La iluminación espiritual

La biblia verdadero libro

POR: JBN LIE

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LA BIBLIA EN LA LUPA

Un pequeño examen de algunos textos biblicos.

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación... (Salmos 139, 13-16 NVI)

Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones. (Jeremías 1,5 NVI)

Introducción

El cristianismo moderno condena el aborto desde el momento de la concepción porque cree que el embrión es una persona. Esta postura ha sido refutada desde el punto de vista científico y bioético previamente [1], pero esto no importa al creyente; solo le importa la fe. Le convencen de que el embrión es una "persona" y por el quinto mandamiento, cree que su eliminación es homicidio. A pesar de todo, es insólita la ausencia de pasajes que condenen explícitamente el aborto en la biblia. Escasos textos nombran al embrión sin mencionar su eliminación -como los dos que abren este artículo- por lo que son usados desesperadamente en el lobby pro-vida, presentándolos como si avalaran la existencia de una persona en el embrión. Esta exégesis no es correcta. Bastaría leer Jeremías 1 bajo esa óptica para concluir que los seres humanos existen antes de formarse el zigoto. El absurdo evidente demuestra la falsedad de esa interpretación. Estos pasajes solo pretenden señalar el control divino de la gestación desde el comienzo, no que el embrión sea persona. Rastrillar la Biblia buscando versículos directamente en contra del aborto, es labor condenada al fracaso.

Ante esta sequía textual antiabortista, los cristianos aceptan acríticamente lo que les dicen en el púlpito: "el embrión es un bebito indefenso". Con ese axioma recurren a la "justicia divina" para concluir que Yahvé aborrece el "homicidio" de niños inocentes, incluso los "nonatos". Esa argumentación se esgrime incluso en casos de violación: el "bebito" sería inocente del estupro cometido por su padre. Yahvé, "defensor del indefenso" castigaría al "asesino" de estos hipotéticos niños.

¿Es esto cierto? ¿La Biblia condena al aborto temprano? ¿Yahvé defiende a los niños y embriones inocentes? Para responder, se debe escudriñar la Biblia y examinar su concepto de persona, la actitud de Yahvé ante la vida humana, su relación con los niños y los gestantes, y los versículos sobre el aborto que el clero oculta al cristiano promedio.

No matarás

El cristiano que cree en la "personalidad" de un embrión condena al aborto porque considera absoluto moral al quinto mandamiento. Sin embargo, éste no es tan categórico como se cree. La Biblia contempla muchas excepciones. Así, la pena de muerte, generalmente por lapidación, la aplica a quienes cometen, entre otros, actos tan "pérfidos" como:

La advertencia de Yahvé contra los incitadores a cambiar de religión es impactante:

Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis, de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella; no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás, sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo. Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta. (Deuteronomio 13,6ss RVR1960)

Para Yahvé es tan crítico expresar dudas de fe, untarse el pene de endometrio, hacer una fogata en sábado, e incluso usar sangre de vaca en un embutido, que no tiene reparo en mandar a matar a los transgresores de estos importantes tópicos: a Yahvé le importa menos la vida humana que una morcilla. El "No matarás" del decálogo se refiere a los correligionarios y solo si obedecen la Ley... por eso Yahvé manda masacres contra los habitantes originales de "la tierra prometida": como no son judíos, no son personas. Por eso permite asesinar hijos, hermanos, amigos, o cónyuges: porque incitan a violar su Ley. Ante tal relatividad del quinto mandamiento, se abre la cuestión de si el aborto está cobijado por él. Para responder, hay que ver si el resto de la Biblia considera "personas" a los embriones.

