La iluminación espiritual

Critica a la visión dual sobre el bien y el mal

POR: KEN WILBER

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VISIÓN DUAL DEL BIEN Y DEL MAL

Visión a vuelo de pájaro de la dualidad del bien y del mal.

El Bien es: la naturaleza, el cuerpo, el holismo, la unidad, la interacción de todo, las culturas primitivas, lo femenino, la física cuántica, etcétera. El Mal es: la cultura, la mente, el atomismo, la división, las jerarquías, la modernidad, lo masculino, la física clásica, etcétera.

CRITICA A LA VISIÓN DUAL DEL BIEN Y DEL MAL

Wilber critica la visión dual con una vehemencia sin precedentes.

LA DIMENSIÓN PROFUNDA

La llamada Ciencia Nueva, que una mezcla de la teoría de sistemas, holografía, física cuántica, teoría del caos, o cualquier otra moda científica que aparezca, es para Wilber tan materialista como la tan despreciada Ciencia Vieja de Descartes y Newton, que de hecho presentaron visiones muy holísticas de la realidad. Ambos, el atomismo y el holismo son ideologías planas, mientras tanto debemos de ser pioneros en la dimensión profunda de la consciencia humana.

La unidad no es más espiritual que la dualidad, añade rápidamente, ya que existen formas inmaduras de unidad igual que existen formas maduras y espirituales de hacer dualidad. Ambas son necesarias para un desarrollo saludable. Muchos consideran la naturaleza más espiritual por que es cósmica, que la cultura, que solo es una invención humana. Para Wilber, es precisamente de otra forma. La naturaleza es divina, lo que es cierto, pero en el mundo de la cultura la mente humana está reflejada, lo que es más espiritual que la naturaleza que es inconsciente. Las llamadas culturas primitivas no son automáticamente más espirituales que la llamada secularizada cultura occidental. Pueden llegar a ser muy dogmáticas, cultivar una mentalidad de grupo y evitar el desarrollo personal.

El cuerpo es visto en algunos círculos como el hogar de la espiritualidad, porque se supone que es más real y energético que el ego: no deberíamos vivir en nuestras cabezas demasiado tiempo, sino que hay que bajar a los sentidos, algo es real cuando se experimenta a través del cuerpo, etcétera. En agudo contraste, Wilber ve el potencial humano de trascender el cuerpo como un signo de desarrollo y así un paso hacia la espiritualidad.

Y finalmente, lo femenino no es de manera automática más espiritual que lo masculino, argumenta, aunque esta es la impresión que se obtiene de la mayoría de la literatura ecológica y feminista. A los hombres se les dibuja como criaturas estúpidas que crean la guerra y oprimen a las mujeres, mientras que se supone que las mujeres son más espirituales porque saben como establecer relaciones y son buenas para ello. Para Wilber, los hombres y las mujeres son por igual espirituales o no espirituales, ambos tienen que pasar por un difícil proceso de desarrollo desde lo prepersonal, pasando por lo personal y hasta lo transpersonal. Los hombres lo harán a su forma y las mujeres a la suya, pero ninguno de ellos es esencialmente más espiritual que el otro.

Por esta razón, Wilber propone un modelo de desarrollo en tres partes: los estados van de lo prepersonal, a lo personal y a lo transpersonal. Uno puede pensar aquí en tres divisiones análogas como: cuerpo, alma, espíritu; instinto, intelecto, intuición; mítico, mental, místico; animal, humano, divino, etcétera. Y este es el asunto: el primer estado, que se considera el bueno en el modelo de dos estados, es ahora la fase primitiva. Y el segundo estado, considerado el malo en el otro modelo, el ego, la mente, la cultura occidental, es un paso adelante en dirección a lo espiritual.

En resumen: en nuestro desarrollo, individualmente y culturalmente, no vamos de lo bueno a lo malo, sino de lo bueno a lo mejor y a lo superior. Ahora el ego no es una obstrucción para el espíritu, ya no es su enemigo, sino su mejor amigo porque nos saca de la naturaleza inconsciente. Los típicos valores modernos como la racionalidad y la individualidad son valorados de manera muy distinta en este modelo dual.

Se pueden reconocer fácilmente esta dualidad de puntos de vista según se evalúan la mente y el ego. ¿Qué camino espiritual alienta el estudio comparativo y el intenso trabajo intelectual? Trabajar el cuerpo y las emociones es visto por muchos como algo más espiritual que usar la mente, y esto es lo que Wilber llama una tendencia regresiva. Si ves esto no necesitarás leer sus quince libros.

ROMANTICISMO FRENTE A IDEALISMO

Reacción a la dominante cultura racionalista de la Iluminación.

Wilber explica que su visión se puede encontrar en la historia de la filosofía oriental. En los siglos dieciocho y diecinueve dos movimientos reaccionaron a la dominante cultura racionalista de la Iluminación. El romanticismo dio la espalda a la razón y declaró la naturaleza, el cuerpo y las emociones algo sagrado y propugnaba un retorno a la divina naturaleza.

En contraste, el idealismo considera también divina la naturaleza, pero una divinidad dormida, mientras Dios empieza a despertarse en los seres humanos. Podemos ver a Dios en la naturaleza hoy día, pero ¿lo vemos en la cultura, en los logros modernos como la democracia, la abolición de la esclavitud, los derechos humanos, los movimientos de liberación, la racionalidad, la tolerancia, etcétera?

Para los idealistas siguió un tercer nivel en el que el Espíritu llega a ser consciente de sí mismo. La espiritualidad tiene que ver con esta tercera fase solo, según Wilber, y no con una naturaleza románticamente anti-racionalista. Este efecto del romanticismo bloquea el crecimiento espiritual y vender esto como espiritualidad es cruel, añade Wilber apasionadamente, porque prolonga el sufrimiento en vez de atajarlo. Él ve que según muchos puntos de vista la profundidad se ha ido de vacaciones y ha intentado hablar y criticar estas visiones de manera abierta. Concluye su sermón con la frase: ser crítico tiene valor espiritual.

Para concluir Wilber nos deja con los siguientes interrogantes: ¿La Nueva Era buscando un Dios durmiente? ¿La racionalidad como un paso hacia la espiritualidad? ¿La secularización como un acto de Dios? Interrogantes de Wilber que al menos podemos utilizar como puntos de partida originales...

Si el alma quiere conocer a Dios, no puede hacerlo en el tiempo. Mientras el alma esté consciente del tiempo, el espacio o cualquier otro objeto, no puede conocer a Dios. Ken Wilber


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