La iluminación espiritual

Transformación mágica por tener gratitud

LA GRATITUD

Acepta todo lo que te trae la vida con gratitud.

Sé agradecido con todo. Porque todo lo existente está creando un espacio para que te puedas transformar, incluso aquellos que piensan que te están obstruyendo, incluso aquellos que piensas que son enemigos. Tus amigos, tus enemigos, las personas buenas y las personas malas, circunstancias favorables, circunstancias desfavorables, todos juntos están creando el contexto en el cual te puedes transformar y llegar a ser un buda.

Sé agradecido con todo. Con aquellos que han ayudado, con aquellos que lo han impedido, con aquellos que han sido indiferentes. Sé agradecido con todos porque todos ellos están creando el contexto en el cual han nacido budas, en el cual puedes llegar a ser un buda.

Para dar gracias no debes escoger entre lo negativo y lo positivo. Son igualmente aceptables, son igualmente inevitables. Tienes que entender la semejanza de estos dos momentos: oscuro y negativo, claro y positivo. No estás pidiendo solo momentos felices, no estás pidiendo nada de nada. Simplemente celebras lo que la existencia te trae. Sea cual sea el regalo -una noche oscura o una alegre mañana, lágrimas o sonrisas-, eso no importa. Tu agradecimiento sigue siendo el mismo.

Es algo difícil de entender... Cuando las cosas van bien, es muy fácil estar agradecido. Pero el verdadero agradecimiento surge cuando las cosas no van bien, y es la prueba de fuego de tu gratitud.

La belleza de la gratitud cuando no hay nada que agradecer es sencillamente un inmenso milagro, es mágico, es un momento de enorme transformación. Hay que ser muy inteligente. Espero que lo demuestres. Confío en que todo el mundo tenga inteligencia para entender los misterios más profundos de la vida.

Cuando tu corazón está lleno de gratitud, cualquier puerta que aparece cerrada puede ser una apertura para una bendición aún mayor.

ŌTAGAKI RENGETSU

Ōtagaki Rengetsu alcanzo la esencia del agradecimiento.

Muy pocas mujeres han alcanzado lo esencial del Zen y Ōtagaki Rengetsu es una de esas raras mujeres. Ella estaba en un peregrinaje y llegó a un pueblo al atardecer. Pidió alojamiento por la noche, pero los pobladores le cerraron sus puertas en la cara. Debe haber habido budistas tradicionales en este pueblo y ellos no permitieron que esta mujer Zen se quedara allí. La arrojaron fuera del pueblo.

Era una noche fría y la anciana estaba sin alojamiento y con hambre. Tuvo que hacer que un cerezo de los campos le sirviera de abrigo. Hacía realmente mucho frío no podía dormir bien. Y también era peligroso por los animales salvajes y otras cosas.

A medianoche Ōtagaki Rengetsu despertó con mucho frío y vio en el cielo nocturno de primavera los capullos totalmente abiertos del cerezo, riéndose de la brumosa luna. Fascinada por esta belleza, se levantó e hizo una reverencia en dirección al pueblo. Por su bondad al no darme alojamiento, me hallé debajo de estos capullos en la noche de esta luna brumosa.

Con inmensa gratitud agradeció a aquellas personas que le negaron alojamiento. De otro modo ella hubiera estado durmiendo debajo de un techo común y corriente y se hubiera perdido esa bendición esos capullos del cerezo y esos murmullos con la luna brumosa y ese silencio de la noche, ese absoluto silencio de la noche.

No estaba enojada, lo aceptaba. No solo lo aceptaba, sino que le daba la bienvenida. Se sentía agradecida.

La vida es inmensa, y en cada momento llega con mil y un regalos para ti. Pero te hallas tan comprometido, preocupado, con tu mente anhelante, estás tan lleno de tus pensamientos, que rechazas todos estos presentes. Dios llega, tú sigues rechazando.

Un hombre se convierte en un Buda en el momento en que acepta todo lo que le trae la vida con gratitud.