La iluminación espiritual

Humildad y flexibilidad

¿GUSTAL SOPA?

En la cena de clausura de un evento internacional sentaron juntos a un delegado Norteamericano y a un Chino. El Norteamericano se dirigió al oriental con aire de superioridad y le preguntó: "¿Gustal sopa?". El Chino asintió sonriente e hizo una inclinación. La escena se repitió toda la noche. El Norteamericano le siguió preguntando; "¿Gustal calne?"... "¿Gustal fluta?"... "¿Gustal postle?". Y todas las veces el Chino respondía amablemente con un gesto de asentimiento. Al final de la cena el presidente del congreso presentó al conferencista invitado para la ocasión. Era el Chino que pronunció un ingenioso e interesante discurso en un inglés impecable. Finalizada su intervención fue aplaudido ardorosamente, se dirigió entonces al americano y con una sonrisa maliciosa le preguntó: "¿Gustal disculso?".

Esta historia es un llamado a actuar con humildad y desterrar los juicios. Siempre estás mejor si expandes tu pensamiento y tienes una mente sin barreras y con visión universal. Se flexible y busca todo lo que te lleva a incluir, no a excluir; se puente que une, no muro que separa. Los juicios nos alejan y la intolerancia es madre de la violencia. Por eso haces un buen negocio si no estás cegado por las suposiciones o frenado por las falsas creencias. Elige mirar todo lo bueno que hay en ti, en tu ambiente o en las personas que tratas, y desecha actitudes beligerantes, tercas o arrogantes.

Tan pronto vivas un cambio en tu conciencia, verás cómo la realidad y las personas se iluminan. Cambia en tu interior y el exterior se transformará. La paz interior que ansías depende en gran medida de que aceptes el mundo así como es. No te desgastes exigiendo que sea de otra forma y cree que hay un orden detrás del aparente caos. El cosmos y la humanidad viven un proceso de evolución lenta y el progreso es paulatino. Asume lo que te toca sin quejas inútiles y esmérate por ser parte de la solución, no del problema. Ni Jesús, ni Buda ni Lao Tse perdieron su tiempo criticando y se dedicaron a construir y aportar, dejando de lado el ego y la rigidez. La humildad y la flexibilidad son acaso los dos valores más necesarios en un mundo de mutaciones constantes. Sin ellas nadie se adapta, y aquel que no se adapta desaparece en la naturaleza, fracasa en su trabajo y se estrella en sus relaciones.

Michael Gelb ha estudiado a los genios y en seres como Leonardo Da Vinci descubrió una disposición humilde para aprender de todos y una elasticidad superlativa que lo impulsaba a cambiar, probar, innovar y adaptarse. También un buen líder es sencillo, flexible, y así es como inspira confianza y logra cohesionar un equipo de alto rendimiento. Dicen que hay dos clases de personas: los que aportan y los que critican; cuando tú eliges ceder, dialogar, delegar y cooperar eres un protagonista del cambio. Vivir es estar abierto al cambio y morir es resistirse a él por soberbia, inconciencia o terquedad.