Acepta la vida como es en su totalidad. El Zen incluye todo. Nunca niega, nunca dice no a nada; acepta todo y lo transforma en una realidad más alta.
La falta de aceptación de lo inevitable es fuente de sufrimiento. Aceptar los límites de la vida y los reveses terminará elevándonos y liberándonos.
La aceptación es la actitud que te hace plenamente feliz. No hay destino ni meta con la aceptación. Podemos tolerar todo lo que la vida nos traiga.
La aceptación serena, amorosa y activa libra de batallas estériles con Dios, contigo mismo, con los demás y la vida. La aceptación que ilumina todo.
Aprender de quienes llamamos iluminados. Para ellos, la clave de la felicidad es la paz interior y una de las claves de la paz interior es el perdón.
¿Qué tiempo cree usted que vamos a tener hoy?, le preguntó un individuo a un pastor en el campo. «El tiempo que yo quiero», respondió el pastor.
No se trata de aceptar lo que es, lo que es no necesita ser aceptado puesto que ello es un hecho. Cuando tratáis de ser otra cosa, tenéis que aceptar.