El fracaso de la zorra

Cuento zen con moraleja

Los mal llamados religiosos, en su mayoría, son iguales a la zorra. Han renunciado al mundo no porque comprendieran su futilidad, sino por ser fracasados.

Imagen del cuento: El fracaso de la zorra

Cuento zen sobre el fracaso

Pasaba una zorra y había uvas, pero la viña estaba en lo alto de un árbol. La zorra las intentó atrapar una y otra vez, pero estaban fuera de su alcance, así que se fue diciendo: «No merecen la pena, todavía no están dulces y maduras. Son amargas».

MORALEJA

La zorra no pudo alcanzarlas, pero para el ego es difícil aceptar que «soy un fracaso». En vez de reconocer: «He fracasado, estaban fuera de mi alcance», el ego dirá: «No valían la pena».

Los mal llamados religiosos, en su mayoría, son iguales a la zorra. Han renunciado al mundo no porque comprendieran su futilidad, sino porque eran unos fracasados y el mundo estaba más allá de su alcance, y así están llenos de rencor y quejas, si vas con ellos, encuentras que dicen: «La riqueza es suciedad, y, ¿qué es una mujer hermosa? ¡Nada excepto huesos y sangre!».

Pero, ¿a quién están tratando de convencer?: Tratan de convencerse a sí mismo de que las uvas son agrias y amargas.

¿Por qué hablar de mujeres cuando has dejado el mundo? ¿Y por qué hablar sobre la riqueza cuando no estás interesado en ella? Ello demuestra que todavía existe un profundo interés; aún no puedes aceptar el fracaso, y la comprensión no ha surgido.

Aún estás tras el ego: querías ser alguien y no pudiste, Es un fracaso, no una comprensión. Así que recuerda: si renuncias al mundo por un fracaso, no hay verdadera renuncia, no es verdadero. Si renuncias al mundo a través de la comprensión, eso es totalmente diferente. No renuncias como un esfuerzo triste y frustrante. No lo haces como un suicidio.

Ningún sabio ha fracasado o perdido nada por decir sí a los tontos. Ningún sabio ha perdido nunca nada por claudicar. Él lo gana todo. No hay ego, así que no hay pérdida. La pérdida siempre es sentida por el ego: Yo estoy perdiendo. ¿Por qué sientes que estás perdiendo? Porque nunca querías perder. ¿Por qué te sientes fracasado? Porque siempre quisiste ser un triunfador. ¿Por qué te sientes un mendigo? Porque siempre deseaste ser un emperador.

Un sabio simplemente toma lo que le venga. Acepta el total. Él sabe que: mendigo por la mañana, emperador por la tarde; emperador por la mañana, mendigo por la tarde. ¿Cuál es el orden mejor?