En silencio se es capaz de entender. La existencia se manifiesta sin palabras, una comunicación sin palabras que solamente el silencio puede escuchar.
Lo que hacen las palabras es contradictorio continuamente, porque lo que hacen realmente las palabras no es transmitirte una enseñanza, es darte trabajo.
La Navidad está programada en la mente cristiana como la Pascua en los judíos. La realidad de la Navidad no está en la palabra, está en la vivencia.