El manantial de la alegría

Cuento zen con moraleja

La alegría es algo que se parece a un pequeño manantial en la montaña: cuando no hay obstáculos, el manantial fluye; cuando hay obstáculos, no puede fluir.

Imagen del cuento: El manantial de la alegría

Cuento zen sobre la alegría

Se dice que el discípulo de un venerable sabio, estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz, a pesar de las dificultades que tenía en la vida.

Intrigado, un día, le preguntó:

– Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho?

El maestro le respondió:

– Amigo mío, no hay secreto alguno en esto.
– Cada mañana cuando me despierto, limpio todo lo negativo.
– ¿Qué resulta de esto? Brotará el manantial de la alegría por inercia.
– Y así siempre estaré sonriente y feliz.

MORALEJA

La verdadera alegría no tiene motivo, no puede tener un motivo. Si la alegría tuviera un motivo entonces no sería alegría en absoluto: sólo se puede gozar sin motivo, sin causa. Cuando uno está en armonía con el todo, uno se siente alegre. No existe un motivo para ello.

La verdadera alegría no puede tener motivo alguno. La alegría existe, simplemente, sin explicación, es inexplicable. Cuando está, está; cuando no está, no está. Cuando no está, puedes encontrar los motivos por los que no está, pero cuando está no puedes encontrar los motivos por los que está, y si puedes encontrar los motivos por los que está, tu alegría es entonces cultivada, no es real, no es auténtica, no es verdadera. No está fluyendo de lo más profundo de tu ser; tú sólo la estás manejando, la estás manipulando, la estás fingiendo.

Cuando la alegría es un gozo fingido, puedes encontrar el motivo. No obstante, cuando la alegría es verdadera, es tan misteriosa, tan primaria, que no puedes encontrar un motivo. En vez de preguntar a alguien por qué está dichoso, averigua más bien por qué tú no lo estás.

La alegría es algo que se parece a un pequeño manantial en la montaña: cuando no hay obstáculos, el manantial fluye; cuando hay rocas en medio, no puede fluir. Al remover las rocas no estás creando un manantial, sólo remueves lo negativo, sólo remueves el obstáculo; el manantial ya existía, pero no podía fluir a causa de las rocas. Cuando quitas las rocas no estás creando el manantial, el manantial ya estaba allí. Al quitar las rocas has quitado lo negativo, el obstáculo; entonces el manantial fluye.

En consecuencia, si alguien pregunta: ¿Por qué fluye el manantial? Pues porque está allí; por eso es que fluye. Si no está fluyendo entonces hay una causa. Deja que esto penetre en ti profundamente, porque este también es tu problema.