La iluminación espiritual

El equilibrio es iluminación

CREAR UN EQUILIBRIO

¿Qué es la neurosis y cuál es su cura?

La neurosis nunca ha sido tan epidémica en el pasado como lo es ahora. Se está convirtiendo casi en un estado normal de la mente humana. Hay que comprenderlo.

El pasado era más sano espiritualmente, y el motivo era que no se alimentaba a la mente con tantas cosas simultáneamente, la mente no estaba sobrecargada. La mente moderna está sobrecargada, y lo que permanece sin asimilar crea neurosis. Es como si sigues comiendo y atiborrando tu cuerpo: lo que no es digerido por el cuerpo resultará ser venenoso. Y lo que comes es menos importante que lo que oyes y ves. Por los ojos, por los oídos, por todos tus sentidos, sigues recibiendo mil y una cosas cada momento, y no hay un tiempo extra de asimilación, como si uno estuviera sentado continuamente en la mesa del comedor, comiendo y comiendo, las veinticuatro horas del día. Ésta es la situación de la mente moderna: está sobrecargada, hay muchísimas cosas que la agobian; no es sorprendente que se desajuste. Todo mecanismo tiene un límite. Y la mente es uno de los mecanismos más sutiles y delicados.

Una persona realmente sana es la que se toma el cincuenta por ciento de su tiempo para asimilar sus experiencias. Cincuenta por ciento acción, cincuenta por ciento inacción: ése es el equilibrio correcto. Cincuenta por ciento pensar, cincuenta por ciento meditar: ésa es la cura. La meditación no es más que un tiempo en el que puedes relajarte completamente en ti mismo, cuando cierras todas tus puertas, todos tus sentidos a los estímulos externos. Desapareces del mundo. Te olvidas del mundo, como si ya no existiera: ni periódicos, ni radio, ni televisión, ni gente. Estás solo en tu ser más íntimo, relajado, en casa.

En esos momentos se asimila todo lo que se había acumulado: lo que merece la pena es asimilado, lo que no tiene ningún valor es expulsado. La meditación funciona como una espada de doble filo: por una parte, asimila todo lo que es nutritivo, y por otra, rechaza y expulsa todo lo que es basura. Pero la meditación ha desaparecido del mundo.

Antiguamente la gente era naturalmente meditativa. La vida era poco complicada y la gente tenía tiempo suficiente para sentarse y no hacer nada, o para mirar las estrellas u observar los árboles o escuchar a los pájaros. La gente tenía intervalos de profunda pasividad. En esos momentos te vuelves cada vez más sano y completo.

Neurosis significa que llevas una carga tal en tu mente que te estás muriendo debajo de ella. No te puedes mover; no hay ninguna posibilidad de que vuele tu consciencia. Ni siquiera puedes avanzar a rastras, la carga es excesiva... y la carga continúa aumentando a cada momento. Uno se desmorona. Es muy natural.

Hay que comprender varias cosas. La neurosis es el ratón que prueba interminablemente un callejón sin salida, sin aprender. Sí, no aprender es neurosis: ésa es la primera definición. Sigues probando el callejón sin salida. Has estado enfadado... ¿Cuántas veces has estado enfadado? ¿Y cuántas veces te has arrepentido de estar enfadado? Sin embargo, al menor estímulo tu reacción volverá a ser la misma; no has aprendido nada. Has sido avaricioso y la avaricia ha creado más y más sufrimiento. Lo sabes: la avaricia nunca ha dado la dicha a nadie; pero todavía eres avaricioso, sigues siendo avaricioso. No aprendes. No aprender crea neurosis, es neurosis.

Aprender significa asimilar. Pruebas algo y entonces descubres que no funciona: lo descartas, vas en otra dirección, pruebas otra alternativa. Esto es atinado, esto es inteligente. Dar con la cabeza contra una pared en la que sabes perfectamente bien que no hay ninguna puerta es neurosis.

La gente se está volviendo cada vez más neurótica porque sigue probando el callejón sin salida, sigue intentando lo que no funciona. El hombre que es capaz de aprender nunca se vuelve neurótico; no puede volverse. Inmediatamente ve que eso es una pared. Descarta toda la idea. Empieza a moverse hacia otras dimensiones: hay otras alternativas disponibles. Ha aprendido algo.

Se dice de Edison que estuvo intentando un experimento en el que fracasó setecientas veces. Sus colegas se desesperaron. Habían desperdiciado tres años y él seguía probando nuevas alternativas una y otra vez. Y cada mañana llegaba lleno de entusiasmo, el mismo entusiasmo con el que había llegado el primer día, y habían malgastado tres años.

Un día sus colegas se reunieron y le dijeron: No le vemos el sentido. Hemos fracasado setecientas veces. Es hora de desechar el experimento.

