Dios está en tu interior
Cuento zen con moraleja
Para ir a tu interior debes trascender todas las ataduras. Sólo entonces puedes encontrar la fuente: la fuente que es la libertad, la fuente que es Dios.
Cuento zen sobre Dios
Maestro – dijo el discípulo -, enseñas que el todo o Dios está en el interior de cada uno de nosotros, pero ¿cómo puede caber dentro de nosotros?
– Ve hasta el Ganges y tráeme un litro de agua – le respondió el maestro al discípulo.
Cuando este hubo traído el agua, el maestro quedó asombrado:
– ¡Pero si esta no es agua del Ganges!
– ¡Por supuesto que sí, la he sacado yo mismo del río! – exclamó el discípulo.
– Pero ¿dónde están las tortugas, los peces, las gentes que en él se bañan, las embarcaciones, los cadáveres que arrastra y los monjes que hacen sus abluciones en él? Yo no veo nada de todo esto en ella. ¿No puede tratarse del agua en cuestión? ¡Corre a arrojarla al Ganges!
Cuando el discípulo regresó, el maestro le dijo:
– Ahora, tu litro de agua, mezclado con el agua del río contiene tortugas, peces y todo cuanto le faltaba antes. Esa sí que es agua del Ganges.
MORALEJA
Somos ricos, infinitamente ricos, pero, a un determinado nivel de consciencia, no vemos más que el litro de agua y no la inmensidad del río.
Tu interior está listo para ser uno con el todo, uno con Dios o como prefieras llamarlo, porque su sabiduría es fresca, esa sabiduría viene de la fuente, y esa fuente está viva dentro de ti, esperando a que des un giro hacia adentro. No la busques afuera, mira hacia dentro. Jesús lo dice una y otra vez: «El reino de Dios está dentro de ti».
Si te aferras demasiado a tu mente, la revolución interior no será posible, porque la mente es la primera atadura. Después, la religión a la que perteneces es la segunda atadura posteriormente, la nación a la que perteneces es la tercera atadura. Uno tiene que romperlas todas, uno tiene que trascenderlas todas. Sólo entonces puedes encontrar la fuente: la fuente que es la libertad, la fuente que es Dios.