La iluminación espiritual

¿Qué significa realmente dar y recibir amor?

¿Qué es dar y qué es recibir amor?

¿Te has preguntado a ti mismo qué es dar amor?

¿Piensas que ya estás dando mucho a tus hijos, a tu esposa, a tu novia, a la sociedad, a tu club de fútbol? Sí, das mucho, pero no sabes qué es dar. A menos que te des a ti mismo, no das nada. Puedes dar dinero, pero tú no eres el dinero. A menos que te des a ti mismo, es decir, a menos que des amor, no sabes qué significa dar.

¿Te has preguntado a ti mismo qué es recibir amor?

Casi todo el mundo cree saber qué es recibir, pero quien me interpela tiene razón al interpelarme y demostrar que no sabe qué es recibir. Al igual que si no das amor no sabes qué es dar, no sabes qué es recibir: a menos que seas capaz realmente de recibir amor, no sabrás qué es recibir. Quieres que te amen, pero no lo has pensado: ¿eres capaz de recibir amor?

Hay muchos obstáculos que te impedirán recibirlo. Si no tienes respeto por ti mismo, y por consiguiente, cuando el amor se te acerca, no te sientes digno de recibirlo. Pero estás metido en tal lío que ni siquiera eres capaz de ver algo muy sencillo: porque nunca te has aceptado tal y como eres, nunca te has amado a ti mismo.

Entonces... ¿Cómo vas a recibir el amor de otro?

Sabes que no eres digno de ello, pero no quieres aceptarlo ni reconocer esa absurda idea que te han metido en la cabeza, que no eres digno de ello. ¿Y qué haces? Sencillamente rechazas el amor. Y para rechazar el amor tienes que buscar excusas.

La primera y principal excusa es no es amor, por eso no puedo aceptarlo. No te puedes creer que alguien te quiera. Si no puedes quererte a ti mismo, si no te ves a ti mismo, tu belleza, tu gracia y tu grandeza, ¿cómo vas a creerlo cuando alguien te dice: Eres maravilloso. Veo en tus ojos una gracia profunda, insondable. Veo en tu corazón un ritmo en armonía con el universo.

Realmente no puedes creértelo; es demasiado. Estás acostumbrado a que te condenen, a que te castiguen; estás acostumbrado a que te rechacen, a que no te acepten tal y como eres. Precisamente... eso si lo aceptas fácilmente.

El amor tendrá un enorme impacto en ti, porque tendrás que sufrir una gran transformación antes de poder recibirlo. En primer lugar tienes que aceptarte sin sentimiento de culpa. No eres un pecador como te enseñan las religiones.

¿No comprendes la estupidez de todo eso?

Hace mucho tiempo, un tal Adán desobedeció a Dios, y no se puede decir que fuera un gran pecado. Aun más: hizo bien en desobedecerlo. Si alguien había cometido un pecado, fue Dios, al prohibir a su propio hijo, a su propia hija, que comieran el fruto de la ciencia y el fruto de la vida eterna. ¿Qué clase de padre es ese? ¿Qué clase de Dios? ¿Qué clase de amor?

El amor exige que Dios les hubiera dicho a Adán y Eva: Antes de comer otra cosa, recordad estos dos árboles. Comed cuanto queráis del árbol de la sabiduría y cuanto queráis del árbol de la vida eterna, para que podáis estar en el mismo espacio de inmortalidad en el que yo estoy.

Eso habría sido muy sencillo para cualquiera que amara. Pero un ser inteligente sabe que si dios le prohibiera a Adán adquirir la sabiduría significa que quería mantenerlo en la ignorancia, sabe que todo esto es cosa de algún religiosos que quiso infundir miedo. Sabe que un dios creado por la mente quizá tuviera envidia y temiera que si Adán adquiría la sabiduría fuera como él. Fabricaría un dios que quisiera mantener a Adán en la ignorancia para que siguiera siendo inferior. Y si comía el fruto de la vida eterna sería un dios.

Ese Dios de la prohibición a Adán y Eva debía de ser muy envidioso, muy desagradable, inhumano, poco cariñoso. Y si todo eso no es pecado, ¿qué es pecado? Pero los judíos, los cristianos, los musulmanes y todas las religiones, te enseñan que aún llevas sobre tus hombros el pecado que cometió Adán. Pero las mentiras han de tener un límite.