La Biblia y la persona humana

El concepto bíblico de "vida humana" es mucho más simple de lo que el cristiano promedio puede imaginar. El criterio para establecerla no tiene que ver con unión de óvulos y espermatozoides, ni con ADN, ni con ningún otro concepto científico moderno que los antiabortistas tratan de proyectar en sus escrituras sagradas. Por la ignorancia fisiológica de los Judíos, que jamás investigarían la enfermedad o la anatomía en cadáveres (por el tabú de la "impureza"), el criterio era muy simple e ingenuo. Para ellos, la vida era el "aliento" (en hebreo: ruach) que entra en el cuerpo para animarlo[2]. No se podía considerar "vivo" lo que no respirara, porque carecía de aliento vital, como muestra el mito de la creación:

Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (Génesis 2,7 NVI)

Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que Yahvé le sopló hálito o aliento de vida. Sin respiración, no hay persona. Es el aliento o hálito o espíritu, lo que anima al ser vivo. Esto es una generalidad que según la Biblia, se cumple para todo ser humano:

¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? En sus manos está la vida de todo ser vivo,y el hálito que anima a todo ser humano. (Job 12,9-10 NVI)

Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que le insuflara aliento. Sin respiración no hay persona: solo una escultura de tierra. Esto es más claro en Ezequiel 37,1-10 (NVI):

La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo le contesté: Señor omnipotente, tú lo sabes.

Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor. Tal y como el Señor me lo había mandado, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de piel, ¡pero no tenían vida! Entonces el Señor me dijo: Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan. Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!

Este texto es clave al evaluar la postura antiabortista cristiana basada en textos como Jeremías 1, donde se aluda a la formación de entrañas y huesos en un feto. Nótese que el pasaje de Ezequiel es mucho más explícito que el de Salmos 139: hay tendones, carne, piel, y aún así, no hay vida porque no hay aliento. Ningún texto bíblico considera persona viva al embrión (golem hebreo), independiente de su nivel de desarrollo. Solo es ser vivo al respirar, tal como el ejército en Ezequiel vive solo después que el aliento de los cuatro vientos entra en los cuerpos ya formados pero no vivos de los soldados. Así, las citas al inicio de este artículo son irrelevantes en el debate religioso sobre el aborto.

Este punto crucial, oculto por catequistas y predicadores, aclara otros relatos confusos sobre el valor de los fetos en gestación e incluso de los niños recién nacidos. Así, Levítico 27,1ss habla del precio a pagar al santuario para redimir personas, de acuerdo a la edad y el sexo. El rango de precios se presenta en la siguiente tabla:

Resalta que no haya haya precio para redimir niños menores de un mes. La Ley de Dios ni siquiera los considera. En la misma línea, Números 3,14-16 narra un censo ordenado por el mismísimo Yahvé en persona. Como es bien sabido, el fin de un censo es contar el número de personas en una población. La orden de Yahvé sobre lo que se debe contar como "persona" aclara mucho sobre los niños recién nacidos:

Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás todos los varones de un mes arriba. (Números 3,15 RVA).

Yahvé es muy coherente con su política de lo que considera "persona": los niños menores de un mes no se redimen pues ni siquiera valen un siclo para el santuario y de la misma forma, Yahvé ignora en su censo a los bebés menores de un mes. Su motivo para establecerlo así quedará claro en las secciones siguientes.

Un lector suspicaz podría pensar que este autor está citando sin contexto para tergiversar la actitud de Yahvé ante los niños indefensos. Como defensa, se insta al lector que verifique cada cita en su Biblia; esto, mas los textos a continuación, convencerán al lector serio.

Yahvé y los niños indefensos

Los opositores al aborto temprano, incluso en caso de violación, argumentan lógicamente (si los embriones fueran personas) que "el 'bebito' no es culpable de que su padre fuera violador; 'asesinarlo' sería darle pena de muerte al inocente para beneplácito del culpable". Aseguran que el "Dios de Justicia", rechazaría la muerte de "niños inocentes" por culpa de sus padres. ¿Pero es esto cierto? ¿Acaso Yahvé proteje de forma especial a los niños indefensos? No se necesita hurgar mucho para hallar la respuesta bíblica.

