La iluminación espiritual

El misterio de Dios no existe

POR: DIETER POTZEL

Imagen; El misterio de Dios no existe; Dieter Potzel

NO EXISTE NINGÚN MISTERIO DE DIOS

Conocimiento de los cristianos originarios.

El Periodista: Muchas personas piensan así. Otros hablan de un misterio de Dios. Como respuesta a la pregunta del por qué, se dice a veces que no hay una respuesta definitiva.

El Teólogo: Es en ese sentido como lo he escuchado en las Iglesias. Allí muchas cosas se le atribuyen a un misterio de Dios. Según esto, para ciertas situaciones se pueden encontrar por cierto causas humanas; pero a veces se trata de aquello a lo que se denomina un misterio insondable. La superación de una necesidad o de un golpe del destino es relacionado muchas veces con un acto externo, por ejemplo, con los llamados sacramentos o ceremonias. Solo en raras ocasiones se hace mención al camino místico hacia Dios en su propio interior, hacia un Dios que está presente en todas las formas de vida y que no tiene secretos. Él nos ayuda también en cada situación.

El Periodista: ¿Usted ha vivido algo así?

El Teólogo: Yo lo sé por mis propias vivencias y también lo he escuchado de otros que sufrieron cosas peores que yo. Hablando en forma más simple, siempre me hice consciente: en todo lo negativo siempre hay un contenido positivo, en todo está la presencia de Dios. Así siempre he encontrado el camino para dar los pasos y salir de las situaciones negativas.

UN REGLA BÁSICA DE LA FÍSICA

El Periodista: Aplicar en todas las situaciones de la vida la ley de Siembra y cosecha, encontrar lo positivo en todo lo negativo, y con la ayuda de Dios superar una y otra vez la vida – es algo que suena tan simple, como si se tratara de una regla básica de las ciencias naturales.

El Teólogo: Es algo simple. La ley de Causa y efecto la encontramos también como aquel principio de acción y reacción en la física. Cada acción produce una reacción, y cada acontecimiento ha sido accionado por un hecho anterior. En esto no se pierde energía. Lo que es demostrable con simples experimentos de la física, también vale en el ámbito de nuestros pensamientos y sentimientos, porque éstos son igualmente energía. También pensamientos y sentimientos pueden ser entendidos como efecto de causas anteriores y al mismo tiempo como nuevas causas que nuevamente producen efectos.

Este simple conocimiento es parte de la enseñanza cristiana. En la biblia, en una epístola de Pablo, se dice incluso textualmente: No os engañéis; Dios no deja que se burlen de él. Pues todo lo que el hombre siembre, eso también es lo que cosechará (Epístola a los Gálatas 6, 7). En otras palabras: Lo que alguien hace, tiene consecuencias. Y visto desde la otra perspectiva: Todo lo que a uno le sucede es una consecuencia de lo que antes ha causado.

El Periodista: ¿No existe el peligro de que alguien que vive según este principio se desespere de sí mismo o que constantemente piense que lo que hace es malo?

El Teólogo: Si fuera así, él entonces malentendería algo. Aquel que sigue este camino de forma consecuente, aprende primero a comprenderse y no se condena a sí mismo. E incluso es más feliz que antes cuando ha trabajado las causas que le llevaron al infortunio y no las vuelve a repetir. Solo aquel que se responsabiliza de sus errores los puede deshacer paso a paso. Si alguien no tiene autoestima, o se siente disminuido, también se puede hacer la pregunta: ¿Quién le ha quitado su autoestima y su sensación de ser valioso? ¿No fue en último término él mismo? Para Dios todos son igualmente valiosos, y cada uno recibe las mismas ayudas. Aquel, por ejemplo, que constantemente se hace conciente Dios me ama o Yo soy el hijo o la hija del Todopoderoso, en él o ella también crece la consciencia de su propio valor. A partir de esta autoestima ya no es difícil reconocer los errores y debilidades aún existentes. Los próximos pasos son entonces: encontrar las raíces y purificarlas y proponerse un nuevo y positivo programa de vida y hacerlo real poco a poco. Él que así procede, desarrolla cada vez más las cualidades que también se corresponden con su inmensa valoración interna. A mí me da mucha alegría cuando de esta manera me hago cada vez más libre. Las dificultades se originan, debido a que, la mayoría de las personas quieren mantener muchas cosas negativas y finalmente su Ego. A esto, por ejemplo pertenece la soberbia o el deseo de ejercer poder sobre otras personas o algunas pasiones problemáticas. Que sin embargo, no libera, y que vuelve a producir sufrimiento. También sucede muchas veces que uno vacila: Por un lado se quieren descubrir los trucos y ser libre, y otras veces no.

El Periodista: Cuando usted dice: De Dios cada uno recibe las mismas ayudas, ¿no se expone así al reproche de pronunciar bellas palabras que después no resisten la confrontación con la realidad?

El Teólogo: Para muchos Dios es un ser externo, y siempre esperan ayuda desde afuera. No obstante, Dios también está dentro de nosotros y en todas las formas vivientes, y muchas veces la ayuda viene también desde dentro. Se puede encontrar entonces una respuesta cuando alguien está dispuesto a preguntar por la solución del problema o bien por el siguiente paso a dar en la situación correspondiente. El Consejero y Ayudante está dentro de nosotros.

De esto, sin embargo, nadie puede convencer a otro. Siempre se trata de aplicar esta regla de vida a sí mismo y no a otros.

El Periodista: ¿Por qué no a otros?

El Teólogo: Si alguien piensa sobre como actúa la ley de Siembra y cosecha en otros, entonces a mí se me plantea la pregunta sobre el motivo que tiene para hacerlo. ¿Habrá quizás curiosidad y sensacionalismo detrás de ello? ¿O juega quizás incluso un papel el cinismo?

El Periodista: Un motivo también podría ser ayudar al prójimo.


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