Incluso si Adán hubiera cometido un pecado, tú no tienes por qué cargar con él. Según esas religiones, fuiste creado por Dios, pero, en lugar de llevar en ti lo divino, cargas con la desobediencia de Adán y Eva.

Esa es la forma occidental de condenarte: eres un pecador. La forma oriental llega a la misma conclusión, pero desde premisas distintas.

Dicen que todos tienen una enorme carga de pecados y malas obras, cometidos en el transcurso de millones de vidas pasadas. En realidad, la carga de un cristiano, un judío o un musulmán es mucho más ligera. Realmente solamente cargan con el pecado que cometieron Adán y Eva. Y seguramente se ha ido atenuando al cabo de muchos siglos. No eres el heredero directo de los pecados de Adán y Eva. Ese pecado ha pasado por millones de manos, y ahora esa cantidad debe de ser casi homeopática.

Pero el concepto oriental es aun más peligroso.

No es que lleves sobre tus hombros el pecado de otros. En primer lugar, nadie puede cargar con el pecado de otra persona. Si tu padre comete un delito... no pueden llevarte a ti a la cárcel. Por simple sentido común, si el padre ha cometido un pecado o un delito, es él quien tiene que pagar por ello. No pueden encarcelar al hijo o al nieto porque el abuelo haya asesinado a alguien.

Pero el concepto oriental es mucho más peligroso y ponzoñoso: cargas con tu propio pecado, no con el de Adán y Eva; y no en una pequeña cantidad, sino que va aumentando con cada una de tus vidas. Y resulta que has vivido millones de vidas antes de esta, y que en cada vida has cometido múltiples pecados. Se te han acumulado. La carga es monstruosa, y acabas machacado por ella.

Es una extraña estrategia para destruir tu dignidad, para reducirte a un ser subhumano.

¿Cómo puedes quererte?

Puedes odiar, pero no amar. ¿Cómo vas a creer que alguien te quiera? Es mejor rechazarlo, porque tarde o temprano la persona que te ofrece su amor descubrirá tu realidad, que es muy fea... una enorme carga de pecado. Y entonces esa persona te rechazará. Para evitar el rechazo es mejor rechazar el amor. Por eso no se acepta el amor. ¿Comprendes?

Todo el mundo lo desea, lo anhela, pero cuando llega el momento en el que alguien está dispuesto a derramar su amor sobre ti, te echas atrás. Ese echarse atrás tiene un profundo significado psicológico. Tienes miedo; es maravilloso, pero ¿cuánto durará? Tarde o temprano se revelará mi realidad. Es mejor estar alerta desde el principio.

El amor significa intimidad, el amor significa el acercamiento de dos personas, significa dos cuerpos pero una sola alma.

Tienes miedo: ¿Tu alma de pecadora cargada con las malas obras de millones de vidas? No; es mejor esconderla, mejor no llegar a la situación en la que la persona que deseaba amarte te rechace. Es el miedo al rechazo lo que no te permite recibir amor. No puedes dar amor porque nadie te ha dicho nunca que eres un ser amante desde tu nacimiento.

Te han dicho: Has nacido en pecado. No puedes amar ni puedes recibir amor. Eso ha disminuido todas tus posibilidades de crecimiento.

Dices: Ahora que he despertado comprendo que solo he empezado a vislumbrar lo que es dar y recibir.

Tienes suerte si has despertado, porque hay millones de personas en el mundo entero completamente ciegas a sus condicionamientos, las terribles cargas que las generaciones anteriores les han impuesto. Pero no se eliminan olvidándolas.

No se actúa sobre una cáncer olvidándose de él. No reconociéndolo, manteniéndolo en la oscuridad, corres el mayor riesgo contra ti mismo, y además sin necesidad. Tarde o temprano invadirá todo tu ser, y nadie sino tú será responsable. De modo que si notas que empiezas a vislumbrarlo, a indagar sobre los que es dar y recibir, eso significa que se te están abriendo algunas ventanas.