El gran misterio del agua
Fascinante documental que se extiende por el mundo para revelar los recientes descubrimientos acerca del agua, la sustancia más asombrosa del planeta.
OSHO
FENÓMENOS ASOCIADOS AL AGUA
La ciencia del agua antes de leer a Osho
La ciencia no nos puede explicar muchos de los fenómenos asociados al agua, el más conocido sin duda es su dilatación por debajo de la temperatura de congelación siendo el único fluido en aumentar su masa.
En las escrituras sagradas el agua es mucho más que una simple sustancia física se trata de un cierto concepto y ese concepto está conectado de forma especial con la idea de la vida.
No hay nada en el mundo que sea más suave y maleable que el agua.
Fascinante película que recorre el globo para revelar los recientes descubrimientos sobre el agua, la sorprendentemente menos estudiada sustancia en el mundo. Testigos como investigadores, científicos, filósofos y teólogos intentan comprender este líquido único y todas sus propiedades milagrosas.
En esta increíble película, Agua, el gran misterio, podemos ver que la ciencia ha realizado un salto cualitativo en la comprensión de cómo la mente puede grabarse el elemento más simple en la naturaleza.
Si el agua tiene memoria y su principal componente es el hidrógeno, el universo tendría memoria.
El Hidrógeno nació entre 100 y 1.000 segundos después del Big Bang. Constituye el 75% de la masa conocida del universo y ahora es parte de la ecuación de masa faltante.
OSHO Y EL AGUA
En todas las tribus primitivas, el agua simboliza la vida. La vida se basa en el agua: el ochenta y cinco por ciento del cuerpo humano es agua. Toda la vida, tanto la del hombre como la de los animales, los árboles y los pájaros, depende del agua. El agua era uno de los elementos básicos a los que había que rendir culto. Lo mismo que al sol, todos los pueblos primitivos rendían culto al agua; ambos eran venerados como dioses. Y tiene al mismo tiempo un significado metafórico.
El agua representa varias cosas. La primera es que no tiene forma, pero puede adoptar cualquiera; tiene la capacidad de adaptarse a todas las formas. Si la viertes en un tarro, adopta la forma del tarro, y si la viertes en un vaso, toma la forma del vaso. Es infinitamente adaptable. Ahí radica su virtud: no conoce la rigidez. El hombre debe ser como el agua, y no tan rígido y frío como el hielo.
El agua siempre fluye en dirección al mar. Esté donde esté, siempre se dirige hacia el mar: hacia el infinito. El hombre debe ser como el agua y encaminarse siempre hacia Dios. El agua se conserva pura mientras está en movimiento: si fluye; y si se queda parada, se vuelve impura: estancada. Así que tanto el hombre como su conciencia deben mantenerse en movimiento, siempre fluyendo, y no quedarse parados en ninguna parte.
Cuando el hombre se queda parado, se vuelve sucio e impuro. Si el flujo se mantiene y uno está dispuesto a pasar de un instante al siguiente sin asideros y sin el lastre del pasado, conserva la inocencia y la pureza.