En Deuteronomio 28,49-58, Yahvé amenaza al pueblo de Israel si no cumple al dedillo sus estrafalarias leyes. En un mar de castigos que harían parecer a Adolfo Hitler como una niñita exploradora3, Yahvé promete enviar un asedio enemigo tan aterrador al pueblo, que la hambruna haría que las mujeres inocentes del pueblo del pecador se comieran a sus propios hijos y a sus placentas:

"Tal será la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el asedio de todas tus ciudades, que aun la más tierna y sensible de tus mujeres, tan sensible y tierna que no se atrevería a rozar el suelo con la planta de los pies, no tendrá compasión de su propio esposo al que ama, ni de sus hijos ni de su hijas. No compartirá el hijo que acaba de parir, ni su placenta, sino que se los comerá en secreto, pues será lo único que le quede. ¡Tal será la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el asedio de todas tus ciudades!" (Deuteronomio 28,55-57 NVI)

No es el único caso. Ezequiel 5,10 es otra versión concisa de esa amenaza. Quien dude que se efectuara puede leer 2Reyes 6,28-29, y Lamentaciones 2,1-22 y 4,4. En el primero, la amenaza se lleva a cabo de forma grotesca, según la queja una samaritana ante su rey: "Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo" (RVR1960). Y para el lector que dude de la bondad de las madres que esto hicieron, Lamentaciones 4,10 les aclarará que no eran malvadas sino "mujeres justas". Dejando a un lado la afición de Yahvé por el canibalismo de madres inocentes con sus propios hijitos inocentes, es ilustrativo considerar el sino de las víctimas pertinentes para este estudio:

"La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; Los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese." (Lamentaciones 4,4 RVR1960).

"Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, Derramando sus almas en el regazo de sus madres." (Lamentaciones 2,11-12 RVR1960).

"¡Levántate, da voces en la noche al comenzar las vigilias! Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza a él tus manos implorando la vida de tus niñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. Mira, Jehová, y considera a quién has tratado así. ¿Habrán de comerse las mujeres el fruto de sus entrañas, a los niñitos que antes cuidaban tiernamente? ¿Habrán de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta? Niños y viejos yacen por tierra en las calles; mis vírgenes y mis jóvenes han caído a espada. Mataste en el día de tu furor. Degollaste y no perdonaste. " (Lamentaciones 2,19-21 RVR1995)

Nadie que lea esto puede seguir argumentando que a Yahvé le importan los niños indefensos. A esa deidad le tiene sin cuidado el hambre, la sed, el dolor, e incluso el asesinato infantil ya que lo usa como medio de castigo. Los niños de pecho inocentes de personas inocentes que viven en el pueblo de un idólatra terminan muriendo de inanición y de sed; sus padres inocentes terminan obligados a comerse a sus propios hijos... todo para castigar comunitariamente el pecado de algún morador de la ciudad. Yahvé mata de inanición a bebés solo para vengarse de sus padres, no obstante la inocencia de los infantes. Es la cosificación de los niños:

usarlos como medios, utilizarlos para desquitarse los pecadores. Bastaba vivir en el mismo pueblo del pecador para sufrir el castigo caníbal de Yahvé; bastaba ser niño de pecho en ese pueblo para morir de hambre y sed. Ese es el alto valor que Yahvé da a la vida de los niños inocentes.

A pesar de lo abominable de la naturaleza infanticida de Yahvé, su repertorio de técnicas de vendetta no acaba ahí:

"Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña." (Salmos 137,8-9 RVR1960).

"Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos." (Isaías 13,16-18 RVR1960).

Fueron solo dos ejemplos más de la manía infanticida de Yahvé hacia niños inocentes para vengarse de adultos pecadores. En el primero, el salmista "inspirado" declara "bienaventurado" a quien estrelle niños babilonios contra las rocas. En el segundo, Yahvé hace atravesar con flechas a los niños que hayan sido concebidos por ciudadanos de un pueblo idólatra.

