Mantras para transformar el miedo en amor
Thich Nhat Hanh, enseña estos Mantras para transformar el miedo en amor o cuando sentimos irritación, odio, rabia, depresión y reconocemos su presencia.
THICH NHAT HANH
MIEDO POR AMOR
Podemos transformar el miedo en amor
Es mucho el miedo que solemos albergar en nuestro interior. Tenemos miedo a muchas cosas: a nuestra propia muerte, a la muerte de nuestros seres queridos, al cambio y a quedarnos solos. Pero la práctica de la plena consciencia nos ayuda a conectar con el estado de no miedo. Solo aquí y ahora podemos experimentar la liberación y la felicidad total.
El sufrimiento, el miedo y la depresión son una especie de basura.
Pero se trata de una basura que forma parte de nuestra vida real y debemos, en consecuencia, ver su naturaleza profunda y practicar para transformar en flores los desperdicios. No debemos desaprovechar nada, debemos aprender el arte de abonar nuestra basura para transformarla en flores. En la práctica del budismo, vemos que todas las formaciones mentales –incluidas la ira, el odio, el miedo, el sufrimiento y la desesperación– son de naturaleza orgánica. No necesitamos tenerles miedo porque la transformación siempre es posible. Basta, para empezar a transformarlas, con sonreír y respirar atentamente. Cuando sentimos miedo, irritación o depresión, reconocemos su presencia y ponemos en práctica los mantras que a continuación presentamos.
LOS MANTRAS
Un mantra es un tipo de fórmula mágica que cuando se pronuncia no solo puede cambiar la situación, sino que también puede cambiarnos a nosotros y a los demás. Pero esa fórmula mágica debe ser pronunciada con plena concentración, unificando cuerpo y mente como si se trataran de la misma cosa. Todo lo que digamos desde ese estado de ser se convertirá en un mantra. Mi propósito al compartir estos cuatro mantras es el de brindar un apoyo para la práctica de estar realmente presentes para nuestros seres queridos y para nosotros, liberando el temor, cultivando el verdadero amor y restableciendo la comunicación. Estos mantras pueden ser muy eficaces para regar, tanto en nosotros como en nuestros seres queridos, las semillas de la felicidad y transformar el miedo, el sufrimiento y el aislamiento.
CUATRO MANTRAS
MANTRA DE LA PRESENCIA
Mantra para ofrecer nuestra presencia
El regalo más precioso que podemos dar a nuestros seres queridos es nuestra presencia. De ese modo, el primer mantra es muy sencillo: Querido, estoy aquí contigo.
En nuestra vida cotidiana, la mayoría estamos demasiado ocupados y tenemos muy poco tiempo para cultivar el amor. Por la mañana, mientras tomamos el desayuno, no dedicamos tiempo a observar a las personas que amamos. Desayunamos a toda prisa pensando en otras cosas y, a veces, leyendo incluso un periódico que nos impide ver la cara de nuestros seres queridos. Y cuando, por la noche, regresamos a casa, estamos demasiado agotados para poder mirarles.
Lo mejor que podemos ofrecer a las personas que queremos es nuestra presencia. ¿Cómo podríamos amar a alguien si no estamos presentes? Vuelve la mirada hacia ti mismo, mira tus ojos y di: ¡Mira! ¿Sabes qué? Estoy aquí contigo. Entonces podrás brindarle tu presencia. No estarás entonces preocupado por el pasado ni por el futuro, sino que estarás ahí, disponible para la persona a la que amas. Pronuncia estas palabras simultáneamente con tu cuerpo y tu mente y serás testigo directo de la transformación.
MANTRA PARA LO AMADO
Mantra para reconocer a la persona amada
El segundo mantra dice: Querido, saber que estás aquí me hace muy feliz.
Si el primer paso consiste en estar disponible para la otra persona, el segundo consiste en reconocer su presencia. Como estás completamente presente, reconoces también lo preciosa que es la presencia de la persona amada. Cuando abrazas con atención plena a la persona amada, esta se abre como una flor. Ser amado significa, por encima de todo, ver reconocida la propia existencia.
Estos dos primeros mantras pueden aportar felicidad de inmediato. Aunque la persona amada no se halle físicamente presente, siempre puedes utilizar el teléfono o un correo electrónico que diga: Querido, saber que estás ahí me hace muy feliz. Esa es una auténtica meditación, una meditación llena de amor, compasión, alegría y libertad, los cuatro componentes del amor descritos por el Buda.
