La búsqueda de Alejandra

CUENTO ZEN CON MORALEJA

Este cuento es muy significativo. ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que estás buscando? No. La búsqueda existe solamente cuando estás dormido.

Imagen del cuento: La búsqueda de Alejandra

Cuento zen sobre la búsqueda

Este es el cuento de una gran mujer sufí, una mística, Alejandra. Una noche la gente la encontró sentada en medio del camino buscando algo. Era una anciana, sus ojos estaban cansados y le era difícil ver bien. Así que los vecinos acudieron para ayudarla.

Le preguntaron, ¿Qué es lo que estás buscando? Alejandra dijo, eso no tiene importancia. Estoy buscando. Si pueden ayudarme, ayudadme.

Ellos se rieron y le dijeron. Alejandra, ¿te has vuelto loca? Dices que lo que te preguntamos no es importante, pero si desconocemos qué es lo que estás buscando ¿cómo vamos a ayudarte?

Alejandra dijo, Solo para darles gusto les diré que estoy buscando mi aguja. He perdido mi aguja.

Ellos empezaron a ayudarla, pero de inmediato se dieron cuenta de que el camino era demasiado grande y que una aguja era algo muy pequeño.

Por eso le preguntaron a Alejandra. Dinos por favor dónde la perdiste, el lugar preciso, exacto. Si no será difícil. El camino es grande y podemos seguir buscando por toda la eternidad. ¿Dónde la perdiste?

Alejandra les dijo, vuelven a preguntarme algo que no tiene importancia ¿Qué tiene que ver con mi búsqueda?

Ellos se detuvieron. Le dijeron, En verdad te has vuelto loca.

Alejandra les dijo, De acuerdo. Solamente para darles gusto les diré que la he perdido en mi casa.

Ellos le preguntaron, Entonces, ¿por qué la estás buscando aquí?

Y se dice que Alejandra les dijo exactamente esto: Porque aquí aún queda algo de luz y en casa no tengo luz y está oscuro para buscar.

MORALEJA

Este cuento es muy significativo. ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que estás buscando? No. Incluso aunque en ciertos momentos, en momentos de ensoñación, hayas tenido alguna intuición de qué es lo que estás buscando, nunca es algo preciso, nunca es exacto.

Cuando las cosas no están claras simplemente sigues buscando, empujado por una urgencia interior, arrastrado por una urgencia interior. Has de saber una cosa: necesitas buscar. Es una necesidad interior. Pero tú no sabes qué es lo que estás buscando.

El buscar debe ser para algo más. Esos nombres, esas etiquetas: dinero, poder, prestigio, son solamente para satisfacer tu mente. Están ahí solo para ayudarte a que sientas que estabas buscando algo. Ese algo se mantiene todavía indefinido, es un sentimiento muy difuso.

Recuerden: la búsqueda existe solamente cuando estás dormido. La búsqueda existe solamente cuando no eres consciente. La búsqueda existe solamente por tu falta de consciencia. La inconsciencia crea la búsqueda exterior, nunca se dirige a tu interior.

Si no vives en el ahora, donde actúa el buscador, nunca sucederá. Nunca ha sucedido. No puede suceder por la naturaleza misma de las cosas, porque a menos que hayas buscado al buscador, toda tu búsqueda carece de sentido. A menos que descubras quién eres, toda tu búsqueda será fútil, porque no conoces al buscador que está en tu interior. Sin conocer al que busca ¿cómo podrás moverte en la dimensión correcta, en la dirección adecuada? Es imposible. Lo primero ha de ser lo primero.

Pero buscas en la dirección equivocada. La dirección está equivocada; por eso no lo encuentras. Y no es que no puedas lograrlo en tu vida; puedes lograrlo, pero aun así no estarás satisfecho. Nada te va a satisfacer porque nada puede obtenerse del mundo exterior que sea comparable al tesoro interior, a la luz interior, a la dicha interna que solo se logra viviendo en plenitud en el sagrado ahora.