Pero para darle algo de "crédito" a esta deidad, hubo un caso en el que Yahvé tuvo motivos "de peso" para asesinar niños. En 2 Reyes 2,23ss, unos muchachos tienen la ocurrencia de mofarse de la calvicie de Eliseo. Este santo profeta los maldijo e inmediatamente salieron dos osos que despedazaron a 42 de los muchachos. Para Dios, la pena a pagar por niños "malvados" que se burlan de un calvo es morir despedazados por osos.

Se ha demostrado bíblicamente que a Yahvé lo tiene sin cuidado matar niños de pecho por inanición, estrellándolos contra rocas, o atravesándolos con flechas para vengarse de un pueblo idólatra. Esta deidad no tiene inconveniente en hacer que los padres inocentes de un pueblo idólatra terminen comiéndose a sus propios hijitos inocentes. En la misma línea, considera que el castigo adecuado para niños burleteros es hacer que dos osos destrocen a 42 de ellos. Esto demuestra que la postura de Dios hacia los niños inocentes no es la que dicen los cristianos. Yahvé es un infanticida en masa. Condenar el aborto con la pretensión de que Yahvé defiende a los niñitos indefensos es exhibir una ignorancia bíblica absoluta.

Aunque solo se han mostrado textos que documentan la afición de Yahvé por el infanticidio, el aborto sigue esquivo... ¿hay textos bíblicos que apunten directamente al aborto? ¿será que, para beneplácito de los antiabortistas, la actitud de Yahvé cambia ante los embriones y fetos? Esto se responde en la siguiente sección.

Yahvé y el aborto

El aforismo de "los árboles no dejan ver el bosque", tiene una aplicación directa en el tema del aborto en la Biblia. textos bíblicos tan conocidos que siempre han estado prácticamente bajo nuestras narices, señalan una actitud divina proclive al aborto. Por ejemplo, en el mito del Diluvio Universal, Yahvé vió que la maldad del hombre "era mucha" y para eliminarla, decidió anegar a toda la creación. Dejando de lado el hecho de que esto no sirvió para nada [4]... ¿Acaso entre los seres humanos ahogados no había ningún niño de pecho? ¿no había ninguna mujer embarazada? Ese

mito representaría la mayor eliminación masiva de embriones de la "historia" humana. Todos los embriones "inocentes" habrían sido exterminados por el dios tribal Yahvé sin el menor recato y sin importarle que los culpables fueran los progenitores: todos habrían sido abortados al ahogar a sus madres cuando inundó la tierra durante 40 días y 40 noches.

A pesar de todo, un cristiano irracional podría argumentar que ahí no se menciona explícitamente al aborto. Para satisfacer a este tipo de lector, se trae a colación el siguiente castigo para idólatras:

"Dales, oh Jehová, lo que les has de dar; dales matriz que aborte, y pechos enjutos. Toda la maldad de ellos fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión; por la perversidad de sus obras los echaré de mi casa; no los amaré más; todos sus príncipes son desleales. Efraín fue herido, su raíz está seca, no dará más fruto; aunque engendren, yo mataré lo deseable de su vientre." (Oseas 9,14-16 RVR1960).

Es claro el castigo de Yahvé en la simiente de Efraín: "vientres que aborten". Poco importa que ninguno de los embriones abortados se hubiera postrado ante Baal como sus padres idólatras: aunque los padres engendren, aniquilará lo "deseable de su vientre": el embrión o el feto. Otras traducciones modernas tratan de maquillar este pasaje para quitar el tinte abortista pero el contexto es patente y dadas las inclinaciones infanticidas de Yahvé ya reseñadas, todo queda claro. Yahvé considera bueno castigar un pueblo idólatra haciendo abortar a sus mujeres. Este no es el único versículo que señala el aborto como castigo para los padres sin importar la inocencia del embrión. Considérese por ejemplo:

"El pueblo de Samaria cargará con su culpa por haberse rebelado contra su Dios. Caerán a filo de espada; ¡a los niños los lanzarán contra el suelo, y a las embarazadas les abrirán el vientre!." (Oseas 13,16 NVI).

