La iluminación espiritual

La felicidad de ser libre

LIBERTAD ETERNA

Mientras no seas amo de Ti mismo, capaz de obligarte a hacer lo que debes, aunque no te agrade, no serás un alma libre. Y esta libertad no es cosa de poca monta, pues en ella está el germen de la libertad eterna.

No son tus pensamientos pasajeros o tus ideas brillantes los que dan el tono a tu vida, sino tus hábitos comunes de todos los días; los hábitos mentales son como imanes que atraen determinados objetos, de acuerdo con la naturaleza y calidad de tu magnetismo.

Los hábitos materiales atraen cosas materiales. Los malos hábitos son en el alma como injertos temporales productores de miseria. La ley natural es que, si hay en ti un poco MÁS BIEN QUE MAL, tu mal será al fin destruido por el poder más grande del bien; pero si hay en ti algo menos de bien que de mal, él poco bien será gradualmente absorbido por el mayor poder de tus malas tendencias. Y el fracaso será total.

Si un hábito pernicioso te domina, debilítalo evitando cuanto pueda ocasionarlo y estimularlo, pero sin que, llevado de tu celo por combatirlo, te concentres en él. Pon tu mente, por el contrario, en algún buen hábito y empéñate con todas tus fuerzas en cultivarlo para que llegue a ser parte de Ti mismo.

Dos fuerzas combaten incesantemente dentro de nosotros. Una nos induce hacer lo que no debemos; una nos urge a que hagamos lo debido, aunque nos parezca difícil. La primera es la voz del mal, la segunda es la voz de Lo Eterno.

Si eres capaz de liberarte de toda suerte de malos hábitos, y de hacer el bien por amor al bien mismo, no por las penas que pueda traer obrar mal, entonces has progresado realmente. Y solo cuando hayas desechado por completo los malos hábitos, serás verdaderamente un hombre libre.

¡Peligro! Existen dos tipos de decisiones: una es falsa, peligrosa y arroja fracaso; la otra es verdadera y contiene la semilla del éxito.

La falsa ocurre cuando la persona está acosada por la recriminación de amigos, prensa, radio y avisos de prohibición. La decisión verdadera es espontánea, sincera, y ocurre por lo regular en momentos de reflexión o serenidad.

Cuando esta ocurre, brota la joya más preciosa, el elemento poderoso el cual, como locomotora implacable, arrastra a su paso cualquier obstáculo que se atraviese.

Lo delicado del asunto es que estas decisiones espontáneas son muy sutiles y pasajeras. Es necesario capturarlas en el acto. Al principio son tiernas, pero se dejan manejar. Cuando a Ti llegue esta joya interna, acógela con amor, empóllala cariñosamente hasta que emplume, se vuelva fuerte y pueda volar como el águila tenaz que lo domina todo.

La persona que sabe manejar estos sutiles impulsos internos desata la fuerza más incontenible del universo, aquella que todo lo puede, para prosperar económicamente con rapidez, para enfrentarse y vencer los problemas de la vida y conquistar logros amorosos, espirituales y, lo mejor: la salud.

Los grandes músicos, poetas, científicos, ingenieros e inventores se diferencian de la gente corriente solo en que han sabido manejar esos impulsos que salen de los laberintos más recónditos del alma; allí habita la sabiduría eterna donde se encuentra la energía de las estrellas que nos guían.