La iluminación espiritual

La consciencia embotada

Cuento Zen (415)

Érase un hombre que pasaba más tiempo bebiendo que sobrio. Su mujer ya no lo soportaba más y enterada de la cercanía de un sabio que daba consejos, consiguió que el marido acudiese a visitarlo en su compañía.

Respetado señor, dijo la mujer con la voz quebrada por el llanto, no puedo hacer entender a mi marido. No hay manera de que deje de beber. ¿Puedes hacer algo por nosotros?

Entonces el sabio colocó dos vasos sobre una mesa y dijo al hombre:

Quiero que observes con atención. En uno de estos vasos hay agua y en el otro hay alcohol.

El hombre asintió con la cabeza.

Ahora sigue observando.

El sabio cogió un gusano y lo depositó en el vaso de agua.

Mira qué bien se siente el gusano, dijo el sabio. El agua no le hace ningún daño.

Luego el sabio sacó el gusano del agua y lo introdujo en el vaso de alcohol.

Mira qué mal se encuentra el gusano. Si lo dejara un poco más en ese medio moriría. ¿Has entendido ahora?

Muy contento el borrachín dijo:

Por supuesto, señor. Habría que ser realmente tonto para no entenderlo. Ahora comprendo que nunca tendré gusanos en el estómago. Muchas gracias.

MORALEJA

La consciencia embotada saca siempre conclusiones equivocadas y egocéntricas. La mente que no se ha liberado de sus trabas y ataduras no obtiene informes correctos de la realidad.

Solo aquello que se hace sin consciencia es vileza. Aquello que solamente puede hacerse a través de la consciencia es virtud. Es imposible cometer un asesinato si eres consciente; si eres consciente, se vuelve absolutamente imposible ser violento. Es imposible violar, robar o torturar; si hay consciencia se vuelve imposible. Solamente cuando prevalece la consciencia embotada, en la oscuridad de la inconsciencia, entran en ti toda clase de enemigos.

La gente hace actos de vileza bajo la influencia de su programación. No saben qué es hacer lo correcto, nunca han sentido nada parecido; solo obedecen a una programación y la justifican. La magia de su programación sigue haciendo algunas cosas, pero eso es todo un pretexto, una especie de mundo onírico. No han despertado de la inconsciencia, del sueño.

Debes estar alerta, sé consciente. Lo que sea que hagas, hazlo con tal cuidado, tan meditativamente, que estés totalmente ahí, en ello, envuelto; que no solamente sean gestos vacíos. Tu presencia está aquí; y esta misma presencia conlleva un cambio alquímico. Y cuanto más consciente te vuelvas, más silencio alcanzará tu vida, más paz, más amor. Estas son consecuencias de la consciencia.