En contadas ocasiones la Biblia es tan explícita al mostrar la afición de Yahvé por el aborto punitivo. Otra vez este dechado de bondad estrella de niños inocentes y raja en canal los vientres de mujeres embarazadas como castigo para la idolatría. Todo esto ¡en un solo versículo!

Las sorpresas para el cristiano desinformado no cesan. Hay dos versículos de la Ley que muestran sin lugar a duda que para la Biblia, un feto no es una persona; incluso hay una Ley Bíblica que prescribe abortos rituales en forma de una ordalía. Estos casos cruciales se examinan a continuación.

El feto como cosa

Éxodo muestra una Ley clara respecto al valor bíblico del feto:

"Si en una riña los contendientes golpean a una mujer encinta, y la hacen abortar pero sin poner en peligro su vida, se les impondrá la multa que el marido de la mujer exija y que en justicia le corresponda. Si se pone en peligro la vida de la mujer, ésta será la indemnización: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, golpe por golpe, herida por herida." (Éxodo 21,22-23)

No hay que leer esto varias veces para entender su magnitud. Es muy claro: si una mujer aborta accidentalmente en un altercado, entonces los causantes del aborto pagan con dinero, como se paga cualquier cosa. Si la mujer muere, deben pagar vida por vida: deben morir. Este versículo es categórico y zanja cualquier discusión sobre si el feto es una persona bíblicamente. La vida de la mujer se paga con la vida de los agresores pero el aborto del feto se paga con dinero. Para la Biblia, el feto ni siquiera es un ser vivo. A pesar de algunos intentos fundamentalistas de tratar de pulir la traducción infructuosamente, el veredicto global es unánime. Para la Biblia, un feto no es una persona y abortarlo no es homicidio.

El aborto ritual en la Ley de Dios

Tal vez lo más asombroso sobre el aborto en la Biblia sea que Yahvé mismo dictó leyes que ordenan ejecutar abortos rituales. En Números 5,11ss están las prescripciones en caso de celos matrimoniales. Cuando el hombre dudaba de la paternidad de lo que se gestaba en el vientre de su mujer, el sacerdote llevaba a cabo una ordalía que obligaba a la embarazada a ingerir cadaverina light (mortecina). Aunque literalmente el texto es obscuro por eufemismos semitas típicos, el sentido es evidente:

"El sacerdote llevará a la mujer ante el Señor, pondrá agua pura en un recipiente de barro, y le echará un poco de tierra del suelo del santuario. Luego llevará a la mujer ante el Señor, le soltará el cabello y pondrá en sus manos la ofrenda memorial por los celos, mientras él sostiene la vasija con las aguas amargas de la maldición. Entonces el sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento, y le dirá: Si estando bajo la potestad de tu esposo no te has acostado con otro hombre, ni te has desviado hacia la impureza, estas aguas amargas de la maldición no te dañarán. Pero si estando bajo la potestad de tu esposo te has desviado, mancillándote y acostándote con otro hombre aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento del voto de maldición, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche. Cuando estas aguas de la maldición entren en tu cuerpo, que te hinchen el vientre y te hagan estéril. Y la mujer responderá: ¡Amén! ¡Que así sea! El sacerdote escribirá estas maldiciones en un documento, que lavará con las aguas amargas. Después hará que la mujer se beba las aguas amargas de la maldición, que entrarán en ella para causarle amargura. El sacerdote recibirá de ella la ofrenda por los celos. Procederá a mecer ante el Señor la ofrenda de cereal, la cual presentará sobre el altar; tomará de la ofrenda un puñado de cereal como memorial, y lo quemará en el altar. Después hará que la mujer se beba las aguas. Cuando ella se haya bebido las aguas de la maldición, y éstas entren en ella para causarle amargura, si le fue infiel a su esposo y se mancilló, se le hinchará el vientre y quedará estéril. Así esa mujer caerá bajo maldición en medio de su pueblo. Pero si no se mancilló, sino que se mantuvo pura, entonces no sufrirá daño alguno y será fértil." (Números 5,11-28 NVI)

