La joven ciega que se odiaba - Cuento
Un ejemplo conmovedor de como el Amor rompe el odio. Esta es la historia de una joven ciega que se odiaba a si misma y a los extremos que llego por odiar.
ANTHONY DE MELLO
CEGUERA EN EL ALMA
Un ejemplo conmovedor de como el Amor rompe el Odio.
Esta es la historia de la joven ciega que se odiaba a si misma, y a todo el mundo por ser ciega. Odiaba a todos, menos a su novio que la quería mucho.
Un día, consiguió un par de ojos sanos, la operaron y pudo ver, cuando lo hizo, el novio le preguntó si se casaría con el, a lo que ella respondió que no, porque se dio cuenta que él era ciego.
El novio, triste, la comprendió y se despidió de su vida.
En su partida le dijo: Tan solo te pido que cuides muy bien de mis ojos pues te los regalé y ahora son los tuyos. Te amo.
MORALEJAS
Hoy, antes de decir algo destructivo, Piensa en los que no pueden hablar; Antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen que comer.
Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y tristes que añoran un compañero.
Antes de quejarte de tus hijos, piensa en quienes no los tienen y los desean.
Cuando estés cansado y reniegues de tu trabajo, piensa en los millones que están desempleados y quisieran el tuyo.
Antes de señalar con el dedo, y tomarte la atribución de juzgar, recuerda que todos hemos cometido errores, y lo seguiremos haciendo.
Y cuando el cansancio y las tinieblas quieran timarte y llenarte de pensamientos negativos y destructores, sonríe.
Sonríe y da gracias a Dios, porque estas vivo y todavía andas por aquí.
Esta vida no es eterna acá en la tierra, para nadie. Es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso viaje.
La única vida que es eterna es la espiritual. Por eso necesitamos sembrar para la eternidad, sin despreciar a quienes se entregan para que nosotros tengamos una mejor vida acá.
AMOR Y ODIO
REFLEXIONES SOBRE EL AMOR
El amor de verdad es algo no personal, pues se ama cuando el yo programado no existe ya. Esforzarme por ver cómo eres tú, y comprenderte y aceptarte tal cual eres: eso es el amor. Esto no excluye que tenga preferencias.
Yo prefiero la relación con personas determinadas porque esa relación es más gozosa, pero esa preferencia ha de dejarme libre para gozar con la amistad de los demás, para escuchar los demás instrumentos. Cada relación tiene un sabor y unas características distintas. Hay proyectos que se dan en una relación y no en otra, pero ninguna de ellas puede, cuando se ama, excluir a las demás.
Cuando amas de verdad a una persona, ese amor despierta el amor a tu alrededor. Te sensibiliza para amar y comienzas a descubrir belleza y amor a tu alrededor.
El amor de verdad es un estado de sensibilidad que te capacita para abrirte a todas las personas y a la vida. Y, cuando amas, no hay nada más fácil que perdonar.
Aceptar a las personas que todo el mundo rechaza, y no porque no veas sus fallas, sino precisamente porque los ves como realmente son, de dónde proceden y cómo se parecen a los tuyos, que ya tienes aceptados.
Aceptas también no tener razón, escuchando las razones de los demás con interés. Y, sobre todo, sabes responder al odio con amor, no porque te esfuerces en ello, sino como milagro de la comprensión del amor verdadero, que ve a la persona tal cual es.
Tres señales de estar despierto: perdonar, aceptar y responder con amor.
Hasta que no veas inocentes a las personas, no sabrás amar como Jesús.
REFLEXIONES SOBRE EL ODIO
Liberarte del odio es lo mismo que liberarte de tu miedo, pues el miedo es lo que produce el odio. Y si el miedo es por ti mismo, es que te estás odiando, y si anida el odio en ti, odiarás a todo el mundo.
El místico es el que es capaz de liberarse completamente del miedo, por eso no es violento. El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo. El odio es solo una consecuencia del miedo.
Todo miedo es un impedimento para que el amor surja. Y el miedo no es algo innato, sino aprendido. La espiritualidad te enseña a liberarte del miedo y del odio.
Gandhi decía: El que quiera venir a luchar conmigo para liberar a la patria, tendrá antes que purificarse, pues, de lo contrario, acabaríamos liberándonos de una opresión para caer en otra peor.
Hay que lanzarse a la batalla sin ningún rastro de odio para que esa batalla sirva para algo. Liberarte del odio es lo mismo que liberarte de tu miedo, pues el miedo es lo que produce el odio. Y si el miedo es por ti mismo, es que te estás odiando, y si anida el odio en ti, odiarás a todo el mundo.
Para ser místico no necesito estar en un monasterio. Se puede muy bien ser pobre e ignorante de teorías y de leyes y ser místico. Lo que hace falta es estar despierto a la vida.
Lo importante es liberarte tú mismo, y eso lo puede hacer tanto un seglar como un monje. Quizá un monje, con la dificultad de una comunidad cerrada, donde se originan tantos roces, te da pie para descubrir más claramente tus enfermedades, y sobre todo sufrir. Es el sufrimiento lo que ayuda a despertar. El encuentro con la realidad.
El estar despierto y mirar sin engaños no quiere decir que desaparezca tu programación, sino que allí estará, pero la verás claramente, y al apego lo llamarás apego, y a lo que creías amor lo llamarás egoísmo. El apego habrá perdido la batalla cuando lo descubras, y ya no tendrá el poder que la inconsciencia le daba. Tú mandarás sobre él.
Liberarte del odio es lo mismo que liberarte de tu miedo, pues el miedo es lo que produce el odio.
Cuando eres culpable, no odias a tus pecados, sino a ti mismo.
Anthony de Mello