La iluminación espiritual

Solo por hoy

REFLEXIONES DÍA A DÍA

Motivaciones diarias antes de leer a Eckhart Tolle

  • Solo por hoy: Seré feliz, reflejaré mi dicha y mi aceptación frente a cada obstáculo que viva.
  • Sólo por hoy: Aceptaré a los demás, viendo en sus flaquezas la posibilidad para un cambio productivo.
  • Sólo por hoy: Trabajaré con más entusiasmo para crecer en mi campo.
  • Sólo por hoy: Aportaré grandes ideas para mejorar la calidad laboral.
  • Sólo por hoy: Sonreiré a cada instante, sintiendo la alegría de vivir.
  • Sólo por hoy: Entregaré mis mejores abrazos, besaré con más pasión, cantaré con mucho sentimiento.
  • Sólo por hoy: Pisaré con más seguridad, saludaré con más entusiasmo.
  • Sólo por hoy: Compartiré con mis compañeros, la dulce sensación que produce la felicidad.
  • Sólo por hoy: Abriré las puertas a todo cambio positivo que necesito para mi vida.
  • Sólo por hoy: Viviré con entusiasmo, apoyaré al desvalido, le transmitiré toda mi energía. Elevaré mi autoestima.
  • Sólo por hoy: Sentiré el gran valor de mi presencia en el mundo.
  • Sólo por hoy: Llamaré a mis amigos y les diré cuánto los necesito, los respeto, los admiro y los quiero.
  • Sólo por hoy: Daré prioridad a mi hogar, daré gracias a mi familia.
  • Sólo por hoy: Daré prioridad a mi hogar por esperarme cada día.
  • Sólo por hoy: Daré prioridad a mi hogar por hacerme sentir el calor de hogar.
  • Sólo por hoy: Le daré la bienvenida a cada día que comienzo.
  • Sólo por hoy: Me dedicaré a ser feliz cada minuto, cada segundo de mis días.
  • Sólo por hoy: Le diré a Dios cuán afortunado soy.
  • Sólo por hoy: Agradeceré por percibir e irradiar felicidad, valor, respeto, lealtad, honestidad.
  • Sólo por hoy: Agradeceré por permitirme percibir e irradiar humildad, devoción, y sabiduría.
  • Sólo por hoy: Me dejaré sumergir en el pozo infinito del amor.

PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA

El siguiente texto es un fragmento del libro de Eckhart Tolle

El ser no solo es trascendente; también impregna profundamente cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.

Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.

La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de sensación-realización.

La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.

La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.

El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.

La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el otro estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.

Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.

La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento solo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.

Empiezas a despertar.