Para entender este texto a cabalidad hay que señalar varios puntos. En primer lugar, el lector debe entender lo que implicaba ingerir tierra del santuario: Levítico 4 documenta la costumbre de asperjar la sangre de los sacrificios; lo que la mujer ingería en su ordalía era tierra que mezclada con sangre de animales sacrificados: una forma de cadaverina o mortecina. Hacerle beber agua con cadaverina a una mujer embarazada probablemente no sea una forma muy adecuada de definir si ha sido infiel, pero con toda seguridad podría causar una infección fulminante.

En segundo lugar, el lector debe entender lo que implica que una mujer en embarazo se vuelva estéril. Es evidente: si una mujer embarazada queda estéril necesariamente implica la pérdida del feto, pues de lo contrario habría sido fértil. Este texto es oscuro en el original hebreo porque se utiliza un eufemismo semita que lo presenta literalmente la versión Reina Valera Antigua:

"Darále pues á beber las aguas; y será, que si fuere inmunda y hubiere hecho traición contra su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella en amargura, y su vientre se hinchará, y caerá su muslo; y la mujer será por maldición en medio de su pueblo. Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda." (Números 5,27-28 RVA)

El eufemismo mencionado es "caerá su muslo". Sólo traducciones muy ecuánimes y fieles al sentido real del texto pueden darse el lujo de brindarnos el significado real. Así, la Biblia "Dios Habla Hoy" traduce:

"Después que el sacerdote haya hecho beber a la mujer el agua amarga, si ella ha sido infiel a su marido, esta agua que trae maldición provocará amargura dentro de ella, y hará que el vientre se le hinche y que la criatura se malogre, y la mujer se convertirá en ejemplo de maldición entre su pueblo. Pero si la mujer es inocente, no le pasará nada y podrá tener hijos." (Números 5,27-28 DHH)

La expresión "caerá su muslo" se comprende cuando se piensa en la costumbre semita de expresar algunas ideas "bruscas" por medio de eufemismos: en la biblia es frecuente el uso de "conocer" para referirse a "copular". El uso de "mano" para referirse a los genitales masculinos, etc. En este caso un feto envuelto en la placenta se compara a un "muslo", y la "caída del muslo" queda patente: el aborto del feto es condición necesaria para la infertilidad de la supuesta adúltera.

Por supuesto, después de señalar cómo Dios castiga los padres (incluso a los inocentes) estrellando sus hijitos contra el suelo, haciéndolos morir de hambre, haciéndolos atravesar con flechas, y haciendo abortar mujeres a espada, esta nueva modalidad ritual de aborto, haciendo comer cadaverina, es menos impactante que las señaladas antes. No obstante, la conclusión irrefutable: Yahvé ordena el aborto de un feto producto de adulterio, sin importar que el feto no tenga la culpa de que su madre haya sido adúltera. Al compararse con la defensa cristiana de un embarazo por violación o irresponsabilidad, se ve que sus bases bíblicas son inexistentes. Los cristianos que se oponen al aborto aduciendo que la Biblia lo prohibe, no tienen idea en absoluto de lo que están hablando.

