Jesús reparte rejo en el templo

Si Jesús vuelve y va al vaticano es mucho el rejo que reparte. Cada hombre es un templo de Dios, un templo del Espíritu Santo, el templo del interior.

JBN LIE

El verdadero templo de Dios

Acerca de la destrucción del templo.

Cada hombre es un templo de Dios, un templo del Espíritu Santo. El significado de las formas externas. Derramar sangre y sacrificios sangrientos. Solo quien se esfuerza a diario por llevar una vida en Dios, reconoce a Cristo y entiende el lenguaje de la ley.

Con las palabras ...que tengo que estar en la casa de Mi Padre, el Niño no se refería a la casa, al templo de piedra, sino a la casa de carne y hueso -al ser humano, en el que habita el espíritu de Dios que hablaba a través del muchacho Jesús-. Jesús quiso decir: debo reposar en Mí, en el templo del interior, para dar a los hombres -y para contestar a aquellos que Me lo han pedido-. Cada hombre es un templo de Dios. Quien mantenga puro este templo, sentirá, pensará, hablará y actuará también de modo puro, y con ello vivirá en la consciencia de Dios. Jesús enseñaba desde este templo del interior, en el templo de Jerusalén, a aquellos que en el templo de piedra querían escucharle.

Expulsar a diablos, significa expulsar a almas oscurecidas y atadas a la Tierra, del templo, del hombre. Esto solo le es posible al que cumple las leyes de Dios, al que habla con poder -y además solo cuando la persona que haya atraído al alma atada a la Tierra no siga sujetándola con los pensamientos, palabras y actos que la atrajeron.

Cada hombre es un templo de Dios. Por eso no se necesita ningún lugar para adorar a Dios. Adora a Dios en lo más sagrado de tu interior, y mantén puro tu templo mediante pensamientos nobles y palabras y obras plenas de Dios. Entonces estarás manteniendo el orden del templo -y Dios dará respuesta a tus oraciones, porque tú estarás en comunicación con El.

El Dios eterno, el Dios de Isaac y Jacob, no desea iglesias ostentosas ni templos. El desea que Sus hijos sean templos del Espíritu Santo, que se purifiquen y mantengan puros, y que a El sacrifiquen sus pensamientos y actos pecaminosos. Han de reunirse en una casa de oraciones que para todos los hombres esté abierta para orar -y no solo para unos pocos, que se declaran solidarios con los guardianes de una enseñanza que ya no es Mi enseñanza.