MANTRA DEL SUFRIMIENTO
Mantra para aliviar el sufrimiento
Cuando ves que la persona amada está sufriendo, debes poner en práctica el tercer mantra que dice: Querido, sé que estás sufriendo. Por eso, estoy aquí contigo.
Aun antes de que hagas algo para tratar de ayudar, tu presencia incondicional ya proporciona cierto alivio. Porque lo cierto es que, cuando sufrimos, todos tenemos gran necesidad de la presencia de la persona amada. Si la persona amada nos ignora cuando estamos sufriendo, nuestro dolor se intensifica. Lo que debemos hacer pues –en este mismo instante– es manifestar nuestra presencia genuina a nuestro ser querido y pronunciar con plena atención el tercer mantra, que dice: Querido, sé que estás sufriendo y por eso estoy aquí para ti. Basta con esas palabras para que la persona amada empiece a sentirse mejor.
Tu presencia y tu comprensión del dolor ajeno son un milagro, una faceta de tu amor que puedes ofrecer de inmediato. Trata, pues, de estar realmente presente para ti mismo, para la vida y para las personas a las que amas, reconociendo la presencia de quienes conviven contigo y tratando de estar ahí cuando alguno de ellos esté sufriendo, porque tu presencia es, para esa persona, muy preciosa.
MANTRA PARA LA AYUDA
Mantra para solicitar ayuda
El cuarto mantra es un poco más difícil y dice así: Querido, estoy sufriendo. ¡Ayúdame, por favor!.
Este mantra es adecuado para los momentos en que estás sufriendo y crees que la persona amada es la causa de tu sufrimiento. Si fuese otra la persona la que hubiese actuado mal contigo, sufrirías menos, pero se trata de alguien a quien amas. Por eso, sufres profundamente y lo último que sientes que debes hacer es pedirle ayuda. Prefieres esconderte en tu habitación, cerrar la puerta y ponerte a llorar en soledad. En este caso, el principal obstáculo para la reconciliación y la curación es el orgullo. Según el Buda no hay lugar, en el amor auténtico, para el orgullo.
Cuando sufras de ese modo, debes dirigirte a la persona amada y pedirle que te ayude. Ese es el verdadero amor. Debes ir más allá del orgullo y no dejar que te aísle. Siempre debes dirigirte a la otra persona. Practica unificando antes tu cuerpo y tu mente y luego dirígete a la persona amada y pronuncia el cuarto mantra: Querido, estoy sufriendo. ¡Ayúdame, por favor!. Esto es algo tan sencillo como difícil de llevar a cabo.
APRENDIZAJE
Puedes empezar contigo mismo ahora
El objetivo de estos cuatro mantras consiste en eliminar el miedo, la duda y el aislamiento. No son complicados ni difíciles de entender y tampoco tienes que repetirlos en sánscrito o chino porque en tu propio idioma funcionan igual de bien. Debes, eso sí, aprender a decirlos de corazón y tener también la alegría, el valor y la sabiduría de ponerlos en práctica. La práctica meditativa de la plena consciencia consiste en volver a nosotros mismos para recuperar la paz y la armonía. La energía que nos capacita para hacerlo es la plena consciencia una energía que también aporta concentración, comprensión y amor. Si volvemos a nosotros mismos para restaurar la paz y la armonía, resultará mucho más sencillo ayudar a la otra persona y recuperar la comunicación en nuestras relaciones.
Cuidar de ti mismo y restablecer tu paz interior es la condición imprescindible para ayudar a los demás. Y eso solo podrás hacerlo cuando dejes de hacer sufrir a los otros y a ti mismo. Cuando desactives la bomba que llevas en tu interior, sabrás cómo ayudar a tu amiga o amigo a desactivar su propia bomba. Pero para poder ayudar debemos desarrollar, en nuestro interior, un poco de calma, un poco de alegría y un poco de compasión. Y esto es algo que podemos alcanzar mediante la práctica cotidiana de la plena consciencia. La práctica de la plena consciencia no se limita a la sala de meditación, sino que también se ejercita en la cocina, en el jardín, mientras hablamos por teléfono o cuando conducimos o lavamos los platos. Estar presente con lo que, en nosotros y en nuestro alrededor, hay de bello y sano es algo que podemos hacer a diario, tratando de llevarlo a la práctica en todas nuestras actividades cotidianas.
La transformación del miedo en amor es posible. Basta, para empezar a transformarlas, con sonreír y respirar atentamente.
Thich Nhat Hanh