¿Como cambiar?
La mente proyecta una idea, se aferra a ella, sin duda, eso no es cambiar, no es transformación ni revolución, porque sigue en la mente y el tiempo.
JIDDU KRISHNAMURTI
¿CÓMO CAMBIAR?
No puede producirse un cambio fundamental si la mente se ciñe a un patrón.
¿Se da cuenta de cómo es? ¿Alguna vez ha tomado consciencia de sí mismo de manera autocrítica? ¿Ha experimentado, comprendido su propia ira, sus celos, su envidia, ambición, odio, etc.? Ahora bien, ¿qué le hará cambiar? Vamos a empezar con eso. ¿Cómo cambiará? ¿Qué le hará cambiar? ¿Cambiará porque eso le ayuda? ¿Cambiará por placer? ¿Cambiará por miedo o porque cree que cambiando será mejor persona? ¿O porque si se adapta conseguirá más dinero, será más respetado, etc.? ¿Es esa la manera de cambiar si es que ha cambiado en absoluto? ¿Ha cambiado en algo? Por favor, hágase estas preguntas, no espere que sea yo quien le pregunte, debe hacerse estas preguntas. ¿Ha cambiado en algo? De ser así, ¿qué le ha hecho cambiar?
Eso no es cambiar
Para la mayoría, el cambio consiste en la continuación de nosotros mismos con modificaciones. Si no nos satisface un patrón concreto de ideas, rituales, condicionamiento, lo dejamos a un lado y retomamos el mismo patrón en otro contexto, un aspecto diferente, un color diferente, diferentes rituales y palabras. Cambiamos el latín por el sánscrito, o cualquier otra lengua, pero sigue siendo el viejo patrón que se repite una y otra vez; y con este patrón creemos que nos movemos, que cambiamos. Debido a que estamos insatisfechos con lo que somos vamos de maestro en maestro. Cuando vemos nuestra confusión interna, las guerras constantes, el aumento de la destrucción, la devastación y desdicha, entonces buscamos cierto remanso de paz; y si encontramos un refugio que nos brinde una sensación de seguridad, de permanencia, nos conformamos. Por tanto, cuando la mente proyecta una idea, se aferra a ella y se esfuerza, sin duda, eso no es cambiar, no es transformación ni revolución, porque sigue estando en el campo de la mente, del tiempo. Para eliminar todo esto debemos ser conscientes de lo que hacemos, darnos cuenta de ello.
No quiere cambiar si cambiar supone un peligro, como perder su trabajo o su esposa. Puede que pregunte: ¿Por qué es necesario cambiar?. Si no cambia, está muerto, es obvio. La vida significa movimiento y no estancamiento. Si niega la vida está muerto, vida y cambio son sinónimos. Usted cambia, su cuerpo cambia, envejece, sus sentidos cambian. Pero internamente, no quiere cambiar porque ha encontrado una creencia, una idea, una superstición, una conclusión o una experiencia; no quiere moverse de ahí porque es agradable, le beneficia. Si hay dolor, en cambio, entonces quiere cambiar, apartar ese dolor.
Es urgente que cambiemos
Hemos vivido muchas guerras, destrucción, violencia, terror, desdicha... y, si no se produce un cambio radical, seguiremos en el mismo viejo camino. Para cambiar radicalmente –y no solo aceptar un nuevo conjunto de eslóganes o consagrarnos al Estado o a la Iglesia, para comprender de verdad la revolución fundamental y necesaria con la idea de poner fin a toda esa desdicha– es esencial descubrir si existe una acción que no sea egocéntrica. Es evidente que la acción siempre será egocéntrica mientras no experimentemos verdaderamente por nosotros mismos el hecho de que solo existe el pensamiento y no el pensador. Una vez lo experimenten, verán cómo el esfuerzo adquiere un significado muy diferente.
Actualmente nos esforzamos para conseguir un resultado para llegar a ser, para convertirnos en algo. Si estoy enfadado, si soy ambicioso o cruel, me esfuerzo para no serlo. Pero ese esfuerzo es egocéntrico, porque todavía quiero ser algo, aunque quizá de forma negativa. Todavía hay ambición, o sea, violencia.
Así que, si tengo que cambiar radicalmente sin ese motivo egocéntrico, debo explorar en profundidad la cuestión del cambio. Esto quiere decir que tengo que pensar de forma diferente por completo, lejos del colectivo, del ideal, de la costumbre, de la disciplina, de la práctica, etcétera. Tengo que investigar quién es el pensador y qué es el pensamiento, y descubrir si el pensamiento es diferente del pensador. Aunque el pensamiento se haya separado a sí mismo y haya establecido al pensador aparte, este sigue siendo parte del pensamiento. Y, mientras el pensamiento sea violento, el mero control del pensamiento por parte del pensador no tiene ningún valor. Así que la pregunta es: ¿puede la mente darse cuenta de que es violenta, sin dividirse a sí misma, sin tratar de deshacerse de la violencia?
En realidad, este no es un problema muy complejo. Si ustedes y yo, que lo estamos debatiendo, pudiéramos examinarlo cuidadosamente como individuos, veríamos cuán extraordinariamente sencillo es. Quizá se nos escapa su significado, porque creemos que es muy complejo. No lo es. El hecho simple es que no existe un experimentador sin una experiencia; el experimentador es la experiencia, no están separados. Pero mientras el experimentador se separe y demande más experiencia, mientras quiera cambiar esto por aquello, no podrá haber ninguna transformación fundamental.
Así que el cambio radical que necesitamos solo es posible cuando no hay ideales. Los ideales no son más que reformas, y una mente que solo se está reformando no puede cambiar radicalmente.
No puede producirse un cambio fundamental si la mente recurre a la disciplina o se ciñe a un patrón, tanto si este patrón es el de la sociedad, el de un maestro, como si lo establece el propio pensamiento.