El hombre solo es rico en hipocresía. En sus diez mil disfraces para engañar confía; y con la doble llave que guarda su mansión para la ajena hace ganzúa de ladrón.
En el tablero de ajedrez, las mentiras y la hipocresía no sobreviven mucho tiempo. La combinación creativa deja desnuda la presunción de la mentira; un hecho implacable que culmina con un jaque mate, y contradice al hipócrita.
En el tablero de ajedrez, las mentiras y la hipocresía no sobreviven mucho tiempo.
En los asuntos religiosos, es muy débil el hilo que separa la sinceridad de la hipocresía, como la charlatanería de la honradez: se rompe fácilmente.
Un burro hablando de orejas -Usado cuando una persona dice algo hipócrita. Y un conejo criticando! -Usado cuando la persona que dice el previo refrán no esta exenta de la hipocresía.
Estos aspirantes al puesto de un dios, se odian en secreto y se sonríen ante las cámaras y el publico desde sus respectivas mascaras de hipocresía.
Con mascaras de total hipocresía, semejantes a topos, las personas excavamos frecuentemente las galerías por las que circula nuestra existencia.
La fe sin verdad es herejía; el saber sin fe es hipocresía. La obra sin virtud es orgullo y la virtud sin obra es vanidad.
El hombre emplea la hipocresía para engañarse a si mismo, acaso mas que para engañar a otros.
La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía.
Sin hipocresía, mentiras, castigos, cárceles, fortalezas y crímenes no puede surgir ningún nuevo poder ni sostenerse el que existe.
Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad.
El fanfarrón que teoriza sobre la ciencia de su metafísica, lleva ocultos en su mochila: un crucifijo, el consuelo de la inmortalidad, algo de espiritismo, miseria de pecador y orgullo e hipocresía.
La fe sin verdad es herejía; el saber sin fe es hipocresía. La obra sin virtud es orgullo y la virtud sin obra es vanidad.
Sin hipocresía, mentiras, castigos, cárceles, fortalezas y crímenes no puede surgir ningún nuevo poder ni sostenerse el que existe.
El verdadero Justo es aquel que ha dominado la avaricia, la hipocresía, la pasión y la cólera.
El piadoso egoísta ha tomado el color de la religión y santidad. Con su hipocresía piensa y cree que es humilde, cree que no tiene ego.
(Escribiendo)Mi mama me mima. Amo a mi mama. (Huele en el aire el olor a sopa) ¡Mama, o vos dejas de preparar sopa, o yo dejo de escribir hipocresías.
Nuestro enemigo real no es ninguna fuerza exterior a nosotros mismos, sino nuestras propias debilidades de llanto, nuestra cobardía, nuestro egoísmo, nuestra hipocresía, nuestro sentimentalismo ciego.
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