino que también ponen en duda la visión de la Iglesia, de que Dios se retiró a una distancia inalcanzable, y que separó al Espíritu Creador de Su universo, que reserva el alma y el espíritu a los seres humanos, mientras plantas y animales son materia de calidad inferior. El físico Hans Peter Dürr objeta a los teólogos, que la física moderna se aparta completamente de este Dios externo. Pues en las nuevas ciencias naturales, la física cuántica, prevalece el pensamiento de que todo está interrelacionado con todo. Pero donde no hay nada separable, se llega a otra imagen de Dios. Yo no puedo imaginarme a Dios como a algo externo. Para mí solo es válida una imagen de Dios, de la que yo mismo formo parte.

Si el Espíritu universal, Dios, actúa en todo, en cada átomo, en cada molécula, en cada planta y en cada animal, y por supuesto en cada ser humano, se plantea de nuevo la pregunta si el menosprecio a los animales en la Biblia tradicional puede ser realmente la Palabra de Dios. Para aquel que cree en el gran Dios creador, es inimaginable que éste quiera tratar con tal desprecio a Sus criaturas, como la Iglesia lo ha enseñado durante 2000 años.

Para aquel que cree en el Dios del amor, se plantea también quizás la pregunta de por qué Dios calla ante todo esto y no interviene. Lo último Él no lo hace, porque ha creado al ser humano como un ser libre, al que no quita su libertad. Pero Él no calla. En todas las épocas, sobre todo en los grandes tiempos de cambio, Él ha hablado a través de profetas a Sus hijos humanos, a través de los grandes profetas del Antiguo Testamento y ante todo a través de Jesús de Nazaret. Y también después de Él hubo una y otra vez místicos y personas especialmente purificadas, que llegaron a ser permeables para el mundo espiritual y escucharon la voz de Dios en su interior y, según la importancia que tenía el llamamiento, también pudieron dar algo de ello a otros. Así se puede comprender, y se hace evidente que Dios en este tiempo extraordinario en el que vivimos hoy en día, enviara de nuevo a un gran profeta a los hombres, en esta ocasión en la figura de una mujer, a la que le fue posible la comunicación directa con el espíritu de Dios, surgiendo a través de ella una gran Obra de manifestación que guía a los hombres a una nueva conciencia de la unidad, de la que resultará una nueva relación entre el hombre y el animal.

Uno de los mensajes del espíritu de Dios a través de Gabriele dice así: Sabed, cada uno de vosotros es el Universo comprimido, y el Universo es el SER, es el Hogar eterno, el mar de luz, Dios. Por eso comportaos como hombres de modo que emitáis hacia el Cielo y recibáis del Cielo. Si vives en la corriente del universo, eres la esencia del Universo, vives en la plenitud y eres la plenitud.²

La expresión Vosotros sois Universo comprimido, y en vosotros está la esencia del Universo, se relaciona en gran manera con expresiones que escuchamos de los representantes de la física cuántica.

En la ya mencionada gran manifestación de Cristo Esta es Mi Palabra, se narra acerca de la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret, de forma mucho más detallada que en el caso de los textos eclesiásticos oficiales de la Biblia. Con este hecho queda en evidencia que el Nazareno enseñó un trato a los animales completamente diferente a como estamos acostumbrados en el marco de la llamada tradición cristiana. Entre otras cosas, leemos en Esta es Mi Palabra: Sed por eso considerados, bondadosos, compasivos y amables, no solamente con vuestros semejantes sino también con todas las criaturas a vuestro cuidado; pues para ellas sois como dioses a los que alzan la vista en sus necesidades. (Cap. 19, 9)

Y el espíritu del Cristo de Dios, que se manifiesta en la actualidad, añade: No sacrifiquéis nunca un animal para vuestro uso personal. Ved, la naturaleza, la vida de la Creación, se ocupa de vosotros. Los frutos de los campos, de los huertos y de los bosques os han de ser suficientes.

Cada uno de nosotros es libre de aceptar este mensaje y de lo que quiera hacer con él. Sin embargo, el pensamiento básico del mismo podría cambiar fundamentalmente nuestra relación con los animales, a decir, el pensamiento: es una y la misma respiración la que traspasa a hombres y animales,
el hálito de Dios.

Esta consciencia podría cambiar también nuestras costumbres de vida y acabar con las torturas de las criaturas que nos acompañan.

En este libro se pueden leer muchos ejemplos del amor que Jesús, el Cristo de Dios, tenía a los animales. También lo siguiente: Iba Jesús hacia Jerusalén y se encontró con un camello, pesadamente cargado con madera. El camello no la podía arrastrar monte arriba, y el camellero le golpeaba y maltrataba cruelmente, pero no podía hacer avanzar al animal. Y viéndolo Jesús, le dijo: „¿por qué pegas a tu hermano? El hombre replicó: „no sabía que fuera mi hermano. ¿No es un animal de carga, hecho para servirme? Y Jesús dijo: „¿no ha creado el mismo Dios de igual sustancia a este animal y a tus hijos que te sirven?, y ¿no tenéis vosotros el mismo aliento de vida que todos habéis recibido de Dios?3


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