El verdadero Yahvé

Hasta este punto, la mayoría de los fundamentalistas cristianos y activistas "pro vida" estarán casi en shock por lo que han descubierto y que siempre les había sido ocultado por sus clérigos: éstos alegan bases bíblicas para hacer creer que Yahvé es bueno, justo, defensor de niños inocentes, protector de la "persona" desde su concepción, y vengador del infanticidio y el aborto, cuando su realidad es diametralmente opuesta:

Este retrato bíblico del dios de los cristianos, permite entender a cabalidad el por qué para él los niños menores de un mes no cuentan para un censo, ni hay que redimirlos económicamente en el templo: no son más que "carne de cañón" para ejecutar sus venganzas contra cualquier pueblo que tenga la desdicha de tener un idólatra entre sus filas. A Yahvé no le importan los niños indefensos ni los embriones; para él, son solo medios adecuados para expresar su ira insaciable. Yahvé no castiga a los culpables del aborto de inocentes sino que aborta inocentes para castigar culpables. De existir, habría sido el psicópata sádico más aterrador de la historia: un demonio espantable. Es imposible condenar el aborto basándose en Yahvé.

El aborto como opción bíblica

Tras estos hechos, ningún cristiano honesto puede clamar base bíblica para oponerse al aborto. No obstante, todas estas instancias de suspensión bíblica del embarazo aparecen rodeadas de una connotación negativa de castigo y venganza de la divinidad Yahvé. ¿Hay casos contrarios? ¿Es posible considerar al aborto como una opción ética o justa,

usando textos bíblicos? Aunque pocos, en la biblia hay versículos que directa o indirectamente defienden el aborto como medio ético para evitar penurias. Todos vienen de libros sapienciales. Por ejemplo, ante los aterradores sufrimientos de Job, impuestos por Satán, el "santo" anhela no haber nacido:

"Que maldigan ese día los que profieren maldiciones, los expertos en provocar a Leviatán. Que se oscurezcan sus estrellas matutinas; que en vano esperen la luz del día, y que no vean los primeros rayos de la aurora. Pues no cerró el vientre de mi madre ni evitó que mis ojos vieran tanta miseria. ¿Por qué no perecí al momento de nacer? ¿Por qué no morí cuando salí del vientre? ¿Por qué hubo rodillas que me recibieran, y pechos que me amamantaran? Ahora estaría yo descansando en paz; estaría durmiendo tranquilo entre reyes y consejeros de este mundo, que se construyeron monumentos hoy en ruinas; entre gobernantes que poseyeron mucho oro y que llenaron de plata sus mansiones. ¿Por qué no me enterraron como a un abortivo, como a esos niños que jamás vieron la luz? ¡Allí cesa el afán de los malvados! ¡Allí descansan las víctimas de la opresión!"(Job 3,8-17 NVI)

"¿Por qué me hiciste salir del vientre? ¡Quisiera haber muerto, sin que nadie me viera! ¡Preferiría no haber existido, y haber pasado del vientre a la tumba! ¿Acaso mis contados días no llegan ya a su fin?" (Job 10,18-20 NVI)

Aquí, el buen Job considera la muerte en el vientre y el aborto como una opción más benévola que nacer para vivir las penurias atroces de la vida. El término "abortivo" es claro... Estos pasajes estarían incluso validando a los promotores del aborto "misericordioso" en caso que el futuro niño fuera a tener una vida de vejámenes y privaciones, ya sea por problemas físicos o económicos... y no es el único relato en este sentido. Por ejemplo, hay dos en Eclesiastés bastante explícitos:

"Luego me fijé en tanta opresión que hay en esta vida. Vi llorar a los oprimidos, y no había quien los consolara; el poder estaba del lado de sus opresores, y no había quien los consolara. Y consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún viven, aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han visto aún la maldad que se comete en esta vida." (Eclesiastés 4,1-3 NVI)

"Si un hombre tiene cien hijos y vive muchos años, no importa cuánto viva, si no se ha saciado de las cosas buenas ni llega a recibir sepultura, yo digo que un abortivo vale más que él. Porque el abortivo vino de la nada, y a las tinieblas va, y en las tinieblas permanecerá anónimo. Nunca llegará a ver el sol, ni sabrá nada; sin embargo, habrá tenido más tranquilidad que el que pudo haber vivido dos mil años sin disfrutar jamás de lo bueno. ¿Y acaso no van todos a un mismo lugar?." (Eclesiastés 6,3-6 NVI)