Se cuenta que Edison dijo: ¿Qué estáis diciendo? ¿Fracasado? Hemos aprendido que setecientas alternativas eran alternativas erróneas. ¡Ha sido un gran experimento! Hoy no vamos a probar el mismo experimento, he encontrado otro. Nos estamos acercando a la verdad. ¿Cuántas alternativas falsas puede haber? Debe de haber un límite. Si hay mil alternativas falsas, entonces ya hemos descartado setecientas y solo quedan trescientas, y entonces estaremos alcanzando el punto correcto.

Esto es aprender: probar un experimento, ver que no funciona; al probar una alternativa y ver que no funciona, el sabio la descarta. El tonto se aferra a ella. El tonto a esto lo llama consistencia. El tonto dice: Lo hice ayer y lo voy a hacer hoy también. Y lo haré mañana también. Es testarudo, cabezón. Dice: ¿Cómo voy a dejarlo? He invertido mucho en ello, no puedo cambiarlo. Y sigue insistiendo y desperdicia toda su vida. Y cuando se acerca la muerte, está desesperado, está descorazonado. Sabe perfectamente bien en lo hondo de sus entrañas que va a fracasar. Ha fracasado tantas veces y todavía está intentando lo mismo sin aprender nada en absoluto. Esto crea neurosis.

El hombre que es capaz de aprender nunca se volverá neurótico. Un discípulo nunca se volverá neurótico. Ser un discípulo significa ser capaz de aprender. Nunca te vuelvas erudito; permanece siempre en el proceso de aprender. La erudición vuelve neurótica a la gente. No es accidental que los profesores, los filósofos, los psiquiatras, los hombres de letras, se vuelvan locos fácilmente: han aprendido y han llegado a la conclusión de que no hay nada más que aprender. En el momento en que decides que no queda nada por aprender, has dejado de crecer. Dejar de crecer es neurosis: ésa es la segunda definición.

El mundo era muy diferente en el pasado, obviamente. Los estímulos sensoriales que recibimos ahora en un día equivalen a los que se recibían en unas seis semanas hace seiscientos años. El equivalente a seis semanas de estimulación, de información, ahora lo recibimos en un solo día: cerca de cuarenta veces la presión de aprender y adaptarnos. El hombre moderno tiene que ser más capaz de aprender que lo ha sido nunca el hombre antes, porque ahora hay más que aprender. El hombre moderno tiene que volverse capaz de adaptarse a nuevas situaciones cada día, porque el mundo está cambiando rápidamente. Es un gran desafío.

Un gran desafío, si se acepta, contribuirá enormemente a la expansión de la consciencia. El hombre moderno va a ser completamente neurótico o el hombre moderno va ser transformado por la presión misma. Depende de cómo te lo tomes. Una cosa es segura: no hay manera de dar marcha atrás. Los estímulos sensoriales seguirán aumentando cada vez más. Recibirás cada vez más información y la vida seguirá cambiando, con ritmos cada vez más rápidos, y tendrás que ser capaz de aprender, de adaptarte a cosas nuevas.

En el pasado, el hombre vivía en un mundo casi estático. Todo era estático: dejabas el mundo exactamente como tu padre te lo había dejado a ti. No habías cambiado nada en absoluto. Nada había cambiado. No existía la posibilidad de aprender demasiado, aprender un poco era suficiente. Y entonces tenías espacios en tu mente, espacios vacíos, que ayudaban a la gente a permanecer cuerda. Ahora ya no hay ningún espacio vacío..., a menos que lo crees deliberadamente.

La meditación es más necesaria hoy que nunca. La meditación es tan necesaria que es casi una cuestión de vida o muerte. En el pasado era un lujo; pocas personas —un Buda, un Mahavira, un Krishna— se interesaban en ella. Otras personas eran naturalmente silenciosas, naturalmente felices, cuerdas. No necesitaban pensar en la meditación; de manera inconsciente, estaban meditando. La vida avanzaba tan silenciosamente, avanzaba tan lentamente, que incluso las personas más estúpidas eran capaces de adaptarse a ella. Ahora el cambio es tan tremendamente rápido, a tanta velocidad, que incluso las personas más inteligentes se sienten incapaces de adaptarse a él. Cada día la vida es diferente, y tienes que aprender de nuevo; tienes que aprender y aprender una y otra vez. Ahora nunca puedes dejar de aprender; tiene que ser el proceso de toda una vida. Hasta el momento mismo de la muerte tendrás que seguir aprendiendo; solo así puedes permanecer cuerdo, puedes evitar la neurosis. Y la presión es grande, cuarenta veces mayor. ¿Cómo relajar esta presión? Tendrás que entrar deliberadamente en momentos meditativos.

