Agradecer, no algo personal, sino todo lo que existe, por la gracia que se recibe, florece un sentimiento de gratitud: por tu parte y por parte de Dios.
En la superficie, hay caos y agitación. Practica la meditación, el silencio y la respiración, te llevarán a tu interior donde todo se encuentra en calma.
Con la conciencia adquieres claridad, soltura. Es la única manera, la correcta de que te mantengas calmado, de lo contrario, siempre estarás confuso.
Viaja a tu propia alma por medio de la meditación para que puedas empezar desde el principio. El viaje al alma tiene que empezar por este primer paso.
Relájate, no te esfuerces tanto, porque solo puedes hacerte consciente mediante la relajación, no con el esfuerzo. Mantente tranquilo, callado, en calma.