Estos dos textos sapienciales apuntan en la misma dirección de Job. Es mejor no nacer que vivir con sufrimientos pues a fin de cuentas, ambos terminan en el mismo estado. Estos versículos, aunados a todo lo que se ha dicho hasta el momento, dan una sólida base bíblica al éticamente repudiable "aborto por misericordia". Si los embriones fueran personas, el aborto "misericordioso" sería injustificable desde el punto de vista ético racional porque también validaría el ir asesinando personas con problemas sin pedirles su consentimiento, solo para "evitarles la pena". Es una ética de "escuadrón paramilitar de limpieza". Una verdadera ética del aborto no puede basarse en estos primitivos relatos judíos. Requieren un examen profundo de la ciencia y la axiología actual [5].

Conclusión

La condena cristiana del aborto no tiene ninguna base bíblica pues Yahvé no defiende a los niños inocentes; no considera personas a los embriones, fetos en gestación, y niños menores de un mes; no solo no castiga a los culpables del aborto de inocentes, sino que aborta inocentes para castigar culpables (y también sus vecinos inocentes)... en resumen, Yahvé es un dios tribal espantable que no puede servir de base ética a ninguna sociedad moderna.

Es tiempo ya de llamar a las cosas por su nombre... el dios mayoritario de la civilización occidental es demoníaco. Su ética es peor que la de los peores genocidas del siglo XX: ya es hora de relegar la Biblia a las clases de literatura y expulsarla del campo de la ética y la moral. Si se ha de debatir racionalmente el aborto temprano, se debe ignorar toda alusión bíblica (que en realidad lo respalda) y examinar únicamente los aspectos científicos, objetivos, éticos y racionales del tema, desde una visión pluralista, democrática y secular.

También es el momento justo de ventilar los verdaderos valores inhumanos e injustos de la Biblia, que durante tanto tiempo han sido ocultados de la vista del creyente por pastores y clérigos hipócritas que solo leen de la "Sagrada Escritura" lo que les conviene. La sociedad occidental debe conocer el verdadero punto de vista bíblico para que dejen de lado las justificaciones míticas y mágicas en el debate social sobre el aborto. Si se fuera a tomar como base moral la aborrecible deidad de la Biblia, el aborto no solo no estaría prohibido como asesinato, sino que sería un método adecuado de castigo, sería válido el infanticidio de niños menores de un mes, y estaría justificado asesinar niños inoncentes para castigar culpables.

Aunque algunos pasajes bíblicos justifican el aborto por "misericordia", la realidad es que esta justificación no tiene ninguna base ética: si los embriones fueran personas, matarlos para evitarles el sufrimiento sin que pudieran dar su consentimiento, sería equivalente a matar indigentes para evitarles su indigencia sin pedirles antes su aprobación. La decisión de abortar no debe basarse ni en misericordia para con el feto, ni en conceptos precientíficos como "espíritus" o "almas". Debe ser una decisión racional ética y objetiva, basada en lo mejor de nuestro conocimiento científico: si en el momento en que se plantea el aborto, el feto desarrollado actividad neuronal superior (unos 4 o 5 meses), entonces ya hay una persona incipiente, y matarla se podría condenar como homicidio excepto si la vida de la madre corriera riesgo. Si el embrión aún no ha alcanzado la madurez necesaria para tener actividad mental discerniblemente humana (antes de 3 meses), entonces no es una persona y no debería haber el menor impedimento jurídico para que la madre decidiera abortarlo, independientemente de las circunstancias. Las creencias religiosas en almas y espíritus alucinantes no deben tener cabida en la legislación de una democracia secular que se respete.

En todo caso, este criterio bioético y científico para permitir el aborto temprano es infinitamente más ético que la moral de infanticida y de genocida sanguinario que ostenta Yahvé.


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