Si una persona no medita al menos una hora al día, entonces la neurosis no será accidental; la creará ella misma. Durante una hora, debería desaparecer del mundo y entrar en su propio ser. Durante una hora, debería estar tan sola que nada penetre en ella, ningún recuerdo, ningún pensamiento, ninguna imaginación; durante una hora, ningún contenido en su consciencia, y eso la rejuvenecerá y la refrescará. Eso liberará nuevas fuentes de energía en ella, y volverá al mundo más joven, más lozana, más capaz de aprender, con más admiración en sus ojos, con más asombro en su corazón... Un niño de nuevo.

Está presión de aprender y el viejo hábito de no aprender están volviendo loca a la gente. La mente moderna está realmente sobrecargada y no se da ningún tiempo para digerir y asimilar en el propio ser de cada uno. Ahí es donde aparece la meditación y se vuelve más significativa que nunca: sin dar un tiempo para que la mente descanse en la meditación, reprimimos todos los mensajes que están entrando a raudales en nosotros continuamente. Nos negamos a aprender. Decimos que no tenemos tiempo. Entonces los mensajes comienzan a acumularse.

Si no te concedes el tiempo suficiente para escuchar los mensajes que tu mente está recibiendo constantemente, empiezan a acumularse como se acumulan los archivos sobre tu mesa; pilas de cartas que se acumulan sobre tu mesa porque no tienes suficiente tiempo para leerlas y contestarlas. Exactamente como tu mente se queda desordenada y revuelta: tantos archivos esperando a que los miren, tantas cartas que leer, que responder, tantos desafíos que aceptar, que afrontar.

He oído que...

Mulla Nasruddin dijo un día: Si algo malo sucede hoy, no tendré tiempo en al menos tres meses para considerarlo. Han pasado ya tantas cosas malas que están esperando ahí. Si algo malo sucede hoy, dijo, no tendré tiempo de considerarlo en por lo menos tres meses.

Una cola, puedes ver esa cola dentro de ti, y la cola sigue creciendo. Y cuanto mayor es la cola, menos y menos espacio tienes; cuanto mayor es la cola, más y más ruido dentro de ti, porque todo lo que has acumulado exige tu atención.

Esto comienza generalmente a los cinco años, cuando el verdadero aprendizaje cesa virtualmente, y dura hasta la muerte. Antiguamente eso estaba bien. Cinco o siete años eran suficientes para aprender todo lo que necesitarías en tu vida, eso bastaba: siete años de aprendizaje duraban setenta años de vida. Pero ahora eso no es posible. No puedes dejar de aprender porque siempre están sucediendo cosas nuevas y no puedes afrontar esas cosas nuevas con las ideas viejas. No puedes confiar en tus padres y en sus conocimientos, ni siquiera te puedes fiar de tus profesores de la escuela y la universidad, porque lo que están diciendo ya se ha quedado anticuado. Ha sucedido mucho más; ha pasado mucha agua por el Ganges.

Esta fue mi experiencia: cuando era estudiante me sorprendían los conocimientos de mis profesores, porque tenían treinta años de antigüedad. Los habían aprendido de sus profesores cuando eran jóvenes. Desde entonces no habían mirado lo que había sucedido. Esos conocimientos eran absolutamente inútiles.

Estaba continuamente en conflicto con mis profesores. Me expulsaron de muchas facultades, me echaron, porque los profesores decían que no podían hacerme frente. Y yo no estaba creando ningún problema. Simplemente les hacía tomar conciencia de que lo que estaban diciendo estaba anticuado. Pero eso hiere al ego. Lo habían aprendido cuando estudiaban en la universidad y pensaban que el mundo se había detenido entonces.

Ahora los estudiantes no pueden fiarse de sus profesores y los niños no pueden fiarse de sus padres, por eso está en camino una gran rebelión en todo el mundo. No tiene nada que ver con nada más. Los estudiantes ya no pueden respetar a sus profesores. A menos que esos profesores aprendan continuamente, no pueden ser respetados. ¿Para qué? No hay razón. Y los niños no pueden respetar a sus padres, porque el enfoque de sus padres parece muy primitivo. Los niños pequeños se están dando cuenta de que lo que dicen sus padres está anticuado. Los padres tendrán que aprender continuamente si quieren ayudar a sus hijos a crecer, y los profesores tendrán que aprender continuamente. Ahora nadie puede dejar de aprender. Y esta velocidad va a aumentar constantemente.

De manera que una cosa: no puedes cesar de aprender, de lo contrario te volverás neurótico; porque dejar de aprender significa que estás acumulando información que no has asimilado, digerido, que no se ha convertido en tu sangre y tus huesos y tu médula. Te andará rondando con gran insistencia para que la asimiles.

