Los septenios del ser humano
Cambiamos cada siete años: un ciclo se completa. Y todos los grandes cambios ocurren entre el final de un ciclo y el comienzo del siguiente ciclo.
OSHO
LOS CICLOS DE 7 AÑOS
Te he oído mencionar los ciclos de siete años en la vida de un ser humano.
¿Cuál es el significado de estos ciclos?
De hecho, hay un ciclo de siete años en toda vida. Cambiamos cada siete años: un ciclo se completa. Y todos los grandes cambios ocurren entre el final de un ciclo y el comienzo del siguiente ciclo. Primero, a la edad de siete años el niño deja ya de ser un niño pequeño; comienza un mundo totalmente diferente. Hasta entonces era inocente. Ahora comienza a aprender las artimañas del mundo, la astucia, todas las decepciones, los juegos; comienza a aprender a fingir, comienza a llevar máscaras. La primera capa de falsedad comienza a rodearle.
A la edad de catorce, el sexo, que nunca había sido un problema hasta entonces, aflora súbitamente en su ser... y su mundo cambia, ¡cambia completamente! Por primera vez empieza a interesarse por el otro sexo... Emerge una visión totalmente nueva y él comienza a soñar y a fantasear. Y así prosigue... A la edad de veintiuno, nuevamente: ahora son los juegos de poder, los juegos del ego, la ambición; ahora está dispuesto a entrar en algún juego de poder, a conseguir más dinero, a hacerse más famoso, a esto y a lo otro. Eso son los veintiún años. Nuevamente se ha completado un ciclo.
A los veintiocho, nuevamente: se asienta, comienza a pensar en la seguridad, en el confort, en el saldo bancario. Por eso tienen razón los hippies cuando dicen: No confíes en nadie de más de treinta años. De hecho, deberían decir veintiocho, porque es entonces cuando una persona se vuelve formal.
A la edad de treinta y cinco nuevamente comienza a ocurrir un cambio, porque a los treinta y cinco uno está casi en la cumbre de la vida. Si un hombre va a morirse a los setenta, que es lo normal, entonces los treinta y cinco parecen ser la cumbre. El ciclo mayor ha llegado a mitad de camino y el hombre empieza a pensar en la muerte, comienza a tener miedo. El temor aflora. Esta es la edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos, en la que sube la tensión sanguínea y ocurren las úlceras, los ataques al corazón y todo tipo de cosas... debido al miedo. El miedo crea todas estas cosas: el cáncer, la tuberculosis... Un hombre se hace propenso a todo tipo de accidentes porque el temor ha entrado en su ser. Ahora la muerte parece acercarse: él dio el primer paso hacia la muerte el día que sobrepasó los treinta y cinco.
A la edad de cuarenta y dos una persona comienza a ser espiritual. Ahora la muerte no es algo meramente intelectual; él está más y más alerta ante ella y quiere hacer algo, realmente hacer algo, porque si espera más será demasiado tarde... A los cuarenta y dos años una persona necesita la espiritualidad, al igual que a los catorce necesitó una mujer o ella necesitó un hombre con quien relacionarse; la relación sexual era necesaria. Exactamente lo mismo ocurre a los cuarenta y dos: ahora se necesita una relación espiritual. Uno necesita un Dios, un maestro, algo a lo que rendirse, algún lugar adonde ir y descargarse.
A la edad de cuarenta y nueve una persona se asienta al respecto de la espiritualidad. La búsqueda ha concluido y la persona se asienta. A la edad de cincuenta y seis, si las cosas van naturalmente y la persona sigue su propio ritmo, comenzará a obtener nuevos vislumbres de lo divino. A la edad de sesenta y tres, si todo va de modo natural, tendrá su primer satori. Y si esto ocurre a la edad de sesenta y tres, si ha tenido su primer satori, morirá de una hermosa muerte a la edad de setenta.
Entonces la muerte no será una muerte:
Será una puerta a lo divino, será un encuentro con el amado.