En segundo lugar: necesitarás tiempo para relajarte; esta presión es excesiva. Necesitarás algo de tiempo para dar tregua a esta presión. Dormir ya no puede ayudarte, porque el dormir mismo se está sobrecargando. Tu día está tan sobrecargado que cuando te vas a dormir solo el cuerpo cae flácido en la cama, pero la mente continúa catalogando cosas. Eso es lo que llamas soñar: no es más que un esfuerzo desesperado de la mente para clasificar las cosas..., porque no le das tiempo para ello.

Tienes que relajarte conscientemente en la meditación. Unos pocos minutos de meditación profunda te mantendrán no-neurótico. En la meditación la mente se despeja: las experiencias se digieren y la sobrecarga desaparece, dejando la mente fresca y joven y clara y limpia.

En el pasado, el volumen de entradas era una décima parte del tiempo de alguien y el tiempo meditativo era nueve décimas partes. Ahora es justo lo contrario: nueve décimas partes de volumen de entradas y una décima parte de tiempo meditativo. Muy raramente te relajas, muy raramente te sientas en silencio, sin hacer nada. Incluso esa décima parte de meditación inconsciente está desapareciendo. Cuando eso suceda, el hombre se volverá completamente loco. Y está sucediendo.

¿Qué quiero decir con tiempo meditativo inconsciente? Simplemente vas al jardín, juegas con tus hijos...; eso es tiempo meditativo inconsciente. O nadas en la piscina...; eso es tiempo meditativo inconsciente. O siegas el césped, o escuchas a los pájaros...; eso es tiempo meditativo inconsciente. Eso también está desapareciendo, porque cuando la gente tiene tiempo, se sienta a ver la televisión, pegada a su asiento.

Ahora la televisión está poniendo en tu mente información tremendamente peligrosa; no serás capaz de digerirla. O lees los periódicos...; te están abasteciendo de todo tipo de tonterías. Cuando tienes tiempo pones la radio o la televisión. O algún día te sientes muy bien y quieres relajarte y vas al cine. ¿Qué tipo de relajación es ésta? La película no te permitirá relajarte, porque te está arrojando información continuamente.

Relajación significa que no te lanzan información. Escuchar a un cuco servirá, porque eso no te abastece de información. Escuchar música servirá, porque eso no te lanza información. La música no tiene lenguaje; es puro sonido. No te da ningún mensaje; simplemente te deleita. Bailar será bueno, la música será buena, trabajar en el jardín será bueno, jugar con los niños será bueno, o simplemente sentarte sin hacer nada será bueno. Ésta es la cura. Y si lo haces conscientemente, el impacto será mayor. Crea un equilibrio.

La neurosis es un estado mental desequilibrado: demasiada actividad y ninguna inactividad en absoluto; demasiado masculino y nada de femenino en absoluto; demasiado yang y demasiado poco yin. Y tienes que estar al cincuenta por ciento, tienes que mantener un equilibrio profundo. Es necesaria una simetría dentro de ti. Tienes que ser un ardhanarishwar: mitad hombre, mitad mujer; entonces nunca te volverás neurótico.

El secreto de la Flor Dorada: hará que desaparezcas como hombre, como mujer; te convertirá en un todo, una unidad; te dará individuación.

El individuo no es ni hombre ni mujer; es simple unidad. Afánate por lograrla entre el tiempo que pasas haciendo y el tiempo que pasas no haciendo. Esto es totalidad, esto es lo que Buda llamó su camino medio, majjhim nikai. Permanece justo en el medio. Y recuerda; puedes desequilibrarte también hacia el otro extremo: puedes volverte demasiado inactivo. Eso también será peligroso. Eso tiene sus propios escollos y peligros. Si te vuelves demasiado inactivo, tu vida pierde su danza, tu vida pierde alegría; empiezas a estar muerto.

Así es que no estoy diciendo que te vuelvas inactivo; estoy diciendo que permitas que haya un equilibrio entre la acción y la inacción. Deja que se equilibren mutuamente y tú simplemente permanece en el medio. Deja que sean dos alas de tu ser. Ninguna de las alas debería ser más grande que la otra.

En Occidente, la acción se ha vuelto demasiado grande, la inacción ha desaparecido. En Oriente, la inacción se ha vuelto demasiado grande y la acción ha desaparecido. Occidente conoce la opulencia, la riqueza externa y la pobreza interna; Oriente conoce la riqueza, la opulencia interna y la pobreza externa. Ambos están sufriendo porque ambos han elegido extremos.

Mi enfoque no es ni oriental ni occidental, mi enfoque no es ni masculino ni femenino, mi enfoque no es ni la acción ni la inacción. Mi enfoque es el equilibrio, la simetría absolutos en ti. Por eso les digo a mis sannyasins: No abandonéis el mundo; estad en el mundo pero no le pertenezcáis. Esto es lo que los taoístas llaman wu wei wu, acción mediante la inacción. El encuentro de yin y yang, anima y animus: eso trae la iluminación. El desequilibrio es neurosis, el equilibrio es iluminación.